/ viernes 10 de julio de 2020

La conocí en la cárcel de mujeres


“En esta cárcel maldita, donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza”


Sabiduría popular, escrito en una pared con un carbón en una cárcel de Tuxtepec, Oaxaca.


Ella era una de las presas en la cárcel de mujeres de la capital del estado de Chihuahua, la conocí unos días antes de Navidad por conducto de mi estimado amigo, el periodista y terapeuta Ernesto Salayandía, la señora de unos 60 años de edad se decía injustamente presa por el exgobernador César Duarte, con la sola intención de despojarla de un rancho de su propiedad.

Ernesto para ese tiempo tenía varios años colaborando con la cárcel de mujeres, recolectando algo de dinero entre amigos que financiamos en ese tiempo la cena de Navidad para las reclusas.


En esa ocasión fuimos Ernesto, un abogado de Cuauhtémoc que colaboraba en esta noble causa y yo. Enterado en el camino de la existencia de la señora, solicité a Ernesto su amable y valiosa intervención ante la jefa del Reclusorio, para solicitarle una entrevista con la mencionada señora.

En unos 20 minutos, estaba la señora frente a mí contándome su versión de los hechos. Propietaria de un rancho ganadero cercano al municipio de Parral, relata que César Duarte se lo quiso comprar a un precio que no llegaba al 10% de su valor real, al negarse fue advertida que se arrepentiría de no habérselo vendido, a las pocas semanas le inventaron un delito y fue apresada y encarcelada, cuando yo la conocí estaba por cumplir 3 años en la cárcel.

Sumida en una profunda depresión, de un momento a otro cambiaba de estado de ánimo y se ponía a la defensiva cuestionándonos que quiénes éramos y por qué le hacíamos tantas preguntas, que si no nos mandaba Duarte para matarla.

Ese año fue la última vez que asistí con Ernesto a la cárcel de mujeres, a solicitud de ella y para mitigar un poco la soledad y depresión, nos solicitó y le regalé una pequeña televisión portátil, a la fecha desconozco si ya fue liberada o continúa injustamente presa, y despojada de su propiedad.

¿Cuántas personas en Chihuahua y en México están encarceladas por capricho de funcionarios públicos? El número exacto no lo sé, pero seguramente son muchas, el sistema de justicia en México, aún en la 4T, deja mucho que desear, hay algunos avances importantes como es el hecho de que ahora sí, diversas modalidades de corrupción son delito grave.

El aparato de justicia, las leyes penales, procedimientos que las regulan y las personas que la administran, son en un 95% las mismas leyes y las mismas personas, si cambian a los funcionarios, los de en medio y abajo son los mismos, muchos de ellos, no todos, con las mismas mañas de siempre.

La frase que alguna vez leí en la cárcel de Tuxtepec, Oaxaca, por desgracia aún tiene vigencia plena.

Los cambios estructurales en el sistema de procuración de administración de justicia están pendientes.

Sólo como ejemplo, en los últimos meses, con el pretexto de la pandemia, los juzgados entraron en un período prácticamente de vacaciones de 3 meses seguidos, cuando existe la posibilidad tecnológica de trabajar sin ningún riesgo sanitario, si de por sí la justicia en México no es lenta, sino lentísima, con ese pretexto más.


Duarte es muy probable que alegue en Estados Unidos que no es perseguido por corrupción, ni desvío de fondos del erario público, sino que es una persecución política del gobierno del PAN de Corral y del gobierno de Morena de Andrés Manuel.

Para eso ya preparó el terreno ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos hace unos años.

No cantemos victoria, así como el Gobierno de Estados Unidos duró varios años para capturarlo, no porque no podía sino porque no quería, igual lo pueden liberar en el juicio de extradición.

Si así les conviene.

En esta captura Corral tiene su mérito, como lo tiene el Lic. Jaime García Chávez al frente de Unión Ciudadana, la Fiscalía General de la República; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y Andrés Manuel como presidente de la República.

Los funcionarios cumplieron una obligación para la cual se les paga, la medalla es para la ciudadanía que se movilizó con este fin, algunos a costa de su libertad personal.

Con todo, el que lo capturó fue Trump, y así como lo aprehendió, el Gobierno norteamericano lo puede soltar, a eso nos seguiremos enfrentando, mientras los principales presuntos delincuentes no sean aprehendidos en México.


“En esta cárcel maldita, donde reina la tristeza, no se castiga el delito, se castiga la pobreza”


Sabiduría popular, escrito en una pared con un carbón en una cárcel de Tuxtepec, Oaxaca.


Ella era una de las presas en la cárcel de mujeres de la capital del estado de Chihuahua, la conocí unos días antes de Navidad por conducto de mi estimado amigo, el periodista y terapeuta Ernesto Salayandía, la señora de unos 60 años de edad se decía injustamente presa por el exgobernador César Duarte, con la sola intención de despojarla de un rancho de su propiedad.

Ernesto para ese tiempo tenía varios años colaborando con la cárcel de mujeres, recolectando algo de dinero entre amigos que financiamos en ese tiempo la cena de Navidad para las reclusas.


En esa ocasión fuimos Ernesto, un abogado de Cuauhtémoc que colaboraba en esta noble causa y yo. Enterado en el camino de la existencia de la señora, solicité a Ernesto su amable y valiosa intervención ante la jefa del Reclusorio, para solicitarle una entrevista con la mencionada señora.

En unos 20 minutos, estaba la señora frente a mí contándome su versión de los hechos. Propietaria de un rancho ganadero cercano al municipio de Parral, relata que César Duarte se lo quiso comprar a un precio que no llegaba al 10% de su valor real, al negarse fue advertida que se arrepentiría de no habérselo vendido, a las pocas semanas le inventaron un delito y fue apresada y encarcelada, cuando yo la conocí estaba por cumplir 3 años en la cárcel.

Sumida en una profunda depresión, de un momento a otro cambiaba de estado de ánimo y se ponía a la defensiva cuestionándonos que quiénes éramos y por qué le hacíamos tantas preguntas, que si no nos mandaba Duarte para matarla.

Ese año fue la última vez que asistí con Ernesto a la cárcel de mujeres, a solicitud de ella y para mitigar un poco la soledad y depresión, nos solicitó y le regalé una pequeña televisión portátil, a la fecha desconozco si ya fue liberada o continúa injustamente presa, y despojada de su propiedad.

¿Cuántas personas en Chihuahua y en México están encarceladas por capricho de funcionarios públicos? El número exacto no lo sé, pero seguramente son muchas, el sistema de justicia en México, aún en la 4T, deja mucho que desear, hay algunos avances importantes como es el hecho de que ahora sí, diversas modalidades de corrupción son delito grave.

El aparato de justicia, las leyes penales, procedimientos que las regulan y las personas que la administran, son en un 95% las mismas leyes y las mismas personas, si cambian a los funcionarios, los de en medio y abajo son los mismos, muchos de ellos, no todos, con las mismas mañas de siempre.

La frase que alguna vez leí en la cárcel de Tuxtepec, Oaxaca, por desgracia aún tiene vigencia plena.

Los cambios estructurales en el sistema de procuración de administración de justicia están pendientes.

Sólo como ejemplo, en los últimos meses, con el pretexto de la pandemia, los juzgados entraron en un período prácticamente de vacaciones de 3 meses seguidos, cuando existe la posibilidad tecnológica de trabajar sin ningún riesgo sanitario, si de por sí la justicia en México no es lenta, sino lentísima, con ese pretexto más.


Duarte es muy probable que alegue en Estados Unidos que no es perseguido por corrupción, ni desvío de fondos del erario público, sino que es una persecución política del gobierno del PAN de Corral y del gobierno de Morena de Andrés Manuel.

Para eso ya preparó el terreno ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos hace unos años.

No cantemos victoria, así como el Gobierno de Estados Unidos duró varios años para capturarlo, no porque no podía sino porque no quería, igual lo pueden liberar en el juicio de extradición.

Si así les conviene.

En esta captura Corral tiene su mérito, como lo tiene el Lic. Jaime García Chávez al frente de Unión Ciudadana, la Fiscalía General de la República; Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores y Andrés Manuel como presidente de la República.

Los funcionarios cumplieron una obligación para la cual se les paga, la medalla es para la ciudadanía que se movilizó con este fin, algunos a costa de su libertad personal.

Con todo, el que lo capturó fue Trump, y así como lo aprehendió, el Gobierno norteamericano lo puede soltar, a eso nos seguiremos enfrentando, mientras los principales presuntos delincuentes no sean aprehendidos en México.