/ lunes 3 de agosto de 2020

La caída es lo de menos

La pandemia de Covid-19 está ocasionando más estragos en lo económico que en lo sanitario, y no es secreto de nadie que 2020 será un año catastrófico para el desarrollo económico a nivel mundial, sin embargo, no todos los países tendrán el mismo impacto.

Ya se vaticinaba que el segundo trimestre de este año el Producto Interno Bruto (PIB), mexicano iba a tener un gran retroceso, el cual se llegó a pronosticar hasta en un -36%, afortunadamente la caída no fue tan pronunciada, pues hace unos días se dio a conocer la cifra oficial: -18.9% con respecto al mismo periodo 2019.

Siempre que por alguna razón el PIB retrocede de manera colectiva, como en este caso, en los siguientes periodos se observa en efecto rebote. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 1995 (con la “Crisis del Tequila”), México tuvo una recesión del -6.29%, pero para 1996 se obtuvo un crecimiento del 6.77%, recuperando en sólo un año lo retrocedido. Con la “Crisis Subprime” pasó lo mismo, un retroceso de -5.29% en 2009, y una recuperación de 5.12% para 2010.

Ese efecto rebote es precisamente lo que nos preocupa en este momento. Estados Unidos caerá un -6.2% en 2020, pero crecerá 5.0% en 2021; Suiza caerá -2.5% este año, y crecerá 3.3% el próximo; India disminuirá su economía -2.2%, y en 2021 el rebote será de 6.3%. El pronóstico para México es que en 2020 retroceda -9.6%, pero apenas crezca 3.8% en 2021 y 0.9% en 2022.

Aún hay quienes piensan que el retroceso en 2019 de nuestro país de -0.10% fue una situación momentánea, pero analizando los datos del párrafo anterior nos damos cuenta que este sexenio se caracterizará por los malos resultados económicos. El gobierno es el principal consumidor de bienes y servicios en un país, y la actual administración debe entender pronto que cuando gasta dinero (infraestructura, servicios, nóminas) genera derrama económica. Mientras el gobierno federal siga apostando por no apoyar al empresariado ni otorgar incentivos fiscales, mientras sigan ahuyentando las inversiones con la cancelación de obras de manera unilateral, mientras sigan sosteniendo la política de austeridad al grado de no gastar en infraestructura, no podremos esperar tener datos alentadores de crecimiento económico en los próximos años.


La pandemia de Covid-19 está ocasionando más estragos en lo económico que en lo sanitario, y no es secreto de nadie que 2020 será un año catastrófico para el desarrollo económico a nivel mundial, sin embargo, no todos los países tendrán el mismo impacto.

Ya se vaticinaba que el segundo trimestre de este año el Producto Interno Bruto (PIB), mexicano iba a tener un gran retroceso, el cual se llegó a pronosticar hasta en un -36%, afortunadamente la caída no fue tan pronunciada, pues hace unos días se dio a conocer la cifra oficial: -18.9% con respecto al mismo periodo 2019.

Siempre que por alguna razón el PIB retrocede de manera colectiva, como en este caso, en los siguientes periodos se observa en efecto rebote. Por ejemplo, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 1995 (con la “Crisis del Tequila”), México tuvo una recesión del -6.29%, pero para 1996 se obtuvo un crecimiento del 6.77%, recuperando en sólo un año lo retrocedido. Con la “Crisis Subprime” pasó lo mismo, un retroceso de -5.29% en 2009, y una recuperación de 5.12% para 2010.

Ese efecto rebote es precisamente lo que nos preocupa en este momento. Estados Unidos caerá un -6.2% en 2020, pero crecerá 5.0% en 2021; Suiza caerá -2.5% este año, y crecerá 3.3% el próximo; India disminuirá su economía -2.2%, y en 2021 el rebote será de 6.3%. El pronóstico para México es que en 2020 retroceda -9.6%, pero apenas crezca 3.8% en 2021 y 0.9% en 2022.

Aún hay quienes piensan que el retroceso en 2019 de nuestro país de -0.10% fue una situación momentánea, pero analizando los datos del párrafo anterior nos damos cuenta que este sexenio se caracterizará por los malos resultados económicos. El gobierno es el principal consumidor de bienes y servicios en un país, y la actual administración debe entender pronto que cuando gasta dinero (infraestructura, servicios, nóminas) genera derrama económica. Mientras el gobierno federal siga apostando por no apoyar al empresariado ni otorgar incentivos fiscales, mientras sigan ahuyentando las inversiones con la cancelación de obras de manera unilateral, mientras sigan sosteniendo la política de austeridad al grado de no gastar en infraestructura, no podremos esperar tener datos alentadores de crecimiento económico en los próximos años.