/ viernes 3 de junio de 2022

La ceguera

Por: Mario Góngora H.

Quizá muchos de nosotros nos hemos quejado alguna vez de la “falta de oportunidades”, pensando que éstas deben ser otorgadas por el actual gobierno dictatorial, o por la iniciativa privada. La realidad es que las oportunidades no suceden así, ni por ofrecimiento ni por decreto. Nos faltan oculistas para que nos curen la ceguera a los que no las podemos ver, pues éstas pueden encontrarse en todas partes, en todos lados. Éstas pueden ser grandes o pequeñas, pero todas son importantes para el que sabe reconocerlas y apreciarlas.

Sólo el que sufre de pereza o el que ha aprendido a ver al país como un padre protector y benefactor cree que faltan oportunidades. La vida está llena de ellas, así como está llena de ejemplos de personas que han logrado lo que se han propuesto con base en confiar en sí mismas, en trabajar por lo que buscan, en tener tenacidad y entrega. Nunca falta oportunidad para llegar a donde el hombre se ha propuesto llegar. Existen tantas oportunidades, que por su enorme cantidad nos pasan desapercibidas. Pasan frente a nosotros y ni nos damos cuenta.

El verdadero problema que tenemos los hombres de esta época es que no nos faltan pretextos para llegar tarde, para perder las oportunidades que no atendemos, para retrasar nuestro progreso.

Quizá no estamos parados sobre ninguna mina de oro, pero la oportunidad de obtener lo necesario y un poco más la tenemos aquí o en alguna otra parte. El secreto está en saberla reconocer.

Si nos encontramos con una verdadera oportunidad, sin dejar lo seguro por lo eventual, debemos aprovecharla, sobre todo si se trata de hacer algo honradamente. Tan honrado puede ser el rico como el pobre. Y con dinero se pueden hacer innumerables obras buenas.

Sólo faltan oportunidades para el que no las sabe buscar. En realidad, los hombres capaces hacen más oportunidades que las que encuentran.

Oportunidad por definición es “el momento o circunstancia adecuada para realizar o conseguir algo”. Frecuentemente, podemos crear las circunstancias y generar las oportunidades nosotros mismos, sin tener que esperar a que se nos pongan frente a nosotros.

Cuando nos damos cuenta que hemos perdido una oportunidad por nuestra ceguera conformista, debemos inmediatamente convertir el incidente en una lección, para no desaprovechar la que viene inmediatamente después. Cuando se presente, hay que tomarla en el momento, como dice el dicho “bebe de la fuente cuando tenga agua, no cuando tengas sed”, pues las oportunidades son como los taxis en un día de lluvia, nunca se consigue uno cuando más lo necesitamos.


Por: Mario Góngora H.

Quizá muchos de nosotros nos hemos quejado alguna vez de la “falta de oportunidades”, pensando que éstas deben ser otorgadas por el actual gobierno dictatorial, o por la iniciativa privada. La realidad es que las oportunidades no suceden así, ni por ofrecimiento ni por decreto. Nos faltan oculistas para que nos curen la ceguera a los que no las podemos ver, pues éstas pueden encontrarse en todas partes, en todos lados. Éstas pueden ser grandes o pequeñas, pero todas son importantes para el que sabe reconocerlas y apreciarlas.

Sólo el que sufre de pereza o el que ha aprendido a ver al país como un padre protector y benefactor cree que faltan oportunidades. La vida está llena de ellas, así como está llena de ejemplos de personas que han logrado lo que se han propuesto con base en confiar en sí mismas, en trabajar por lo que buscan, en tener tenacidad y entrega. Nunca falta oportunidad para llegar a donde el hombre se ha propuesto llegar. Existen tantas oportunidades, que por su enorme cantidad nos pasan desapercibidas. Pasan frente a nosotros y ni nos damos cuenta.

El verdadero problema que tenemos los hombres de esta época es que no nos faltan pretextos para llegar tarde, para perder las oportunidades que no atendemos, para retrasar nuestro progreso.

Quizá no estamos parados sobre ninguna mina de oro, pero la oportunidad de obtener lo necesario y un poco más la tenemos aquí o en alguna otra parte. El secreto está en saberla reconocer.

Si nos encontramos con una verdadera oportunidad, sin dejar lo seguro por lo eventual, debemos aprovecharla, sobre todo si se trata de hacer algo honradamente. Tan honrado puede ser el rico como el pobre. Y con dinero se pueden hacer innumerables obras buenas.

Sólo faltan oportunidades para el que no las sabe buscar. En realidad, los hombres capaces hacen más oportunidades que las que encuentran.

Oportunidad por definición es “el momento o circunstancia adecuada para realizar o conseguir algo”. Frecuentemente, podemos crear las circunstancias y generar las oportunidades nosotros mismos, sin tener que esperar a que se nos pongan frente a nosotros.

Cuando nos damos cuenta que hemos perdido una oportunidad por nuestra ceguera conformista, debemos inmediatamente convertir el incidente en una lección, para no desaprovechar la que viene inmediatamente después. Cuando se presente, hay que tomarla en el momento, como dice el dicho “bebe de la fuente cuando tenga agua, no cuando tengas sed”, pues las oportunidades son como los taxis en un día de lluvia, nunca se consigue uno cuando más lo necesitamos.