La megafarmacia es un hecho. La semana pasada el presidente de la República inauguró 5 mil 500 metros cuadrados que representan una garantía más en el acceso a la salud, porque este no significa solamente la atención al paciente, sino el garantizar el medicamento y lograr completar así un círculo virtuoso en en el derecho a la salud y alejando la corrupción de aquellos que negocian con la salud de las y los mexicanos.
La megafarmacia será una especie de nodo de distribución con una capacidad de 286 millones de piezas de medicinas y la cual estará a cargo de Birmex, la paraestatal en fabricación de biológicos. Durante la inauguración, el jefe del Ejecutivo Federal explicó la mecánica con la que trabajará la megafarmacia.
Por ejemplo, si un paciente no encuentra en la clínica de su localidad un medicamento de su receta, deberá llamar al teléfono del almacén central (55 95 00 911) para realizar un reporte de que hace falta en dicha clínica el medicamento. En tres horas, los operadores se pondrán en contacto con los tres sistemas de salud pública el ISSSTE, el IMSS y la Secretaría de Salud, para investigar si alguna de esas instituciones cuenta con el medicamento. Si la medicina está en un centro de salud cercano a la persona que la necesita, los operadores le llamarán para decirle dónde deberá ir a recogerla. Si el medicamento solo existe en el inventario de la Megafarmacia, se armará un plan de distribución para enviarlo por tierra o aire en un lapso de entre 24 y 48 horas. En este caso el paciente también deberá acudir a recogerlo a un sitio que le será especificado. La farmacia estará trabajando todos los días del año.
Además de lograr garantizar medicamentos para el periodo 2023-2024, se han ahorrado 48 mil millones de pesos en el proceso de adquisición, lo cual significa no solo acceso garantizado a medicamentos, sino también una gestión eficiente de recursos. Por un lado, garantizando el derecho a la salud y por el otro, apartando la corrupción en un tema tan sensible como lo es la salud.
La megafarmacia dista mucho de ser una ocurrencia como la califican algunos opositores, la realidad es que estamos frente a una política pública que ya se ha hecho en Estados Unido o Europa en donde estas farmacias centrales son una herramienta en contra de los monopolios y control de los medicamentos por parte de las grandes farmacéuticas, quienes le juegan al mercado y suben precios deteniendo muchas veces la distribución de los medicamentos y manejando los precios a su conveniencia frente a sus compradores mayores como son los gobiernos.
Y justamente es uno de los problemas que busca resolver la megafarmacia, creando un stock de medicamentos que impida el desabasto y las personas no dependan de las operaciones que las farmacéuticas suelen hacer sin considerar la salud de las personas.
Con rumbo a cerrar el primer sexenio de la Cuarta Transformación, una promesa más cumplida que busca consolidar lo que hace seis años era un proyecto y que hoy es una realidad que espera la estafeta de continuación hasta el 2030.