/ martes 19 de octubre de 2021

La “adicción” por las guerras 

Pareciera que en la actualidad existe una verdadera adicción de los países, las regiones, los grupos y los individuos a las peleas. Constantemente vemos que cualquier pretexto es suficiente para el enfrentamiento. Un estudio reciente muestra que el comportamiento bélico era poco común entre las “sociedades” nómadas primitivas. Los incidentes de agresión eran entre individuos (uno a uno) y sucedían por diferencias personales. Muy pocos conflictos eran entre grupos. Las guerras aparecieron después cuando se desarrollaron los esquemas de “jerarquías” complejas, como la piramidal.

Sin embargo, otros estudios nos dicen que la agresividad es un instinto de los humanos, y se decía que la guerra es parte inherente a la vida y así, la tarea de un Estado es mantener el orden dentro de una sociedad dando salida a los brotes de la agresividad y energía acumulada en forma de conflictos armados con un enemigo externo.

Otro enfoque es la disputa como explicaciones dentro de una teoría económica en un intento de apoderarse de los mercados y recursos naturales de otros países, de otras regiones, de otras regiones, de otras personas.

También, las guerras y los enfrentamientos como una forma de distraer a los ciudadanos de los verdaderos problemas es un modo de redirigir la ira de la nación y distraer a la gente de los problemas internos que tiene, como, por ejemplo, una crisis económica. En esos momentos suelen llegar al poder personalidades con una voluntad firme y ambiciones enormes, ya que el pueblo suele considerarlos como personajes capaces de resolver sus problemas.

Pudiéramos ver el punto de vista de que la juventud está predominando y muchos de los enfrentamientos surgen, en primer lugar, en los países donde hay muchos jóvenes. Se estima que el mayor riesgo surge cuando los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad son predominantes de un país y no tienen trabajo o tienen un salario muy bajo. Y se incrementa con la inclusión de la mujer en los problemas de las comunidades.

El otro lado de la moneda es la cooperación, el apoyo , el trabajo coordinado. Por un momento imaginemos a los diferentes grupos de una comunidad trabajando juntos en los proyectos de impacto respecto a los grandes problemas de la humanidad, la pobreza, la salud, la educación, etc.

Esta “adicción” a las guerras, a las peleas , a los enfrentamientos, nos han hecho parte de generaciones incapaces de avanzar juntos hacia una evolución del hombre, hacia una transformación de las comunidades con visiones de una mejor calidad de vida.

Actualmente vemos cómo día a día hay enfrentamientos o provocaciones de conflictos que inhiben el desarrollo y la ejecución de muchos proyectos para las comunidades.

A niveles estatales o municipales, en la mayoría de los discursos, siempre hay palabras de división, de enfrentamiento, por causas diversas. Qué tal si los discursos y las acciones son de unión, de acercamiento, de alineación e inclusión de los diferentes grupos de la sociedad. Aunque traigamos , históricamente, deseos o comportamientos de enfrentamiento, cambiemos nuestro paradigma bélico y “evolucionemos” a una nueva sociedad con pensamiento de sinergia, de apoyo, de cooperación, como en las sociedades nómadas primitivas del inicio de la humanidad, ¡qué tiempos aquellos!

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua



Pareciera que en la actualidad existe una verdadera adicción de los países, las regiones, los grupos y los individuos a las peleas. Constantemente vemos que cualquier pretexto es suficiente para el enfrentamiento. Un estudio reciente muestra que el comportamiento bélico era poco común entre las “sociedades” nómadas primitivas. Los incidentes de agresión eran entre individuos (uno a uno) y sucedían por diferencias personales. Muy pocos conflictos eran entre grupos. Las guerras aparecieron después cuando se desarrollaron los esquemas de “jerarquías” complejas, como la piramidal.

Sin embargo, otros estudios nos dicen que la agresividad es un instinto de los humanos, y se decía que la guerra es parte inherente a la vida y así, la tarea de un Estado es mantener el orden dentro de una sociedad dando salida a los brotes de la agresividad y energía acumulada en forma de conflictos armados con un enemigo externo.

Otro enfoque es la disputa como explicaciones dentro de una teoría económica en un intento de apoderarse de los mercados y recursos naturales de otros países, de otras regiones, de otras regiones, de otras personas.

También, las guerras y los enfrentamientos como una forma de distraer a los ciudadanos de los verdaderos problemas es un modo de redirigir la ira de la nación y distraer a la gente de los problemas internos que tiene, como, por ejemplo, una crisis económica. En esos momentos suelen llegar al poder personalidades con una voluntad firme y ambiciones enormes, ya que el pueblo suele considerarlos como personajes capaces de resolver sus problemas.

Pudiéramos ver el punto de vista de que la juventud está predominando y muchos de los enfrentamientos surgen, en primer lugar, en los países donde hay muchos jóvenes. Se estima que el mayor riesgo surge cuando los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad son predominantes de un país y no tienen trabajo o tienen un salario muy bajo. Y se incrementa con la inclusión de la mujer en los problemas de las comunidades.

El otro lado de la moneda es la cooperación, el apoyo , el trabajo coordinado. Por un momento imaginemos a los diferentes grupos de una comunidad trabajando juntos en los proyectos de impacto respecto a los grandes problemas de la humanidad, la pobreza, la salud, la educación, etc.

Esta “adicción” a las guerras, a las peleas , a los enfrentamientos, nos han hecho parte de generaciones incapaces de avanzar juntos hacia una evolución del hombre, hacia una transformación de las comunidades con visiones de una mejor calidad de vida.

Actualmente vemos cómo día a día hay enfrentamientos o provocaciones de conflictos que inhiben el desarrollo y la ejecución de muchos proyectos para las comunidades.

A niveles estatales o municipales, en la mayoría de los discursos, siempre hay palabras de división, de enfrentamiento, por causas diversas. Qué tal si los discursos y las acciones son de unión, de acercamiento, de alineación e inclusión de los diferentes grupos de la sociedad. Aunque traigamos , históricamente, deseos o comportamientos de enfrentamiento, cambiemos nuestro paradigma bélico y “evolucionemos” a una nueva sociedad con pensamiento de sinergia, de apoyo, de cooperación, como en las sociedades nómadas primitivas del inicio de la humanidad, ¡qué tiempos aquellos!

email: antonio.rios@tec.mx, miembro de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua