/ jueves 22 de noviembre de 2018

La crisis financiera de los estados

El cierre financiero de este año para las entidades federativas y sus municipios no es nada promisorio, pues las 32 adeudaban 574 mil 780 millones de pesos hasta el mes de junio de este año.

Las anteriores cifras no son datos de alguna organización cívica sino del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados. Chihuahua se encuentra en el tercer lugar, con una deuda per cápita de 12,646 pesos, esto es, cada chihuahuense debíamos a mediados del 2018 nada menos esa cantidad más lo que se acumule en el segundo semestre.

El puntero en la lista es Nuevo León con una deuda per cápita un poco mayor que Chihuahua, le sigue Quintana Roo mientras los otros dos más endeudados eran Coahuila y Sonora.

Fue precisamente en el vecino estado de Coahuila con la administración de Humberto Moreira cuando empezó la pésima práctica de sobre endeudar a los gobiernos. Este pésimo funcionario elevó durante su sexenio la deuda de la entidad en nada menos que cien veces y para tapar sus malversaciones y corruptelas dejó a su hermano en la gubernatura.

En Chihuahua fue el saqueo llevado a cabo por César Duarte y pandilla el que ocasionó que ahora la deuda estatal corresponda al 6.9% del PIBE y represente nada menos que el 77.7% de los ingresos estatales.

En Nuevo León la deuda corresponde al 90 por ciento de sus ingresos, mientras que en Coahuila lo es del 83 por ciento.

La pregunta obligada es si los diputados federales que conocen esta deuda impagable de los estados la tomarán en cuenta para el presupuesto del 2019. El asunto se complica pues la mayoría legislativa es de un partido emergente mientras la mayoría de los gobernadores son de otros partidos.

El caso es que la mitad de los estados se encuentra en una situación crítica financiera hasta para cubrir el gasto corriente y por ende poder destinar recursos a la inversión pública.

Las únicas entidades federativas que tienen posibilidades de garantizar su gasto corriente y llevar a cabo inversión pública son Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato. Por ello San Luis Potosí se les unió para formar un área común de desarrollo que atraiga a las inversiones nacionales y extranjeras.

¿Por qué el resto de los estados no ha seguido la sana política financiera de las tres entidades citadas? La causa principal sería debido a que fueron botín de gobernadores rapaces que no se preocuparon por mantener un adecuado equilibrio entre los ingresos y egresos recurriendo en forma irresponsable al endeudamiento y la ayuda federal.

Además del alto endeudamiento de los estados está la deuda de la mayor parte de los municipios del país, por lo que se requerirá una buena parte del presupuesto del año entrante no tanto para sanear sus maltrechas finanzas sino tan sólo para lograr que sobrevivan.

Si a la deuda pública de los estados y municipios se le agrega la de la Federación entonces el panorama de gris pasa a ser negro pues algunos analistas calculan que al término de este sexenio los pasivos superarán el 50 por ciento del PIB.

La prioridad del nuevo gobierno federal será no sólo aplicar una verdadera austeridad republicana y reducir la corrupción sino también sanear las finanzas públicas. Un buen consejo sería que se aboque a ello y por lo pronto deje para después las ilusorias inversiones en trenes en el sureste y refinerías incosteables.




El cierre financiero de este año para las entidades federativas y sus municipios no es nada promisorio, pues las 32 adeudaban 574 mil 780 millones de pesos hasta el mes de junio de este año.

Las anteriores cifras no son datos de alguna organización cívica sino del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados. Chihuahua se encuentra en el tercer lugar, con una deuda per cápita de 12,646 pesos, esto es, cada chihuahuense debíamos a mediados del 2018 nada menos esa cantidad más lo que se acumule en el segundo semestre.

El puntero en la lista es Nuevo León con una deuda per cápita un poco mayor que Chihuahua, le sigue Quintana Roo mientras los otros dos más endeudados eran Coahuila y Sonora.

Fue precisamente en el vecino estado de Coahuila con la administración de Humberto Moreira cuando empezó la pésima práctica de sobre endeudar a los gobiernos. Este pésimo funcionario elevó durante su sexenio la deuda de la entidad en nada menos que cien veces y para tapar sus malversaciones y corruptelas dejó a su hermano en la gubernatura.

En Chihuahua fue el saqueo llevado a cabo por César Duarte y pandilla el que ocasionó que ahora la deuda estatal corresponda al 6.9% del PIBE y represente nada menos que el 77.7% de los ingresos estatales.

En Nuevo León la deuda corresponde al 90 por ciento de sus ingresos, mientras que en Coahuila lo es del 83 por ciento.

La pregunta obligada es si los diputados federales que conocen esta deuda impagable de los estados la tomarán en cuenta para el presupuesto del 2019. El asunto se complica pues la mayoría legislativa es de un partido emergente mientras la mayoría de los gobernadores son de otros partidos.

El caso es que la mitad de los estados se encuentra en una situación crítica financiera hasta para cubrir el gasto corriente y por ende poder destinar recursos a la inversión pública.

Las únicas entidades federativas que tienen posibilidades de garantizar su gasto corriente y llevar a cabo inversión pública son Aguascalientes, Querétaro y Guanajuato. Por ello San Luis Potosí se les unió para formar un área común de desarrollo que atraiga a las inversiones nacionales y extranjeras.

¿Por qué el resto de los estados no ha seguido la sana política financiera de las tres entidades citadas? La causa principal sería debido a que fueron botín de gobernadores rapaces que no se preocuparon por mantener un adecuado equilibrio entre los ingresos y egresos recurriendo en forma irresponsable al endeudamiento y la ayuda federal.

Además del alto endeudamiento de los estados está la deuda de la mayor parte de los municipios del país, por lo que se requerirá una buena parte del presupuesto del año entrante no tanto para sanear sus maltrechas finanzas sino tan sólo para lograr que sobrevivan.

Si a la deuda pública de los estados y municipios se le agrega la de la Federación entonces el panorama de gris pasa a ser negro pues algunos analistas calculan que al término de este sexenio los pasivos superarán el 50 por ciento del PIB.

La prioridad del nuevo gobierno federal será no sólo aplicar una verdadera austeridad republicana y reducir la corrupción sino también sanear las finanzas públicas. Un buen consejo sería que se aboque a ello y por lo pronto deje para después las ilusorias inversiones en trenes en el sureste y refinerías incosteables.