/ domingo 24 de enero de 2021

La degradación de la política

El sistema de partidos en México está inmerso en un agudo proceso de degradación moral, pragmatismo y caudillismo, lo que vulnera no sólo el proceso electoral en ciernes, sino también al sistema político y a toda la sociedad.

Los partidos que constitucionalmente se definen como entidades de interés público, han hecho caso omiso de ello. Toda la actividad político-electoral gravita en torno a intereses personales, a ser candidatos a puestos de elección popular y/o reelegirse por la vía plurinominal.

Los programas políticos, doctrinas ideológicas e incluso estatutos, ejes fundamentales de toda praxis política, están por los suelos en todos los partidos políticos, lo que ha generado un aberrante batidero, que hace molesto y difícil el movimiento de los carruajes.

Las facciosas alianzas electorales en que han incurrido todos los partidos políticos en su ambición de poder son inconcebibles. ¿Cómo es posible que Morena atraiga y postule candidatos de partidos adversos, y viceversa, que el presidente del PAN abra las puertas a militantes de Morena que no lograron ser candidatos, y se alíe sin recato alguno con el ex partido oficial (PRI) que tanto criticó? ¿Qué el PRD haga lo mismo, con el fin de no perder su registro electoral?

Todos los partidos han dejado en claro que su objetivo es lograr el triunfo en las elecciones de junio de este año a como dé lugar, no importa que los candidatos seleccionados referidos lleven el zapato derecho en el pie izquierdo y viceversa, sin que les salgan callos.

Bien lo advirtió el politólogo Francisco Pi y Margal: “Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas no vuelven a recuperarse”.

Tan es así, que no hay partido alguno que no esté inmerso en grotescas reyertas internas de sus militantes y dirigentes, como ha quedado evidenciado en el PAN, el cual afronta un agudo enfrentamiento en Chihuahua entre el gobernador Javier Corral y la presidente municipal con licencia, Maru Campos, no sólo en el ámbito político sino incluso también en lo judicial.

Es público y notorio que el gobernador busca a toda costa que el candidato blanquiazul que lo sustituya de ganar el PAN la elección sea el exsenador Gustavo Madero. No es casual que justo en pleno proceso de definir el PAN cuál será su candidato, Corral haya optado para lograr su objetivo, transitar por dos sinuosos caminos: someter a proceso judicial a Maru Campos por presuntos actos de corrupción y que todos los panistas y aliados le aprobaran la adquisición de una deuda de alrededor de mil 900 millones de pesos, a pagar en 20 años, que nada tienen que ver realmente con las obras públicas a las que dice invertiría, en diversos municipios.

La política se ha degradado. Los partidos referidos se esfuerzan hoy no en “hacer posible lo imposible” (Bertrand Russell), sino por lo contrario: en “Hacer lo posible imposible”.


El sistema de partidos en México está inmerso en un agudo proceso de degradación moral, pragmatismo y caudillismo, lo que vulnera no sólo el proceso electoral en ciernes, sino también al sistema político y a toda la sociedad.

Los partidos que constitucionalmente se definen como entidades de interés público, han hecho caso omiso de ello. Toda la actividad político-electoral gravita en torno a intereses personales, a ser candidatos a puestos de elección popular y/o reelegirse por la vía plurinominal.

Los programas políticos, doctrinas ideológicas e incluso estatutos, ejes fundamentales de toda praxis política, están por los suelos en todos los partidos políticos, lo que ha generado un aberrante batidero, que hace molesto y difícil el movimiento de los carruajes.

Las facciosas alianzas electorales en que han incurrido todos los partidos políticos en su ambición de poder son inconcebibles. ¿Cómo es posible que Morena atraiga y postule candidatos de partidos adversos, y viceversa, que el presidente del PAN abra las puertas a militantes de Morena que no lograron ser candidatos, y se alíe sin recato alguno con el ex partido oficial (PRI) que tanto criticó? ¿Qué el PRD haga lo mismo, con el fin de no perder su registro electoral?

Todos los partidos han dejado en claro que su objetivo es lograr el triunfo en las elecciones de junio de este año a como dé lugar, no importa que los candidatos seleccionados referidos lleven el zapato derecho en el pie izquierdo y viceversa, sin que les salgan callos.

Bien lo advirtió el politólogo Francisco Pi y Margal: “Las convicciones políticas son como la virginidad: una vez perdidas no vuelven a recuperarse”.

Tan es así, que no hay partido alguno que no esté inmerso en grotescas reyertas internas de sus militantes y dirigentes, como ha quedado evidenciado en el PAN, el cual afronta un agudo enfrentamiento en Chihuahua entre el gobernador Javier Corral y la presidente municipal con licencia, Maru Campos, no sólo en el ámbito político sino incluso también en lo judicial.

Es público y notorio que el gobernador busca a toda costa que el candidato blanquiazul que lo sustituya de ganar el PAN la elección sea el exsenador Gustavo Madero. No es casual que justo en pleno proceso de definir el PAN cuál será su candidato, Corral haya optado para lograr su objetivo, transitar por dos sinuosos caminos: someter a proceso judicial a Maru Campos por presuntos actos de corrupción y que todos los panistas y aliados le aprobaran la adquisición de una deuda de alrededor de mil 900 millones de pesos, a pagar en 20 años, que nada tienen que ver realmente con las obras públicas a las que dice invertiría, en diversos municipios.

La política se ha degradado. Los partidos referidos se esfuerzan hoy no en “hacer posible lo imposible” (Bertrand Russell), sino por lo contrario: en “Hacer lo posible imposible”.