/ sábado 14 de julio de 2018

La educación y López Obrador

La sola promesa del candidato presidencial electo de Morena Andrés Manuel López Obrador, de echar abajo la Reforma Educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto, despertó gran entusiasmo en el magisterio nacional. No era para menos, pues dicha “reforma” tenía clara dedicatoria: someter a garrotazos al magisterio disidente fundamentalmente

En principio, vale la pena recordar que ninguno de los gobernantes emanados del PRI resistieron la tentación de hacer ajustes al proyecto educativo nacional, más con intenciones de empobrecerlo que ponerlo acorde con el desarrollo científico y tecnológico del momento, amén de seguir manteniendo dicho sistema al margen del Derecho Humano de educar a todos los mexicanos por igual, como una obligación del Estado mexicano, y que fue objetivo muy sentido del movimiento armado de 1910.

Los resultados de las evaluaciones que llevan a cabo organismos internacionales confirman que las reformas educativas sexenales no tienen el propósito de superar la crisis en que se debate la educación de nuestro país. La reprobación en materias fundamentales como son el español y matemáticas, lo dice todo.

Dos aspectos novedosos de la Reforma Educativa de Peña Nieto fueron en primer lugar, la campaña llevada a cabo en todos los medios de comunicación, culpando al magisterio del país de la profunda crisis en que se debate la educación nacional a todos los niveles desde hace décadas.

Con esto se pretendió olvidar que la educación a partir de la formación de docentes, históricamente ha estado en manos del Estado mexicano, al margen del funcionamiento de instituciones privadas formadoras de maestros, sin control ni vigilancia por parte del Estado y que proliferaron por todo el país a partir del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

Peña Nieto y su secretario de Educación Nuño nunca repararon que se descalificaban a sí mismos con la campaña que emprendieron en contra del magisterio nacional.

El otro aspecto de la citada reforma, es sin duda la agresividad oficial en la aplicación práctica de la misma. Las evaluaciones con carácter punitivo a que se sometió al magisterio, llegando incluso a recurrir a las fuerzas policiacas para intimidar a los maestros antes y durante el proceso de aplicación de dicha evaluación, no tuvo otro objetivo más que utilizar la evaluación como instrumento para echar abajo muchas de las conquistas que habían alcanzado los maestros a lo largo de décadas de lucha.

A consecuencia de dicha política, quedaron cesados a lo largo y ancho del país miles de maestros

De echar abajo Andrés Manuel esta Reforma Educativa de Peña Nieto, por de pronto, se daría el reingreso a todos los maestros cesados a consecuencia de la evaluación-represión aplicada por este régimen y cuya intención de fondo, es ir liberando al Estado mexicano de uno de sus más importantes compromisos históricos: educar al pueblo.

Sin embargo, sin menosprecio de la propuesta de López Obrador, la misma quedaría incompleta si no toca el otro aspecto. Me refiero a los contenidos, a los métodos y a los alcances de la nueva propuesta para que realmente tengamos en el país una verdadera Reforma Educativa.








La sola promesa del candidato presidencial electo de Morena Andrés Manuel López Obrador, de echar abajo la Reforma Educativa del gobierno de Enrique Peña Nieto, despertó gran entusiasmo en el magisterio nacional. No era para menos, pues dicha “reforma” tenía clara dedicatoria: someter a garrotazos al magisterio disidente fundamentalmente

En principio, vale la pena recordar que ninguno de los gobernantes emanados del PRI resistieron la tentación de hacer ajustes al proyecto educativo nacional, más con intenciones de empobrecerlo que ponerlo acorde con el desarrollo científico y tecnológico del momento, amén de seguir manteniendo dicho sistema al margen del Derecho Humano de educar a todos los mexicanos por igual, como una obligación del Estado mexicano, y que fue objetivo muy sentido del movimiento armado de 1910.

Los resultados de las evaluaciones que llevan a cabo organismos internacionales confirman que las reformas educativas sexenales no tienen el propósito de superar la crisis en que se debate la educación de nuestro país. La reprobación en materias fundamentales como son el español y matemáticas, lo dice todo.

Dos aspectos novedosos de la Reforma Educativa de Peña Nieto fueron en primer lugar, la campaña llevada a cabo en todos los medios de comunicación, culpando al magisterio del país de la profunda crisis en que se debate la educación nacional a todos los niveles desde hace décadas.

Con esto se pretendió olvidar que la educación a partir de la formación de docentes, históricamente ha estado en manos del Estado mexicano, al margen del funcionamiento de instituciones privadas formadoras de maestros, sin control ni vigilancia por parte del Estado y que proliferaron por todo el país a partir del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

Peña Nieto y su secretario de Educación Nuño nunca repararon que se descalificaban a sí mismos con la campaña que emprendieron en contra del magisterio nacional.

El otro aspecto de la citada reforma, es sin duda la agresividad oficial en la aplicación práctica de la misma. Las evaluaciones con carácter punitivo a que se sometió al magisterio, llegando incluso a recurrir a las fuerzas policiacas para intimidar a los maestros antes y durante el proceso de aplicación de dicha evaluación, no tuvo otro objetivo más que utilizar la evaluación como instrumento para echar abajo muchas de las conquistas que habían alcanzado los maestros a lo largo de décadas de lucha.

A consecuencia de dicha política, quedaron cesados a lo largo y ancho del país miles de maestros

De echar abajo Andrés Manuel esta Reforma Educativa de Peña Nieto, por de pronto, se daría el reingreso a todos los maestros cesados a consecuencia de la evaluación-represión aplicada por este régimen y cuya intención de fondo, es ir liberando al Estado mexicano de uno de sus más importantes compromisos históricos: educar al pueblo.

Sin embargo, sin menosprecio de la propuesta de López Obrador, la misma quedaría incompleta si no toca el otro aspecto. Me refiero a los contenidos, a los métodos y a los alcances de la nueva propuesta para que realmente tengamos en el país una verdadera Reforma Educativa.