El instituto Mexicano para la Competitividad publicó recientemente su reporte del Índice de Competitividad Estatal 2021. El propósito de este reporte es el de coadyuvar a mejorar la competitividad en los Estados bajo el precepto de que “Lo que no se mide, no se puede mejorar” y define Competitividad como “la capacidad de las entidades para generar, atraer y retener talento e inversión”.
El Estado de Chihuahua redujo su competitividad y descendió 4 lugares en relación con el índice anterior. Los otros dos estados que tuvieron una reducción igual o mayor que Chihuahua fueron Quintana Roo que perdió 4 lugares, e Hidalgo con 5. Esto posiciona al Estado en la tercera clasificación de competitividad que es Media Alta, por debajo de las clasificaciones de Alta y Adecuada.
Chihuahua pierde puntos en competitividad en los rubros de Derecho (-3), Sociedad (-6), Político (-3), factores de empleo (-3), e innovación (-6) y compensa las perdidas con el aumento en Economía (+7) y Precursores (+2).
En el índice de Derecho los factores que más influyeron en la afectación del índice es el problema de homicidios y secuestros por el que pasa el Estado. El indicador de Sistema Político se vio afectado fuertemente por las agresiones a periodistas. El índice de innovación disminuye por la reducción del número de centros de Investigación y de generación de patentes.
El panorama del desarrollo de competitividad separado por índice no es nada alentador. La lista separada por clasificación se encuentra de la siguiente manera: Alta: Relaciones Internacionales; Media Alta: Gobiernos, Mercado de factores de empleo, Economía; Media Baja: Derecho, Medio Ambiente, Sociedad, Precursores, Innovación; Baja: Sistema político.
El reporte cuenta con mucha información que es importante que como sociedad y autoridades las tomemos en cuenta. Este tipo de tableros de indicadores reflejan el impacto generado por todas las estrategias y acciones llevadas a cabo por sociedad y autoridades y dejan al descubierto nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
Desafortunadamente las acciones de la mayoría de los gobiernos se centran en señalar los montos de inversión y dimensiones o personas atendidas por los diversos programas, y no dan cuenta si esos programas realmente ayudaron a mejorar los indicadores de Competitividad, de Bienestar, de Salud o de Seguridad.
Ante la reducción de competitividad en el Estado, se hace evidente que algo no se está haciendo bien y será necesario generar los canales de comunicación con los gobiernos entrantes para una profunda reflexión y planeación estratégica que revierta esta desafortunada tendencia.