/ miércoles 15 de mayo de 2019

La 4T. De acto de fe, a uno de magia

Comentábamos que: “La Cuarta Transformación es sobre todo un acto de fe (porque). No se sostiene en datos duros, sino en el carisma de su líder; no en un proyecto sino en la confianza irracional en un salvador”.

Ahora que, si desde que el equipo de Hacienda elaboraba el proyecto de presupuesto para el 2019, Gerardo Esquivel decía una y otra vez “no cuadra”, gasto con recursos disponibles, menos ahora que han aumentado las promesas de la inacabable campaña electoral.

Así se explica el porqué del despido de funcionarios y empleados en las distintas dependencias federales, el recorte y control de salarios y prestaciones sociales, el no ejercicio del presupuesto aprobado; pero como consecuencias, la paralización de la economía, la no inversión pública y privada; nacional y extranjera, la amenaza de una recesión.

Todo con el fin de ahorrar e invertirlo en Pemex cuando es sabido que los verdaderos problemas de la empresa, más que la deuda, son el exceso de personal, altos salarios y prestaciones que consumen cualquier recurso que se le invierta, incluidas las ganancias que logra obtener.

A los que se debería agregar las “decisiones temperamentales” e ideológicas del presidente, en ocasiones derivadas del desconocimiento. Como la reacción ante la negativa de las cuatro compañías extranjeras invitadas a presentar su propuesta para la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, al optar para que sea Pemex y la Secretaría de Energía las encargadas de realizar la obra.

Inconcebible no tomar en cuenta que la negativa de las empresas parte de que la obra no se puede realizar en tiempo, presupuesto y lugar fijados en la convocatoria; y lo peor, otorgársela a Pemex y la Secretaría de Energía, que no cuentan ni con la capacidad financiera, el conocimiento técnico y el personal especializado para ello.

“¡Por si las moscas!”, el presidente firmó un acuerdo con tres bancarias para ampliar un fondo revolvente a ocho mil millones de dólares que esté disponible para la empresa productiva del Estado.

No es deuda, aclara. “Este convenio ya existía, aunque con la nueva firma se amplía de tres a cinco años”; además, la tasa de interés será menor y el menor monto, el cual –enfatizó-, utilizarán conforme a las circunstancias “por si las moscas”.


Comentábamos que: “La Cuarta Transformación es sobre todo un acto de fe (porque). No se sostiene en datos duros, sino en el carisma de su líder; no en un proyecto sino en la confianza irracional en un salvador”.

Ahora que, si desde que el equipo de Hacienda elaboraba el proyecto de presupuesto para el 2019, Gerardo Esquivel decía una y otra vez “no cuadra”, gasto con recursos disponibles, menos ahora que han aumentado las promesas de la inacabable campaña electoral.

Así se explica el porqué del despido de funcionarios y empleados en las distintas dependencias federales, el recorte y control de salarios y prestaciones sociales, el no ejercicio del presupuesto aprobado; pero como consecuencias, la paralización de la economía, la no inversión pública y privada; nacional y extranjera, la amenaza de una recesión.

Todo con el fin de ahorrar e invertirlo en Pemex cuando es sabido que los verdaderos problemas de la empresa, más que la deuda, son el exceso de personal, altos salarios y prestaciones que consumen cualquier recurso que se le invierta, incluidas las ganancias que logra obtener.

A los que se debería agregar las “decisiones temperamentales” e ideológicas del presidente, en ocasiones derivadas del desconocimiento. Como la reacción ante la negativa de las cuatro compañías extranjeras invitadas a presentar su propuesta para la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, al optar para que sea Pemex y la Secretaría de Energía las encargadas de realizar la obra.

Inconcebible no tomar en cuenta que la negativa de las empresas parte de que la obra no se puede realizar en tiempo, presupuesto y lugar fijados en la convocatoria; y lo peor, otorgársela a Pemex y la Secretaría de Energía, que no cuentan ni con la capacidad financiera, el conocimiento técnico y el personal especializado para ello.

“¡Por si las moscas!”, el presidente firmó un acuerdo con tres bancarias para ampliar un fondo revolvente a ocho mil millones de dólares que esté disponible para la empresa productiva del Estado.

No es deuda, aclara. “Este convenio ya existía, aunque con la nueva firma se amplía de tres a cinco años”; además, la tasa de interés será menor y el menor monto, el cual –enfatizó-, utilizarán conforme a las circunstancias “por si las moscas”.


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