/ lunes 19 de octubre de 2020

La clave es la democracia participativa

Este país está en un gran punto de inflexión. Tenemos ya varios años buscando un cambio pero no sabemos exactamente cómo lograrlo. Llegaron varias propuestas de este cambio pero vemos que no han funcionado como se esperaba y aún así sabemos todos que algo debe cambiar.

La democracia mexicana nos enseñó que ese cambio se da con el voto cada tres o seis años para decidir quién debe comandar este barco y con eso tendríamos un cambio. Yo creo que no es así. El cambio es mucho más profundo que el voto.

Creo que la decepción generalizada que hay por la política proviene mucho por el modelo electoral y sus diferentes limitaciones. Desde la Sindicatura hemos logrado implementar modelos que se construyen fuera de lo electoral, pero también estoy convencido de que ayudan a mejorar la democracia.

Estos años me han dado la certeza de que debemos iniciar por la participación de la ciudadanía en sus gobiernos y como resultado de eso lograremos aumentar la confianza en lo electoral y en los organismos políticos.

Esto lo comento porque no hemos logrado cambiar el modelo de buscar a la sociedad cada tres años, ir a pedir el voto cumpliendo gestiones de último momento que se convierten en favores a cambio de lealtad política y no como obligación por ser servidores públicos. Esto ha sucedido porque no hemos logrado hacer a la ciudadanía copartícipes de las decisiones públicas y mucho menos de las soluciones a los problemas comunes de una colonia o sector. El miedo a perder “gobernabilidad” ha hecho que no se le saque provecho realmente a la participación ciudadana y por lo tanto la gente no se siente tomada en cuenta constantemente en las administraciones.

El estado de Chihuahua y en especial la capital han logrado dar pasos agigantados en materia de mecanismos de participación ciudadana, pero aún falta mucho su difusión y facilitación para que cualquier persona los pueda utilizar. Eso debería ser una bandera de las actuales administraciones para presumirle a todo el país cómo se institucionaliza la participación ciudadana y se le da certeza a los mecanismos.

Con esto quiero decir que la solución no es mejorar la democracia representativa enfocándonos en lo electoral, sino trabajar en la democracia participativa colaborando constantemente con la sociedad. Si logramos hacer que la ciudadanía se sienta parte de las decisiones, es entonces cuando volverá a confiar en su voto y se preocupará por ver qué partido es el que mejor la representa. No al revés.

Estamos muy preocupados por la creación de nuevos partidos, de su financiamiento y de las fechas del proceso electoral, pero no estamos hablando de innovación en las formas de tener contacto con las personas, de cómo hacerlas copartícipes en la revisión de espacios públicos, de las contralorías sociales, de los mecanismos de decisión del presupuesto, etc. Para mí, ahí está la clave.

Claro que esto toma tiempo, pero entre más tardemos, más polarizado estará el país creyendo que la alternancia de partidos al gobernar es la solución. Empoderemos a la ciudadanía, abrámosle la puerta de las decisiones y caminemos juntos en la construcción de esas ciudades que queremos tener.

Este país está en un gran punto de inflexión. Tenemos ya varios años buscando un cambio pero no sabemos exactamente cómo lograrlo. Llegaron varias propuestas de este cambio pero vemos que no han funcionado como se esperaba y aún así sabemos todos que algo debe cambiar.

La democracia mexicana nos enseñó que ese cambio se da con el voto cada tres o seis años para decidir quién debe comandar este barco y con eso tendríamos un cambio. Yo creo que no es así. El cambio es mucho más profundo que el voto.

Creo que la decepción generalizada que hay por la política proviene mucho por el modelo electoral y sus diferentes limitaciones. Desde la Sindicatura hemos logrado implementar modelos que se construyen fuera de lo electoral, pero también estoy convencido de que ayudan a mejorar la democracia.

Estos años me han dado la certeza de que debemos iniciar por la participación de la ciudadanía en sus gobiernos y como resultado de eso lograremos aumentar la confianza en lo electoral y en los organismos políticos.

Esto lo comento porque no hemos logrado cambiar el modelo de buscar a la sociedad cada tres años, ir a pedir el voto cumpliendo gestiones de último momento que se convierten en favores a cambio de lealtad política y no como obligación por ser servidores públicos. Esto ha sucedido porque no hemos logrado hacer a la ciudadanía copartícipes de las decisiones públicas y mucho menos de las soluciones a los problemas comunes de una colonia o sector. El miedo a perder “gobernabilidad” ha hecho que no se le saque provecho realmente a la participación ciudadana y por lo tanto la gente no se siente tomada en cuenta constantemente en las administraciones.

El estado de Chihuahua y en especial la capital han logrado dar pasos agigantados en materia de mecanismos de participación ciudadana, pero aún falta mucho su difusión y facilitación para que cualquier persona los pueda utilizar. Eso debería ser una bandera de las actuales administraciones para presumirle a todo el país cómo se institucionaliza la participación ciudadana y se le da certeza a los mecanismos.

Con esto quiero decir que la solución no es mejorar la democracia representativa enfocándonos en lo electoral, sino trabajar en la democracia participativa colaborando constantemente con la sociedad. Si logramos hacer que la ciudadanía se sienta parte de las decisiones, es entonces cuando volverá a confiar en su voto y se preocupará por ver qué partido es el que mejor la representa. No al revés.

Estamos muy preocupados por la creación de nuevos partidos, de su financiamiento y de las fechas del proceso electoral, pero no estamos hablando de innovación en las formas de tener contacto con las personas, de cómo hacerlas copartícipes en la revisión de espacios públicos, de las contralorías sociales, de los mecanismos de decisión del presupuesto, etc. Para mí, ahí está la clave.

Claro que esto toma tiempo, pero entre más tardemos, más polarizado estará el país creyendo que la alternancia de partidos al gobernar es la solución. Empoderemos a la ciudadanía, abrámosle la puerta de las decisiones y caminemos juntos en la construcción de esas ciudades que queremos tener.