La admiración de la gobernadora por el ex presidente panista Felipe Calderón es tal, que incluso ya es dañina, como lo son todos los excesos. La gobernadora está llegando a la imitación y está haciendo de Chihuahua lo que aquel hizo con el país en términos de seguridad. El panismo siendo el panismo. Sin embargo, más allá de filias y fobias, el daño al erario público y más grave aún, a la seguridad de las y los chihuahuenses, debe ser atendida.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, informó que el estado de Chihuahua ocupa el tercer lugar nacional en la comisión de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes, con un total de 211 eventos delictivos en el periodo comprendido entre diciembre del 2018 y septiembre del 2022.
En ese mismo sentido, el estado ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en el total de homicidios dolosos cometidos de diciembre del 2018 a septiembre del 2022, con un total de 7 mil 912 asesinatos, según reportó la dependencia estatal.
Los números no mienten y la conclusión es clara para quien tenga la honestidad de ver los resultados: la estrategia de seguridad ha fallado estrepitosamente en el estado. Y esto va más allá de los eventos que han acontecido por ejemplo en Juaréz, como el jueves negro que inició con un motín que desbordó la violencia dentro del penal hacia las calles de la ciudad, ese día 11 personas fueron asesinadas; y, el más reciente, el 1º de enero hombres armados llegaron al penal en autos blindados con la intención de apoyar en la fuga de reos. Tras horas de violencia, el resultado del motín fue de 17 personas asesinadas, 7 internos y 10 oficiales, 13 personas heridas y 27 reos fugados.
Todo eso abona a tener una mala percepción sumando a esa inseguridad que se respira en las calles y que es real, que no conoce de partidos y que padece la gente de a pie, es que va a trabajar o a estudiar, que es gente de bien, y que quiere y pide a gritos “algo” que sí funcione.
Y qué es lo que ha tenido como respuesta: la Plataforma Centinela, de la que se sabe cada vez menos y lo poco que se sabe son malas noticias. Acompaña esta mentada Plataforma, otra mentada Torre, la cual en su momento se “vendió” como un centro de operaciones, ubicado “estratégicamente” en Ciudad Juárez, porque ahí era donde más se requería y porque eso y no menos, merecían las y los juarenses. Catorce meses después de que la obra tendría que estar concluida, apenas can dos niveles y en entrevista, la gobernadora ha dicho que se volverá a hacer…si, así como lo leyó, se negó a dar mayores explicaciones y ella misma devaluó el otrora centro de operaciones, a una cosa ahí de “ladrillos y cemento” que realmente, dijo ella, no era para tanto, porque lo bueno bueno, era la Plataforma.
¡Válgame! Haberlo dicho desde el inicio y le hubiera ahorrado al erario público, o sea, a las bolsas de las y los chihuahuenses. Y es que, perdón, pero estamos hablando de 4 mil 200 millones de pesos de acuerdo a los cálculos del Secretario de Hacienda del estado, recursos nada despreciables que pudieron haber sido destinados a la policía municipal y estatal, pero no, se fueron al ahora bodrio de cemento y ladrillos.
Y regreso a mi inicio, la admiración ciega a Calderón por parte de la gobernadora la ha llevado a competirle a la súper barda de la refinería fantasma que iba a hacer aquel personaje. Las obras de relumbrón de los panistas nunca terminan bien, ya son expertos en esto, pero parece que les gusta competir entre ellos a ver quien se gasta más y hace menos.