/ sábado 24 de febrero de 2018

La estrategia de Pedro Infante

Si no fuera porque tengo un libro que explica en 200 páginas qué es el populismo, sería populista. Que un líder sea populista significa que para él lo primero es el pueblo, y el pueblo son los más desfavorecidos de la sociedad. Los populistas la agarran contra las clases altas y las culpan de los sufrimientos del pueblo, aprovechan que la gente está harta de regímenes abusivos y explotan esto hasta el cansancio. El populismo no es nuevo, Hitler es un buen ejemplo, los alemanes de clase baja votaron por él cuando un litro de leche valía 8,600 marcos y no había trabajo; en ese ambiente de anarquía y locura surgió el Führer del Partido Nacional Socialista Obrero que con su Ley para Remediar la Angustia del Pueblo, un plebiscito y sus opositores en un campo de concentración, en diez años destrozó a su país.

La experiencia populista en América Latina es amplia, Salvador Allende en Chile, Alan García en Perú, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, Lula Da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela, todos ellos utilizaron la frase (que tal vez le robaron a Pedro Infante): “Nosotros los pobres y ustedes los ricos”; sin embargo estos líderes con tiempo demostraron que los pobres o la injusticia social los tenían sin cuidado y al pueblo le fue peor que nunca porque de la pobreza se pasó a las matanzas o al desorden social con el fin de sostener el régimen.

El que no conoce la historia la repite, aprendamos pues de los países que cayeron subyugados por un populista, recuerde que la principal estrategia populista es llegar al corazón de los agraviados para que voten en contra. Muchos de nosotros votamos por la emoción más que por el razonamiento y si tenemos escasa educación política nos aferramos a lo que parece o que nos late, pero hay que saber que ese latido nos lo provoca la mercadotecnia pagada con muchos millones; millones que por estos días, y con algunos líderes, tal vez provengan del narcotráfico.

Amable lector, le tengo una mala noticia: la democracia no funciona en países con desigualdades económicas tan grandes como las de México, pero se ha luchado mucho por el voto así que,  estudiados los candidatos, vote por el que le parezca menos peor,  y sobre todo luchemos desde nuestras pequeñas trincheras para disminuir la franja entre las clases sociales. No hay más.

NAMASTE

www.silviagonzalez.com.mx

Si no fuera porque tengo un libro que explica en 200 páginas qué es el populismo, sería populista. Que un líder sea populista significa que para él lo primero es el pueblo, y el pueblo son los más desfavorecidos de la sociedad. Los populistas la agarran contra las clases altas y las culpan de los sufrimientos del pueblo, aprovechan que la gente está harta de regímenes abusivos y explotan esto hasta el cansancio. El populismo no es nuevo, Hitler es un buen ejemplo, los alemanes de clase baja votaron por él cuando un litro de leche valía 8,600 marcos y no había trabajo; en ese ambiente de anarquía y locura surgió el Führer del Partido Nacional Socialista Obrero que con su Ley para Remediar la Angustia del Pueblo, un plebiscito y sus opositores en un campo de concentración, en diez años destrozó a su país.

La experiencia populista en América Latina es amplia, Salvador Allende en Chile, Alan García en Perú, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, Lula Da Silva en Brasil y Hugo Chávez en Venezuela, todos ellos utilizaron la frase (que tal vez le robaron a Pedro Infante): “Nosotros los pobres y ustedes los ricos”; sin embargo estos líderes con tiempo demostraron que los pobres o la injusticia social los tenían sin cuidado y al pueblo le fue peor que nunca porque de la pobreza se pasó a las matanzas o al desorden social con el fin de sostener el régimen.

El que no conoce la historia la repite, aprendamos pues de los países que cayeron subyugados por un populista, recuerde que la principal estrategia populista es llegar al corazón de los agraviados para que voten en contra. Muchos de nosotros votamos por la emoción más que por el razonamiento y si tenemos escasa educación política nos aferramos a lo que parece o que nos late, pero hay que saber que ese latido nos lo provoca la mercadotecnia pagada con muchos millones; millones que por estos días, y con algunos líderes, tal vez provengan del narcotráfico.

Amable lector, le tengo una mala noticia: la democracia no funciona en países con desigualdades económicas tan grandes como las de México, pero se ha luchado mucho por el voto así que,  estudiados los candidatos, vote por el que le parezca menos peor,  y sobre todo luchemos desde nuestras pequeñas trincheras para disminuir la franja entre las clases sociales. No hay más.

NAMASTE

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