/ viernes 28 de junio de 2019

La educación católica

Me parece que la persecución a la educación católica en México fue cosa de los liberales mexicanos. Por la ley desde Juárez hasta Salinas de Gortari, los maestros católicos éramos delincuentes legales, con castigo de prisión. Pero hubo muchas maestras y muchos maestros que arriesgaron su vida trabajando en una escuela católica.

Desde que Cristóbal Colón descubrió América y se fundó en el nuevo mundo la Nueva España, la educación fue católica. Los papas tenían en ese momento mucha preeminencia sobre las reyes, y el papa Alejando VI les marcó los territorios que podían descubrir.

Y llegó Juárez en el siglo XIX, y prohibió la educación religiosa católica. Luego la constitución de 1917 estableció cuatro artículos contra la enseñanza católica. Los católicos defendieron sus derechos. Se crearon asociaciones de defensa. En 1917 se fundó la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF). En 1920 se estableció la CNEP (Confederación Nacional de Escuelas Particulares), y en cada estado del país se fundó la Federación Estatal de Escuelas Particulares (FEP). Y en 1937 apareció la Unión Nacional Sinarquista (UNS).

La historia nos cuenta que en 1933 el secretario de Educación Pública, Narciso Bassols, ordenó dar educación sexual en las escuelas primarias. Levantó una protesta nacional. Para defenderse de la UNPF, José López Portillo fundó la Asociación Federal de Padres de Familia, oficial, estaba a las órdenes del gobierno. En 1933 Vicente Lombardo Toledano propuso la educación socialista en las universidades. La rebelión fue nacional.

En 1991 Carlos Salinas de Gortari cambió los artículos anticatólicos. Y quedaron así: El Art 3º pide la laicidad sólo en las escuelas oficiales; el 5º permite el funcionamiento de las órdenes religiosas; el 24º, hay libertad de educación; y el 130º concede los derechos de ley a los sacerdotes.

Las asociaciones UNPF y la CNEP que eran agrupaciones de lucha quedaban prácticamente abolidas. La UNS había sido disuelta por la ley. Hoy, los maestros católicos ya no vivimos en la delincuencia.


Me parece que la persecución a la educación católica en México fue cosa de los liberales mexicanos. Por la ley desde Juárez hasta Salinas de Gortari, los maestros católicos éramos delincuentes legales, con castigo de prisión. Pero hubo muchas maestras y muchos maestros que arriesgaron su vida trabajando en una escuela católica.

Desde que Cristóbal Colón descubrió América y se fundó en el nuevo mundo la Nueva España, la educación fue católica. Los papas tenían en ese momento mucha preeminencia sobre las reyes, y el papa Alejando VI les marcó los territorios que podían descubrir.

Y llegó Juárez en el siglo XIX, y prohibió la educación religiosa católica. Luego la constitución de 1917 estableció cuatro artículos contra la enseñanza católica. Los católicos defendieron sus derechos. Se crearon asociaciones de defensa. En 1917 se fundó la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF). En 1920 se estableció la CNEP (Confederación Nacional de Escuelas Particulares), y en cada estado del país se fundó la Federación Estatal de Escuelas Particulares (FEP). Y en 1937 apareció la Unión Nacional Sinarquista (UNS).

La historia nos cuenta que en 1933 el secretario de Educación Pública, Narciso Bassols, ordenó dar educación sexual en las escuelas primarias. Levantó una protesta nacional. Para defenderse de la UNPF, José López Portillo fundó la Asociación Federal de Padres de Familia, oficial, estaba a las órdenes del gobierno. En 1933 Vicente Lombardo Toledano propuso la educación socialista en las universidades. La rebelión fue nacional.

En 1991 Carlos Salinas de Gortari cambió los artículos anticatólicos. Y quedaron así: El Art 3º pide la laicidad sólo en las escuelas oficiales; el 5º permite el funcionamiento de las órdenes religiosas; el 24º, hay libertad de educación; y el 130º concede los derechos de ley a los sacerdotes.

Las asociaciones UNPF y la CNEP que eran agrupaciones de lucha quedaban prácticamente abolidas. La UNS había sido disuelta por la ley. Hoy, los maestros católicos ya no vivimos en la delincuencia.