/ jueves 22 de agosto de 2019

La biblioteca de Morelos

De acuerdo al compilador Carlos Herrejón Peredo, el talento del insurgente José María Morelos y Pavón fue un enigma para sus enemigos. Era claro que no era sólo cuestión de naturaleza o inteligencia, pues su obra administrativa en la insurgencia probaba una tradición escrita, en especial, de ideas subversivas. No extraña que en manos de la Inquisición, le preguntaran: “¿Qué libros ha leído?” y “¿Qué maestros le enseñaron… filosofía y moral?”. En respuesta “dijo que los libros que ha leído… han sido Concisos, Gazetas; y antes leyó el Grosin, Echarri, Benjumea, Montenegro y otros de los que no se acuerda…”.

Por Concisos, se entiende el periódico español afrancesado El Conciso, publicado en Cádiz, en 1810. Otros impresiones de la insurgencia son el Ilustrador Nacional o el Semanario Patriótico, y la Constitución de Cádiz. Esta última influiría en la Constitución de Apatzingán y en Los Sentimientos de la Nación. Las Gazetas, incluyen la Gazeta del Gobierno de México, órgano oficial del enemigo. De Francisco Santos y Grosin, corrector del texto del dominico Francisco Lárraga, llamado Prontuario de la Teología Moral, le interesaría al Morelos insurgente el tema del homicidio.

Ahí, se justifica éste en los casos de agresión, la sentencia de malhechores y la guerra justa. En lo que toca a Francisco Echarri, autor de Directorio Moral, e Instrucción y Examen de Ordenados, resaltan las obligaciones sacerdotales, como con Blas de Benjumea, con su tratado De Matrimonio. Morelos justificaría la doctrina de la lícita insurrección (según la teología de Carlos Billuart) por la opresión que padecía la Nueva España. Su interés por los indios se ve en la obra Itinerario para Párrocos de Indios, de Alonso de la Peña Montenegro.

Morelos fue brillante en su sentido crítico y desarrolló su persuasión con Cicerón, Ovidio, Virgilio, Quinto Curcio (las hazañas de Alejandro Magno), etc. Pero hubo más textos, del incipiente racionalismo cartesiano a la gramática japonesa, con los 90 libros de su inventario personal. Y claro, su ingenio militar no fue empírico, pues conoció a Federico de Prusia, con sus Instrucciones Militares.

agusperezr@hotmail.com

De acuerdo al compilador Carlos Herrejón Peredo, el talento del insurgente José María Morelos y Pavón fue un enigma para sus enemigos. Era claro que no era sólo cuestión de naturaleza o inteligencia, pues su obra administrativa en la insurgencia probaba una tradición escrita, en especial, de ideas subversivas. No extraña que en manos de la Inquisición, le preguntaran: “¿Qué libros ha leído?” y “¿Qué maestros le enseñaron… filosofía y moral?”. En respuesta “dijo que los libros que ha leído… han sido Concisos, Gazetas; y antes leyó el Grosin, Echarri, Benjumea, Montenegro y otros de los que no se acuerda…”.

Por Concisos, se entiende el periódico español afrancesado El Conciso, publicado en Cádiz, en 1810. Otros impresiones de la insurgencia son el Ilustrador Nacional o el Semanario Patriótico, y la Constitución de Cádiz. Esta última influiría en la Constitución de Apatzingán y en Los Sentimientos de la Nación. Las Gazetas, incluyen la Gazeta del Gobierno de México, órgano oficial del enemigo. De Francisco Santos y Grosin, corrector del texto del dominico Francisco Lárraga, llamado Prontuario de la Teología Moral, le interesaría al Morelos insurgente el tema del homicidio.

Ahí, se justifica éste en los casos de agresión, la sentencia de malhechores y la guerra justa. En lo que toca a Francisco Echarri, autor de Directorio Moral, e Instrucción y Examen de Ordenados, resaltan las obligaciones sacerdotales, como con Blas de Benjumea, con su tratado De Matrimonio. Morelos justificaría la doctrina de la lícita insurrección (según la teología de Carlos Billuart) por la opresión que padecía la Nueva España. Su interés por los indios se ve en la obra Itinerario para Párrocos de Indios, de Alonso de la Peña Montenegro.

Morelos fue brillante en su sentido crítico y desarrolló su persuasión con Cicerón, Ovidio, Virgilio, Quinto Curcio (las hazañas de Alejandro Magno), etc. Pero hubo más textos, del incipiente racionalismo cartesiano a la gramática japonesa, con los 90 libros de su inventario personal. Y claro, su ingenio militar no fue empírico, pues conoció a Federico de Prusia, con sus Instrucciones Militares.

agusperezr@hotmail.com