/ viernes 15 de marzo de 2019

La caja de Pandora

Todo está cambiando, para que todo siga peor


La verdad es que seguimos con la misma cantaleta en el gobierno, donde el presidente insiste en presentarse como un prócer de la democracia y un paladín contra la corrupción y la impunidad, la verdad es que está cambiando todo para que todo siga peor.

No es solamente la designación el martes de la ministra de la Suprema Corte de Justicia Yazmín Esquivel, por el Senado; la más leal e identificada con el presidente López Obrador, aunque ahora jugó con las tres cartas, con las que eran las tres candidatas, dos cónyuges de prominentes hombres del presidente, aunque indudablemente Esquivel era la preferida, razón por la cual se tuvo que esmerar Ricardo Monreal para sacarla adelante, desde luego con probables cochupos y quién sabe si hasta amenazas.

Pero el miércoles Andrés Manuel López Obrador negó que hubiera conflicto de interés con la elección de Yazmín Esquivel, cuando ésta es esposa de José María Riobóo, principal contratista de López Obrador cuando éste era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y de los más cercanos colaboradores en la Presidencia de la República, pero para que no hubiera duda de su interés en el control del Poder Legislativo, de las otras dos competidoras por la magistratura de la SCJN, Loretta Ortiz, es esposa de José Agustín Ortiz Pinchetti, quien ha apoyado a AMLO desde la primera vez que se postuló para presidente y lideró el equipo que encabezó la defensa legal por el desafuero de López Obrador.

Celia Maya nada más ha validado diferentes elecciones, en lo que parece ser su trabajo dentro de la novel izquierda mexicana, proviene del PRD pero ya con el brinco a Morena, donde hace méritos de sparring político para dentro de poco poder llegar a una titularidad.

Entonces pues, no nos hagamos ilusiones, podremos estar pronto en condiciones de ver y padecer a la administración pública federal más corrupta y torpe de la era modera, una verdadera y caprichosa mafia del poder, no en la que en su tiempo se cansaba de señalar López Obrador, que se apresura en desbaratar la exigua estabilidad que nos habían dejado los gobiernos anteriores, aun con todos sus defectos que, el mismo, ahora presidente, señalaba, viendo la paja en el ojo ajeno y sin querer ver la viga en el propio.

¿Qué irá a pasar cuando al presidente se le acabe el dinero, los recursos que a diario dilapida en limosnas que no van a producir nada y que el país se encuentre en la verdadera ruina, cuando ya no haya comida como en Venezuela, sino poco o mucho petróleo que a nadie le interesará ni como combustible?

¡Sólo Dios!

Todo está cambiando, para que todo siga peor


La verdad es que seguimos con la misma cantaleta en el gobierno, donde el presidente insiste en presentarse como un prócer de la democracia y un paladín contra la corrupción y la impunidad, la verdad es que está cambiando todo para que todo siga peor.

No es solamente la designación el martes de la ministra de la Suprema Corte de Justicia Yazmín Esquivel, por el Senado; la más leal e identificada con el presidente López Obrador, aunque ahora jugó con las tres cartas, con las que eran las tres candidatas, dos cónyuges de prominentes hombres del presidente, aunque indudablemente Esquivel era la preferida, razón por la cual se tuvo que esmerar Ricardo Monreal para sacarla adelante, desde luego con probables cochupos y quién sabe si hasta amenazas.

Pero el miércoles Andrés Manuel López Obrador negó que hubiera conflicto de interés con la elección de Yazmín Esquivel, cuando ésta es esposa de José María Riobóo, principal contratista de López Obrador cuando éste era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal y de los más cercanos colaboradores en la Presidencia de la República, pero para que no hubiera duda de su interés en el control del Poder Legislativo, de las otras dos competidoras por la magistratura de la SCJN, Loretta Ortiz, es esposa de José Agustín Ortiz Pinchetti, quien ha apoyado a AMLO desde la primera vez que se postuló para presidente y lideró el equipo que encabezó la defensa legal por el desafuero de López Obrador.

Celia Maya nada más ha validado diferentes elecciones, en lo que parece ser su trabajo dentro de la novel izquierda mexicana, proviene del PRD pero ya con el brinco a Morena, donde hace méritos de sparring político para dentro de poco poder llegar a una titularidad.

Entonces pues, no nos hagamos ilusiones, podremos estar pronto en condiciones de ver y padecer a la administración pública federal más corrupta y torpe de la era modera, una verdadera y caprichosa mafia del poder, no en la que en su tiempo se cansaba de señalar López Obrador, que se apresura en desbaratar la exigua estabilidad que nos habían dejado los gobiernos anteriores, aun con todos sus defectos que, el mismo, ahora presidente, señalaba, viendo la paja en el ojo ajeno y sin querer ver la viga en el propio.

¿Qué irá a pasar cuando al presidente se le acabe el dinero, los recursos que a diario dilapida en limosnas que no van a producir nada y que el país se encuentre en la verdadera ruina, cuando ya no haya comida como en Venezuela, sino poco o mucho petróleo que a nadie le interesará ni como combustible?

¡Sólo Dios!