/ viernes 11 de junio de 2021

La cultura del ciudadano

Ser culto es tener conciencia, es saber pensar, sentir y no ser parásitos de nadie. Es no ser adulador, es no sólo poseer múltiples conocimientos de diferentes temas como científicos, históricos, cognitivos, etc., sino también significa “poseer buenos modales y una escala de valores muy firmes, como saber hablar, expresarse, entablar conversaciones, no utilizar vocabulario inadecuado, vestirse bien, tener buenos modales”; es saber digerir lo que se estudia, todo esto con humildad y sin egolatría.

Aunque una buena educación es la esperanza del mundo (y no de Morena), y la juventud es campo fértil donde cultivarla, es común que las dificultades y desacuerdos, principalmente políticos y entre los hombres, se deben a la falta de facilidades y métodos más amplios de educación. En el estado de Chihuahua, por ejemplo, existe una gran y envidiable cobertura educativa , pero con una enorme deficiencia académica.

El tener bibliotecas llenas de libros y presumirlas no es tener cultura. Podemos leer mucho y aún así, no ser cultos, si no demostramos con hechos y acciones nuestros

conocimientos y experiencias. El ser buenos médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, etc., no sólo se deriva de tener muchos estudios y muchos diplomas.

El mucho leer y poco pensar nutre tanto la mente, como lo hace el comer mucho sin hacer ejercicio. El que únicamente recuerda lo que ha leído es solamente un tonto instruido. Nadie puede ser muy bueno en algo con sólo leer muchos libros, así como nadie puede obtener belleza física meramente por leer recetas de belleza.

Se puede llegar al extremo de pensar que los libros sólo son tarea de desocupados, a menos que hagamos que lo que leemos resulte útil, no sólo para nosotros, sino para nuestros semejantes. En estos tiempos es necesario que todos comuniquemos y compartamos lo que sabemos. El progreso humano, pero sobre todo de la nación, depende del desarrollo del cerebro por medio del conocimiento compartido, cosa que jamás obtendremos con partidos como Morena.

Es importante hacer notar que el instinto animal que todos poseemos cede a la influencia de la cultura. La cultura, y la brutalidad son enemigos y no pueden vivir juntos.

Todo hombre para llamarse culto debe tener no sólo conocimientos, sino también interés en asuntos fuera de la esfera de su actividad o profesión. Es importante tener interés en materias como la sicología, la historia, la filosofía, la poesía, la cinematografía, la arqueología, la antropología, la pintura, la música, etc., porque ellas constituyen el atractivo de la vida y ejercen una influencia poderosa sobre el progreso intelectual de las personas, pero sobre todo sobre el carácter, la felicidad y el destino del hombre.

Existen muchos hombres sin cultura de libros y aun sin carrera universitaria, pero son cultos en el sentido que no son egoístas, se interesan por los problemas sociales, económicos y políticos, así como por el progreso y felicidad del país; que tienen la conciencia de la necesidad de trabajar. Ser culto es tener conciencia, es saber pensar y sentir, es reconocer y cumplir con nuestros deberes para con la sociedad y para con el país.

Ser culto es tener conciencia, es saber pensar, sentir y no ser parásitos de nadie. Es no ser adulador, es no sólo poseer múltiples conocimientos de diferentes temas como científicos, históricos, cognitivos, etc., sino también significa “poseer buenos modales y una escala de valores muy firmes, como saber hablar, expresarse, entablar conversaciones, no utilizar vocabulario inadecuado, vestirse bien, tener buenos modales”; es saber digerir lo que se estudia, todo esto con humildad y sin egolatría.

Aunque una buena educación es la esperanza del mundo (y no de Morena), y la juventud es campo fértil donde cultivarla, es común que las dificultades y desacuerdos, principalmente políticos y entre los hombres, se deben a la falta de facilidades y métodos más amplios de educación. En el estado de Chihuahua, por ejemplo, existe una gran y envidiable cobertura educativa , pero con una enorme deficiencia académica.

El tener bibliotecas llenas de libros y presumirlas no es tener cultura. Podemos leer mucho y aún así, no ser cultos, si no demostramos con hechos y acciones nuestros

conocimientos y experiencias. El ser buenos médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, etc., no sólo se deriva de tener muchos estudios y muchos diplomas.

El mucho leer y poco pensar nutre tanto la mente, como lo hace el comer mucho sin hacer ejercicio. El que únicamente recuerda lo que ha leído es solamente un tonto instruido. Nadie puede ser muy bueno en algo con sólo leer muchos libros, así como nadie puede obtener belleza física meramente por leer recetas de belleza.

Se puede llegar al extremo de pensar que los libros sólo son tarea de desocupados, a menos que hagamos que lo que leemos resulte útil, no sólo para nosotros, sino para nuestros semejantes. En estos tiempos es necesario que todos comuniquemos y compartamos lo que sabemos. El progreso humano, pero sobre todo de la nación, depende del desarrollo del cerebro por medio del conocimiento compartido, cosa que jamás obtendremos con partidos como Morena.

Es importante hacer notar que el instinto animal que todos poseemos cede a la influencia de la cultura. La cultura, y la brutalidad son enemigos y no pueden vivir juntos.

Todo hombre para llamarse culto debe tener no sólo conocimientos, sino también interés en asuntos fuera de la esfera de su actividad o profesión. Es importante tener interés en materias como la sicología, la historia, la filosofía, la poesía, la cinematografía, la arqueología, la antropología, la pintura, la música, etc., porque ellas constituyen el atractivo de la vida y ejercen una influencia poderosa sobre el progreso intelectual de las personas, pero sobre todo sobre el carácter, la felicidad y el destino del hombre.

Existen muchos hombres sin cultura de libros y aun sin carrera universitaria, pero son cultos en el sentido que no son egoístas, se interesan por los problemas sociales, económicos y políticos, así como por el progreso y felicidad del país; que tienen la conciencia de la necesidad de trabajar. Ser culto es tener conciencia, es saber pensar y sentir, es reconocer y cumplir con nuestros deberes para con la sociedad y para con el país.