/ sábado 15 de agosto de 2020

La emoción de volver al cine

Las salas de cine en todo el país cerraron el pasado 25 de marzo ante el llamado de las autoridades de Salud para evitar la propagación del Covid-19. Esta semana se vio marcada por la reapertura de salas y complejos de la capital del país, lo cual celebra la industria, que vio pasar el mes de julio 2020 sin exhibir muchos de los éxitos tan esperados de acción, infantiles y otros géneros populares en temporada vacacional de verano.

La pandemia se llevó también el gusto por ir al cine.

El pasado miércoles las salas de cine de la Ciudad de México abrieron sus puertas a la nueva realidad: los espectadores tienen que seguir normas que antes eran producto de una fantasía catastrofista, dentro del Semáforo Epidemiológico color naranja.

Para entrar al cine en la Ciudad de México los asistentes deberán utilizar, todo el tiempo, cubrebocas y usar de manera constante gel antibacterial, además de guardar la sana distancia entre butacas.

El año pasado a los cines mexicanos asistieron 341 millones de espectadores, en 955 complejos cinematográficos, de acuerdo con cifras del Anuario Estadístico del Cine Mexicano 2019.

En la Ciudad de México es obligatorio, durante toda la función, el uso cubrebocas y un aforo máximo del 30%, además el porcentaje mínimo de aire que debe llegar desde el exterior deber ser del 40%, esto por el tiempo de permanencia de las personas en una función que suele ser en promedio de 120 minutos.

La nueva realidad se nos impone y acudir al cine -por lo pronto-, no podrá ser una actividad familiar, ya que se permitirá sólo dos personas juntas y sana distancia entre los demás asistentes al cine. Hay que sumarle el uso constante de gel antibacterial y a la revisión de la temperatura corporal. Quien tenga más de 37.5 grados de temperatura le será negada la entrada.

La nueva realidad implica, también, que dentro los cines sólo habrá un solo sentido de entrada y salida, no puede haber cruces en pasillo, junto con la señalización de los asientos que no pueden ocuparse en las salas para asegurar una sana distancia y fomentar la compra de boletos en internet.

Para los empleados de los cines, las cosas también cambian: deben de utilizar de manera obligatoria y permanente el cubrebocas y careta, especialmente todos aquéllos que atienden de manera directa a los clientes.

Aunque es humanamente imposible tener un inspector por cada pantalla de cine en el país, las autoridades destacan que lo principal es la cooperación y la responsabilidad ciudadana y de los empresarios.

La Ciudad de México regresa a una de las actividades favoritas de los mexicanos, sin embargo, en algunos estados abrieron sus puertas desde la segunda quincena de junio, mientras otros estados han decidido que permanezcan sin funciones y sólo con venta de alimentos.

La emoción de volver al cine se ha transformado con la nueva realidad.

Las salas de cine en todo el país cerraron el pasado 25 de marzo ante el llamado de las autoridades de Salud para evitar la propagación del Covid-19. Esta semana se vio marcada por la reapertura de salas y complejos de la capital del país, lo cual celebra la industria, que vio pasar el mes de julio 2020 sin exhibir muchos de los éxitos tan esperados de acción, infantiles y otros géneros populares en temporada vacacional de verano.

La pandemia se llevó también el gusto por ir al cine.

El pasado miércoles las salas de cine de la Ciudad de México abrieron sus puertas a la nueva realidad: los espectadores tienen que seguir normas que antes eran producto de una fantasía catastrofista, dentro del Semáforo Epidemiológico color naranja.

Para entrar al cine en la Ciudad de México los asistentes deberán utilizar, todo el tiempo, cubrebocas y usar de manera constante gel antibacterial, además de guardar la sana distancia entre butacas.

El año pasado a los cines mexicanos asistieron 341 millones de espectadores, en 955 complejos cinematográficos, de acuerdo con cifras del Anuario Estadístico del Cine Mexicano 2019.

En la Ciudad de México es obligatorio, durante toda la función, el uso cubrebocas y un aforo máximo del 30%, además el porcentaje mínimo de aire que debe llegar desde el exterior deber ser del 40%, esto por el tiempo de permanencia de las personas en una función que suele ser en promedio de 120 minutos.

La nueva realidad se nos impone y acudir al cine -por lo pronto-, no podrá ser una actividad familiar, ya que se permitirá sólo dos personas juntas y sana distancia entre los demás asistentes al cine. Hay que sumarle el uso constante de gel antibacterial y a la revisión de la temperatura corporal. Quien tenga más de 37.5 grados de temperatura le será negada la entrada.

La nueva realidad implica, también, que dentro los cines sólo habrá un solo sentido de entrada y salida, no puede haber cruces en pasillo, junto con la señalización de los asientos que no pueden ocuparse en las salas para asegurar una sana distancia y fomentar la compra de boletos en internet.

Para los empleados de los cines, las cosas también cambian: deben de utilizar de manera obligatoria y permanente el cubrebocas y careta, especialmente todos aquéllos que atienden de manera directa a los clientes.

Aunque es humanamente imposible tener un inspector por cada pantalla de cine en el país, las autoridades destacan que lo principal es la cooperación y la responsabilidad ciudadana y de los empresarios.

La Ciudad de México regresa a una de las actividades favoritas de los mexicanos, sin embargo, en algunos estados abrieron sus puertas desde la segunda quincena de junio, mientras otros estados han decidido que permanezcan sin funciones y sólo con venta de alimentos.

La emoción de volver al cine se ha transformado con la nueva realidad.