/ jueves 28 de enero de 2021

La Boquilla de la discordia…. Qué hacer!!!

“El que no vive para producir no produce para vivir” Anónimo.

En días pasados un grupo de dipufederales de cepa morenista urgieron al presidente se vuelvan a abrir las presas de Chihuahua para abastecer 500 mil metros M3 de agua para Tamaulipas, que progresivamente amplía su frontera agrícola, independientemente que el fatigado Conchos debe cubrir el 54.1% anualmente al Tratado Internacional de Aguas de 1944 con los anglosajones, que hoy sólo alberga 889 MM3.

El escabroso tema se convierte aún más peligroso que el 2020, por ser un “caliente” periodo electoral que desde la Casa Barttlet en alianza con el candidato al gobierno de Chihuahua por Morena, Juan Carlos Loera, harán lo imposible por arrastrar hasta la última gota a Tamaulipas, arruinando a los agricultores del sur de su estado, que ven como único sustento el agua lograda tras limitados escurrimientos de nuestra desértica orografía; como si la pandemia no hubiera hecho demasiados estragos. Dar agua a Tamaulipas, el mayor productor agrícola del país, con trees veces mayor precipitación pluvial que Chihuahua (véase página de Conagua), que incluye históricamente tormentas tropicales, sería inobjetablemente fatal.

En esta tesitura la llegada de Biden a la Oficina Oval viene entre otras cosas a rescatar el papel que los norteamericanos protagonizaban en el -Acuerdo de París-, que establece un marco global para evitar un cambio climático ante el calentamiento del planeta. Este es precisamente el punto neurálgico en el que debemos fincar las esperanzas de conservar el agua de los chihuahuenses, ante la cerrazón de Obrador por su declaratoria constante de considerar “adversarios” a quienes producen alimentos, crean fuentes de empleo y fortalecen la economía regional.

Por ello frente a la descomunal fuerza de la Guardia Nacional, la sordera de la CNDH y la intransigencia retórica de Conagua, el único recurso viable consistiría en que el Congreso del Estado promueva la implementación de estudios ambientalistas, hídricos, sociológicos, etc. en convocatoria de universidades y centros de investigación de México y del sur de los EEUU (NMSU, UA, TTU, TWEI, UCLA, etc.) para edificar con argumentos técnicos y científicos el agotamiento progresivo de la macrocuenca del Bravo, con 415 mil kilómetros cuadrados, 1.7 veces el estado de Chihuahua y dentro de la cual encontramos la cuenca del Conchos para de esa manera construir acuerdos bilaterales.

Esta sería la batalla ante la Federación como al Tratado de 1944, que se firmó cuando había cuatro veces menos población en esta cuenca y casi el doble de lluvias que en la actualidad. Que es efecto sin duda de las actividades humanas bajo erráticas políticas públicas de conservación del ambiente, que con los años han venido a enfrentar a gobiernos y agricultores. Bajo el principio de que “nadie está obligado a lo imposible”, pocos saben de la demanda del 2014 de El Paso, Tx. a Nuevo México, precisamente por el agua; pero todos conocen las dificultades y el fervor de nuestros agricultores chihuahuenses. Apoyemos al campo.

“El que no vive para producir no produce para vivir” Anónimo.

En días pasados un grupo de dipufederales de cepa morenista urgieron al presidente se vuelvan a abrir las presas de Chihuahua para abastecer 500 mil metros M3 de agua para Tamaulipas, que progresivamente amplía su frontera agrícola, independientemente que el fatigado Conchos debe cubrir el 54.1% anualmente al Tratado Internacional de Aguas de 1944 con los anglosajones, que hoy sólo alberga 889 MM3.

El escabroso tema se convierte aún más peligroso que el 2020, por ser un “caliente” periodo electoral que desde la Casa Barttlet en alianza con el candidato al gobierno de Chihuahua por Morena, Juan Carlos Loera, harán lo imposible por arrastrar hasta la última gota a Tamaulipas, arruinando a los agricultores del sur de su estado, que ven como único sustento el agua lograda tras limitados escurrimientos de nuestra desértica orografía; como si la pandemia no hubiera hecho demasiados estragos. Dar agua a Tamaulipas, el mayor productor agrícola del país, con trees veces mayor precipitación pluvial que Chihuahua (véase página de Conagua), que incluye históricamente tormentas tropicales, sería inobjetablemente fatal.

En esta tesitura la llegada de Biden a la Oficina Oval viene entre otras cosas a rescatar el papel que los norteamericanos protagonizaban en el -Acuerdo de París-, que establece un marco global para evitar un cambio climático ante el calentamiento del planeta. Este es precisamente el punto neurálgico en el que debemos fincar las esperanzas de conservar el agua de los chihuahuenses, ante la cerrazón de Obrador por su declaratoria constante de considerar “adversarios” a quienes producen alimentos, crean fuentes de empleo y fortalecen la economía regional.

Por ello frente a la descomunal fuerza de la Guardia Nacional, la sordera de la CNDH y la intransigencia retórica de Conagua, el único recurso viable consistiría en que el Congreso del Estado promueva la implementación de estudios ambientalistas, hídricos, sociológicos, etc. en convocatoria de universidades y centros de investigación de México y del sur de los EEUU (NMSU, UA, TTU, TWEI, UCLA, etc.) para edificar con argumentos técnicos y científicos el agotamiento progresivo de la macrocuenca del Bravo, con 415 mil kilómetros cuadrados, 1.7 veces el estado de Chihuahua y dentro de la cual encontramos la cuenca del Conchos para de esa manera construir acuerdos bilaterales.

Esta sería la batalla ante la Federación como al Tratado de 1944, que se firmó cuando había cuatro veces menos población en esta cuenca y casi el doble de lluvias que en la actualidad. Que es efecto sin duda de las actividades humanas bajo erráticas políticas públicas de conservación del ambiente, que con los años han venido a enfrentar a gobiernos y agricultores. Bajo el principio de que “nadie está obligado a lo imposible”, pocos saben de la demanda del 2014 de El Paso, Tx. a Nuevo México, precisamente por el agua; pero todos conocen las dificultades y el fervor de nuestros agricultores chihuahuenses. Apoyemos al campo.