/ viernes 18 de junio de 2021

La clase media aspiracionista

De acuerdo a la medición de la OCDE, para pertenecer a la clase media una persona debe contar con un sueldo mensual de 20 mil pesos, y con cuatro personas viviendo en casa; según el Inegi, sólo el 42 por ciento de los hogares mexicanos corresponden a la misma, aunque sean muchos más los mexicanos que creen clasificar como clasemedieros, no obstante el Índice de Desarrollo Social evalúa la CDMX, clasifica dentro de la clase media a las personas que cuentan con recursos económicos suficientes para satisfacer las necesidades de salud, educación, alimentos, servicios de agua, drenaje, electricidad y teléfono; también tener acceso a la seguridad social, entre otros satisfactores.

A mediados del siglo pasado, Octavio Paz, nuestro premio Nobel de Literatura en 1990, consideraba que la “clase media era un grupo pequeño, constituido por pequeños comerciantes y las tradicionales profesiones liberales (abogados, médicos, profesores, etc.)”, y que con el desarrollo industrial, comercial y el crecimiento de la administración pública se generó una numerosa clase media, llena de vitalidad.

En esta clase media encuadran comerciantes, profesionistas, intelectuales, burócratas, supervisores, artistas, etc.

Según el Banco Mundial, la clase media creció en un 50% en Latinoamérica entre 2003 y 2009, sin embargo, los malos e incompetentes gobiernos la están adelgazando y han incorporado a millones de sus integrantes en las filas de la pobreza.

Así las cosas, pertenecer a la clase media es un honor, por ser la clase que ha hecho posible los cambios sociales, políticos y culturales de relevancia en los países.

Tras las recientes elecciones y la derrota de Morena en diez delegaciones en su más preciado bastión, el presidente López ha señalado a la clase media como la responsable de tal suceso, acusándola de aliarse con los conservadores, tildándola de hipócrita, criticándola de querer triunfar a toda costa, la calificó de egoísta porque las personas de la clase media cuentan con estudios, licenciaturas, maestrías y doctorados, y porque son aspiracionistas.

Qué equivocado está AMLO, porque es motivo de orgullo pertenecer a la clase media aspiracionista, y se deben compartir y multiplicar las ganas de salir adelante, los deseos de superación para ser mejores, respetuosos con las personas y responsables con nuestro entorno; es verdaderamente gratificante ser parte de la clase media, pertenecer al grupo de las y los mexicanos de la cultura del esfuerzo, quienes día con día trabajan, conscientes de que sólo el trabajo, la preparación y el esfuerzo generan recursos para elevar los niveles de vida a los que todos aspiramos, qué satisfactorio ser parte de los que entienden que no hay otra forma para salir adelante, y que la única manera de combatir la pobreza es a través del trabajo, esfuerzo y sacrificio. Es la clase media la que premia y castiga a los malos gobiernos y que se cuiden éstos, porque somos muchos y no estamos dispuestos a que se nos desaparezca.

De acuerdo a la medición de la OCDE, para pertenecer a la clase media una persona debe contar con un sueldo mensual de 20 mil pesos, y con cuatro personas viviendo en casa; según el Inegi, sólo el 42 por ciento de los hogares mexicanos corresponden a la misma, aunque sean muchos más los mexicanos que creen clasificar como clasemedieros, no obstante el Índice de Desarrollo Social evalúa la CDMX, clasifica dentro de la clase media a las personas que cuentan con recursos económicos suficientes para satisfacer las necesidades de salud, educación, alimentos, servicios de agua, drenaje, electricidad y teléfono; también tener acceso a la seguridad social, entre otros satisfactores.

A mediados del siglo pasado, Octavio Paz, nuestro premio Nobel de Literatura en 1990, consideraba que la “clase media era un grupo pequeño, constituido por pequeños comerciantes y las tradicionales profesiones liberales (abogados, médicos, profesores, etc.)”, y que con el desarrollo industrial, comercial y el crecimiento de la administración pública se generó una numerosa clase media, llena de vitalidad.

En esta clase media encuadran comerciantes, profesionistas, intelectuales, burócratas, supervisores, artistas, etc.

Según el Banco Mundial, la clase media creció en un 50% en Latinoamérica entre 2003 y 2009, sin embargo, los malos e incompetentes gobiernos la están adelgazando y han incorporado a millones de sus integrantes en las filas de la pobreza.

Así las cosas, pertenecer a la clase media es un honor, por ser la clase que ha hecho posible los cambios sociales, políticos y culturales de relevancia en los países.

Tras las recientes elecciones y la derrota de Morena en diez delegaciones en su más preciado bastión, el presidente López ha señalado a la clase media como la responsable de tal suceso, acusándola de aliarse con los conservadores, tildándola de hipócrita, criticándola de querer triunfar a toda costa, la calificó de egoísta porque las personas de la clase media cuentan con estudios, licenciaturas, maestrías y doctorados, y porque son aspiracionistas.

Qué equivocado está AMLO, porque es motivo de orgullo pertenecer a la clase media aspiracionista, y se deben compartir y multiplicar las ganas de salir adelante, los deseos de superación para ser mejores, respetuosos con las personas y responsables con nuestro entorno; es verdaderamente gratificante ser parte de la clase media, pertenecer al grupo de las y los mexicanos de la cultura del esfuerzo, quienes día con día trabajan, conscientes de que sólo el trabajo, la preparación y el esfuerzo generan recursos para elevar los niveles de vida a los que todos aspiramos, qué satisfactorio ser parte de los que entienden que no hay otra forma para salir adelante, y que la única manera de combatir la pobreza es a través del trabajo, esfuerzo y sacrificio. Es la clase media la que premia y castiga a los malos gobiernos y que se cuiden éstos, porque somos muchos y no estamos dispuestos a que se nos desaparezca.