/ jueves 4 de abril de 2019

La crisis migratoria en la frontera norte

La visita y cena de Jared Kushner con López Obrador no fue un gesto amistoso sino más bien lo contrario. De acuerdo con varias fuentes el yerno de Trump le dio a conocer un ultimátum de su suegro para que cierre la frontera sur y evite la creciente inmigración a los Estados Unidos.

De no tomar el Gobierno federal medidas más drásticas para evitar el flujo inmigratorio centroamericano, se podría dar el cierre de la frontera norte, parcial o total, además de la cancelación del T-MEC, según las amenazas “tuiteras” del presidente del vecino país.

En el mes de febrero de este año se registraron 76 mil inmigrantes centroamericanos y caribeños, la mayor cantidad en los últimos doce años.

La anterior cifra pudo haber sido superada en el pasado mes de marzo, pues según la secretaria de Gobernación alcanzaría los 100 mil inmigrantes. Además Olga Sánchez le agregó más leña al fuego al advertir sobre la formación de una megamarcha de unos 20 mil centroamericanos que se estaba formando en Honduras con la participación del crimen organizado.

Aunque aparentemente López Obrador minimizó las bravatas y el supuesto ultimátum de Trump, la realidad es que la frontera norte vive una crisis sin precedentes debido a la gran cantidad de inmigrantes que pretenden cruzarla para obtener asilo en el vecino país.

La bola caliente ya la pasaron de Gobernación a Relaciones Exteriores, por lo que será ahora Marcelo Ebrard el encargado de evitar el colapso fronterizo y la posible cancelación del T-MEC.

En caso de que Trump cumpliera su amenaza de cerrar la frontera, ello perjudicaría seriamente no sólo a la economía de los dos países, sino a millones de sus habitantes que directa o indirectamente dependen del flujo de personas y mercancías.

Se calcula que diariamente transitan por la frontera norte más de un millón de personas. Tan sólo en Tijuana, la de mayor flujo mundial, son 100 mil diarios, por lo que en un año serían más de 30 millones de personas.

Las mercancías que cruzan la línea fronteriza a diario son por mil 400 millones de dólares, la mayor cifra del mundo. Tan sólo en Texas 463 mil empleos dependen de este tráfico, mientras que en California son 692 mil empleos.

Diariamente decenas o cientos de miles de mexicanos pasan la frontera para trabajar, estudiar o comprar, por lo que un cierre fronterizo colapsaría la economía no sólo de las ciudades, sino también de los estados fronterizos, cinco de los cuales representan el 51% de las exportaciones, siendo Chihuahua el de mayor porcentaje.

Por ello más que perder tiempo en debates insulsos y fuera de época la atención presidencial se debería concentrar en el principal reto que afronta su administración: la crisis migratoria.

La postura del Gobierno debe ser firme y digna, pero también convincente para afrontar el serio problema, pues de lo contrario las consecuencias pueden ser incontrolables y perjudiciales para el país.

El reto por lo tanto es superar diplomáticamente los reclamos de un Trump que se siente fortalecido al superar el Rusiagate y por consiguiente con el firme propósito de reelegirse, aunque sea cargándoles el costo a sus vecinos del sur.


La visita y cena de Jared Kushner con López Obrador no fue un gesto amistoso sino más bien lo contrario. De acuerdo con varias fuentes el yerno de Trump le dio a conocer un ultimátum de su suegro para que cierre la frontera sur y evite la creciente inmigración a los Estados Unidos.

De no tomar el Gobierno federal medidas más drásticas para evitar el flujo inmigratorio centroamericano, se podría dar el cierre de la frontera norte, parcial o total, además de la cancelación del T-MEC, según las amenazas “tuiteras” del presidente del vecino país.

En el mes de febrero de este año se registraron 76 mil inmigrantes centroamericanos y caribeños, la mayor cantidad en los últimos doce años.

La anterior cifra pudo haber sido superada en el pasado mes de marzo, pues según la secretaria de Gobernación alcanzaría los 100 mil inmigrantes. Además Olga Sánchez le agregó más leña al fuego al advertir sobre la formación de una megamarcha de unos 20 mil centroamericanos que se estaba formando en Honduras con la participación del crimen organizado.

Aunque aparentemente López Obrador minimizó las bravatas y el supuesto ultimátum de Trump, la realidad es que la frontera norte vive una crisis sin precedentes debido a la gran cantidad de inmigrantes que pretenden cruzarla para obtener asilo en el vecino país.

La bola caliente ya la pasaron de Gobernación a Relaciones Exteriores, por lo que será ahora Marcelo Ebrard el encargado de evitar el colapso fronterizo y la posible cancelación del T-MEC.

En caso de que Trump cumpliera su amenaza de cerrar la frontera, ello perjudicaría seriamente no sólo a la economía de los dos países, sino a millones de sus habitantes que directa o indirectamente dependen del flujo de personas y mercancías.

Se calcula que diariamente transitan por la frontera norte más de un millón de personas. Tan sólo en Tijuana, la de mayor flujo mundial, son 100 mil diarios, por lo que en un año serían más de 30 millones de personas.

Las mercancías que cruzan la línea fronteriza a diario son por mil 400 millones de dólares, la mayor cifra del mundo. Tan sólo en Texas 463 mil empleos dependen de este tráfico, mientras que en California son 692 mil empleos.

Diariamente decenas o cientos de miles de mexicanos pasan la frontera para trabajar, estudiar o comprar, por lo que un cierre fronterizo colapsaría la economía no sólo de las ciudades, sino también de los estados fronterizos, cinco de los cuales representan el 51% de las exportaciones, siendo Chihuahua el de mayor porcentaje.

Por ello más que perder tiempo en debates insulsos y fuera de época la atención presidencial se debería concentrar en el principal reto que afronta su administración: la crisis migratoria.

La postura del Gobierno debe ser firme y digna, pero también convincente para afrontar el serio problema, pues de lo contrario las consecuencias pueden ser incontrolables y perjudiciales para el país.

El reto por lo tanto es superar diplomáticamente los reclamos de un Trump que se siente fortalecido al superar el Rusiagate y por consiguiente con el firme propósito de reelegirse, aunque sea cargándoles el costo a sus vecinos del sur.