/ miércoles 26 de enero de 2022

La cuesta que más nos cuesta

La sociedad en todo el mundo y México no es la excepción, sigue entre asombrada, preocupada y hasta cierto punto desatendida a la evolución del fenómeno global, que ya por más de dos años sigue en la agenda mundial, la pandemia del Covid-19, una pandemia de consecuencias ya conocidas, y en mucho aún desconocidas, en cuanto al daño que de manera indirecta ha ocasionado en los seres humanos.

Este fenómeno sin duda ha empeorado la situación económica de los países y por supuesto de las familias. La mayoría de los ciudadanos de nuestro país y nuestro estado vive por debajo del índice de pobreza, y un 57% de la fuerza laboral está en la informalidad, según datos del Inegi.

La paralización de la actividad económica que ha propiciado el gobierno federal, junto con el impacto del Covid-19, la ruptura de cadenas de suministro, la debilidad del peso, la inflación más alta presentada en los últimos 20 años y la huida de capital extranjero de nuestro país han generado un impacto negativo muy superior, la cual alargará los plazos para una recuperación económica que, se podrá ver reflejada al final de la contingencia, el problema es que ésta no acaba.

Por otro lado, tenemos la irresponsabilidad de la mayoría de los legisladores y sus aliados en la Cámara de Diputados, éstos decidieron no atender y analizar las posibles medidas presentadas por Acción Nacional, que permitiría a la Federación y entidades federativas iniciar con una urgente recuperación económica, que evitaría disminuir lo que hoy estamos padeciendo, más cierre de negocios, pérdida de empleos y un incremento de la informalidad, que genera por supuesto y más con la inflación que cerró arriba del 7% en 2021, una inminente pérdida del poder adquisitivo.

Mientras tanto las familias en México siguen luchando solas, con los contagios que estos meses se han incrementado, al seguir faltando una real estrategia de contención, al supeditarnos el acceso a la vacuna hasta que el gobierno federal lo determine y encuentre quién se las regale; siguen luchando solas para sobrevivir a esta gran crisis económica que les quita la tranquilidad y los planes.

Además, y a pesar de todo lo anterior, los ciudadanos debemos atender nuestras obligaciones de pago de impuestos establecidas, soportar el incremento de la canasta básica y servicios, lo que está prácticamente imposible de adquirir completa por la mayoría de las familias mexicanas, entendemos bien que si queremos ciudades competitivas debemos cumplir con estos pagos, el problema es la falta de dinero y la lejanía de una posible mejora en las finanzas familiares, derivada de las pésimas decisiones en materia económica del gobierno morenista.


Hoy tenemos más pobres en México, hoy los programas sociales simplemente son electoreros, no cumplen su función, hoy los adultos mayores y jóvenes lo utilizan no para mejorar su condición de vida, sino para cubrir atención médica y medicamentos y sólo eso, en el mejor de los casos.

En estos meses donde la cuesta de enero sí cuesta más, y según los expertos puede ser la más larga de los últimos años, estaré atenta como diputada federal, buscando medidas y estrategias que abonen a que las entidades federativas y gobiernos municipales tengan herramientas en el menor tiempo posible, para generar economías y con ello podamos disminuir en buena medida la mala situación económica de las familias chihuahuenses.


La sociedad en todo el mundo y México no es la excepción, sigue entre asombrada, preocupada y hasta cierto punto desatendida a la evolución del fenómeno global, que ya por más de dos años sigue en la agenda mundial, la pandemia del Covid-19, una pandemia de consecuencias ya conocidas, y en mucho aún desconocidas, en cuanto al daño que de manera indirecta ha ocasionado en los seres humanos.

Este fenómeno sin duda ha empeorado la situación económica de los países y por supuesto de las familias. La mayoría de los ciudadanos de nuestro país y nuestro estado vive por debajo del índice de pobreza, y un 57% de la fuerza laboral está en la informalidad, según datos del Inegi.

La paralización de la actividad económica que ha propiciado el gobierno federal, junto con el impacto del Covid-19, la ruptura de cadenas de suministro, la debilidad del peso, la inflación más alta presentada en los últimos 20 años y la huida de capital extranjero de nuestro país han generado un impacto negativo muy superior, la cual alargará los plazos para una recuperación económica que, se podrá ver reflejada al final de la contingencia, el problema es que ésta no acaba.

Por otro lado, tenemos la irresponsabilidad de la mayoría de los legisladores y sus aliados en la Cámara de Diputados, éstos decidieron no atender y analizar las posibles medidas presentadas por Acción Nacional, que permitiría a la Federación y entidades federativas iniciar con una urgente recuperación económica, que evitaría disminuir lo que hoy estamos padeciendo, más cierre de negocios, pérdida de empleos y un incremento de la informalidad, que genera por supuesto y más con la inflación que cerró arriba del 7% en 2021, una inminente pérdida del poder adquisitivo.

Mientras tanto las familias en México siguen luchando solas, con los contagios que estos meses se han incrementado, al seguir faltando una real estrategia de contención, al supeditarnos el acceso a la vacuna hasta que el gobierno federal lo determine y encuentre quién se las regale; siguen luchando solas para sobrevivir a esta gran crisis económica que les quita la tranquilidad y los planes.

Además, y a pesar de todo lo anterior, los ciudadanos debemos atender nuestras obligaciones de pago de impuestos establecidas, soportar el incremento de la canasta básica y servicios, lo que está prácticamente imposible de adquirir completa por la mayoría de las familias mexicanas, entendemos bien que si queremos ciudades competitivas debemos cumplir con estos pagos, el problema es la falta de dinero y la lejanía de una posible mejora en las finanzas familiares, derivada de las pésimas decisiones en materia económica del gobierno morenista.


Hoy tenemos más pobres en México, hoy los programas sociales simplemente son electoreros, no cumplen su función, hoy los adultos mayores y jóvenes lo utilizan no para mejorar su condición de vida, sino para cubrir atención médica y medicamentos y sólo eso, en el mejor de los casos.

En estos meses donde la cuesta de enero sí cuesta más, y según los expertos puede ser la más larga de los últimos años, estaré atenta como diputada federal, buscando medidas y estrategias que abonen a que las entidades federativas y gobiernos municipales tengan herramientas en el menor tiempo posible, para generar economías y con ello podamos disminuir en buena medida la mala situación económica de las familias chihuahuenses.