/ lunes 17 de enero de 2022

La construcción de un líder 

Por: Amín Anchondo

La ciudadanía está acostumbrada a ir a votar cada tres o seis años por algún personaje que los partidos decidan, internamente, poner en la boleta para poder ganar esa elección. El proceso que hay detrás de ese momento es enorme. Ahí van los dedazos, las falsas elecciones internas, grandes campañas de mercadotecnia, un proceso democrático real, etc. Muchas opciones y formas tienen para hacer llegar estas candidaturas a la boleta.

Hay premisas que dictan un poco quién o cómo elegir una candidatura. Por ejemplo, “la gente no vota por quien no conoce”. Pero para lograr esto también existen muchas estrategias. La cosa es que muchas veces se cree que con una buena campaña de marketing logras aumentar el conocimiento público y listo. Pero no es así. Cuando “inflas” una candidatura con pura propaganda y nada que respalde su trabajo, su credibilidad, su ética y valores, etc., entonces no funciona y con cualquier alfiler se desinfla el globo mediático. Esto es algo que nos debería comenzar a preocupar.

El cambio que representó la llegada de la 4T a nuestro país era algo que ya sabíamos que sucedería. Era lógico que el país estaba cansado y que existía una persona que llevaba 16 años luchando y recorriendo todo el país. Andrés Manuel visitó cada rincón de México con una narrativa muy clara y una visión de lo que quería lograr, y lo logró. No había forma de derrotar la popularidad y la narrativa que tenía AMLO junto a su propio movimiento. Él fue el líder que representó el cambio, a la izquierda y el deseo de muchas personas. Desafortunadamente, para todos, los números no son buenos y no se han logrado sus objetivos.

El tema es que ahorita podríamos estar en una situación similar de desesperanza en el rumbo futuro del país, el problema es que no existe nadie en la oposición que haya construido legítimamente una ruta para poder ser una candidatura ideal para lo que viene en 2024. Los partidos se han concentrado en generar sumas aritméticas de sus “votos duros” para así lograr aumentar la votación, pero no han logrado subir a un personaje que tenga ese bagaje necesario para solventar una candidatura presidencial.

Lo feo es que van a querer construir a esa persona en muy poco tiempo, inflando un gran globo que será muy débil. No hay una narrativa clara, un ideal que pregonar, ni una visión clara del país. El cansancio y la decepción de la gente con la 4T existe. Lo que no está es el o la líder que enarbole esta causa.

¿Preocupante? ¡Claro! Puede suceder, lo mismo pasó en 2018, donde los partidos de centro-derecha no supieron ponerse de acuerdo y lanzaron dos candidatos que nomás dividieron su mismo mercado. Ahora tenemos un partido con un candidato que trae una gran carga histórica y que se llevaría de calle a cualquiera que pusiera la alianza de PRI/PAN/PRD. Pero si no hay acuerdo, se dividirán el mismo mercado nuevamente. El tema es que falta sensatez en las dirigencias y dejar a un lado los intereses personales para poner los intereses comunes al frente.

Ojalá se contemplen personas con un historial limpio y los méritos necesarios para una candidatura presidencial. Si esto no sucede, estaremos condenados al fracaso.


Por: Amín Anchondo

La ciudadanía está acostumbrada a ir a votar cada tres o seis años por algún personaje que los partidos decidan, internamente, poner en la boleta para poder ganar esa elección. El proceso que hay detrás de ese momento es enorme. Ahí van los dedazos, las falsas elecciones internas, grandes campañas de mercadotecnia, un proceso democrático real, etc. Muchas opciones y formas tienen para hacer llegar estas candidaturas a la boleta.

Hay premisas que dictan un poco quién o cómo elegir una candidatura. Por ejemplo, “la gente no vota por quien no conoce”. Pero para lograr esto también existen muchas estrategias. La cosa es que muchas veces se cree que con una buena campaña de marketing logras aumentar el conocimiento público y listo. Pero no es así. Cuando “inflas” una candidatura con pura propaganda y nada que respalde su trabajo, su credibilidad, su ética y valores, etc., entonces no funciona y con cualquier alfiler se desinfla el globo mediático. Esto es algo que nos debería comenzar a preocupar.

El cambio que representó la llegada de la 4T a nuestro país era algo que ya sabíamos que sucedería. Era lógico que el país estaba cansado y que existía una persona que llevaba 16 años luchando y recorriendo todo el país. Andrés Manuel visitó cada rincón de México con una narrativa muy clara y una visión de lo que quería lograr, y lo logró. No había forma de derrotar la popularidad y la narrativa que tenía AMLO junto a su propio movimiento. Él fue el líder que representó el cambio, a la izquierda y el deseo de muchas personas. Desafortunadamente, para todos, los números no son buenos y no se han logrado sus objetivos.

El tema es que ahorita podríamos estar en una situación similar de desesperanza en el rumbo futuro del país, el problema es que no existe nadie en la oposición que haya construido legítimamente una ruta para poder ser una candidatura ideal para lo que viene en 2024. Los partidos se han concentrado en generar sumas aritméticas de sus “votos duros” para así lograr aumentar la votación, pero no han logrado subir a un personaje que tenga ese bagaje necesario para solventar una candidatura presidencial.

Lo feo es que van a querer construir a esa persona en muy poco tiempo, inflando un gran globo que será muy débil. No hay una narrativa clara, un ideal que pregonar, ni una visión clara del país. El cansancio y la decepción de la gente con la 4T existe. Lo que no está es el o la líder que enarbole esta causa.

¿Preocupante? ¡Claro! Puede suceder, lo mismo pasó en 2018, donde los partidos de centro-derecha no supieron ponerse de acuerdo y lanzaron dos candidatos que nomás dividieron su mismo mercado. Ahora tenemos un partido con un candidato que trae una gran carga histórica y que se llevaría de calle a cualquiera que pusiera la alianza de PRI/PAN/PRD. Pero si no hay acuerdo, se dividirán el mismo mercado nuevamente. El tema es que falta sensatez en las dirigencias y dejar a un lado los intereses personales para poner los intereses comunes al frente.

Ojalá se contemplen personas con un historial limpio y los méritos necesarios para una candidatura presidencial. Si esto no sucede, estaremos condenados al fracaso.