/ viernes 3 de mayo de 2019

La cosa mala llamada “neoliberalismo”

El neoliberalismo es una nueva versión de las ideas que se relacionan con la no interferencia del Estado en la realidad económica, ideas que se expresaban resumidamente en el famoso “laissez faire, laissez passer” (dejen hacer, dejen pasar).

La práctica de dejar hacer y dejar pasar representa el rasgo principal del liberalismo clásico, el cual exigía que el gobierno no interviniera en el desarrollo de las actividades económicas fundamentales que son base del libre mercado.

“Neoliberalismo” es una palabra que significa nuevo liberalismo, y ello es porque se refiera a una reacción ante la intervención estatal en los procesos económicos en una época posterior al nacimiento del liberalismo.

Para los neoliberalistas, el Estado debe limitarse a cumplir una misión de organizar a la sociedad, logrando un orden social que favorezca la privatización de empresas y servicios, que por sí mismos traerán el desarrollo social.

Hay un dogma neoliberal que funciona como principio en todas aquellas prácticas que fomenta: el motor principal del desarrollo de una sociedad es la economía, y ésta debe encontrar plena autonomía, imponer sus propias reglas.

El actual gobierno federal mexicano está encabezado por una persona que constantemente se refiere al neoliberalismo como algo malo que le ha pasado al país. El neoliberalismo es perverso, desde la perspectiva de Andrés Manuel López Obrador.

Cuando AMLO habla del neoliberalismo en el país se refiere a los gobiernos nacionales a partir del sexenio tecnocrático de Carlos Salinas de Gortari. La tesis de López Obrador es que, desde entonces, México comenzó su declive, llenándose de pobreza y corrupción.

En conclusión: “El neoliberalismo es malo”. El neoliberalismo es una cosa tan mala que nos ha hundido en crisis tanto ética como económica (corrupción y pobreza en nuestro sistema de vida), y de la cual urge salir.

Desde esta lógica, para lograr desarrollo necesitamos la intervención del Estado, porque aparentemente es el neoliberalismo el maligno enemigo. Luego, el Estado es el benefactor, el protector, y su misión es combatir al mal. El enemigo está al descubierto.

El neoliberalismo es una nueva versión de las ideas que se relacionan con la no interferencia del Estado en la realidad económica, ideas que se expresaban resumidamente en el famoso “laissez faire, laissez passer” (dejen hacer, dejen pasar).

La práctica de dejar hacer y dejar pasar representa el rasgo principal del liberalismo clásico, el cual exigía que el gobierno no interviniera en el desarrollo de las actividades económicas fundamentales que son base del libre mercado.

“Neoliberalismo” es una palabra que significa nuevo liberalismo, y ello es porque se refiera a una reacción ante la intervención estatal en los procesos económicos en una época posterior al nacimiento del liberalismo.

Para los neoliberalistas, el Estado debe limitarse a cumplir una misión de organizar a la sociedad, logrando un orden social que favorezca la privatización de empresas y servicios, que por sí mismos traerán el desarrollo social.

Hay un dogma neoliberal que funciona como principio en todas aquellas prácticas que fomenta: el motor principal del desarrollo de una sociedad es la economía, y ésta debe encontrar plena autonomía, imponer sus propias reglas.

El actual gobierno federal mexicano está encabezado por una persona que constantemente se refiere al neoliberalismo como algo malo que le ha pasado al país. El neoliberalismo es perverso, desde la perspectiva de Andrés Manuel López Obrador.

Cuando AMLO habla del neoliberalismo en el país se refiere a los gobiernos nacionales a partir del sexenio tecnocrático de Carlos Salinas de Gortari. La tesis de López Obrador es que, desde entonces, México comenzó su declive, llenándose de pobreza y corrupción.

En conclusión: “El neoliberalismo es malo”. El neoliberalismo es una cosa tan mala que nos ha hundido en crisis tanto ética como económica (corrupción y pobreza en nuestro sistema de vida), y de la cual urge salir.

Desde esta lógica, para lograr desarrollo necesitamos la intervención del Estado, porque aparentemente es el neoliberalismo el maligno enemigo. Luego, el Estado es el benefactor, el protector, y su misión es combatir al mal. El enemigo está al descubierto.