/ martes 16 de enero de 2018

¡La felicidad o el bienestar en este siglo!

Hoy me gustaría hablarles sobre la felicidad o llamémoslo bienestar, porque la palabra felicidad es muy polémica y quién soy yo para hablarles de felicidad o infelicidad. Pero me gustaría aprovechar este espacio para hacerles algunas apreciaciones personales sobre el tema, basándome en libros y vivencias personales.

En los últimos años de mi vida me he acercado mucho a los temas espirituales, he leído algunos libros sobre el tema, práctico yoga regularmente y trato de tener hábitos personales que vayan encaminados a nutrir el espíritu, que al final de cuentas creo profundamente que es lo más importante.

Soy católica, me encanta decirlo, pero también me encanta la filosofía budista, no como religión, sino como una forma de ver las cosas, de ser compasiva, hacer el bien, dar mucho amor,  de actuar con sabiduría y no por conocimiento, de encontrar dentro de nosotros mismos esa paz que sólo está en nuestro más íntimo ser. 

No creo que tengamos que renunciar a comer lo que nos gusta, disfrutar de los placeres de la vida como viajar, darte los lujos que tu billetera te permita, pero lo que sí creo es que la verdadera felicidad no está en las cosas materiales; por supuesto que es un medio importante para lograr satisfacción en determinados momentos de nuestra vida y ¿a quién no le gusta tener su dinerito?

Al comprarnos cosas que nos gustan sentimos placer, al comer algo que nos gusta sentimos placer, pero no hay que confundir el placer con el bienestar o con la felicidad; el placer es momentáneo, se consume a sí mismo, como esa canción que te gusta tanto y escuchas 100 veces, pero poco a poco deja de gustarte tanto y si la escucháramos por 24 horas todos los días, te aseguro que acabaríamos pidiendo no volver a escucharla jamás.

Por eso se dice que el placer se consume a sí mismo conforme lo experimentas, pero no es así con la felicidad, ya que no es meramente una sensación de placer, sino una profunda sensación de serenidad y realización duradera,  que está por encima de todas las alegrías o penas que tengamos en nuestro camino.

¿A qué me refiero? A qué la mayoría de las cosas del mundo exterior están fuera de nuestro control o nuestro control es limitado o temporal, pero hay algo sobre lo que sí podemos tener control y se llama "nuestro interior"; y para lograr esa paz en nuestro interior, una de las principales cosas que podemos hacer es practicar la meditación, esta es la auténtica transformación de la mente y quiere decir que a través de la meditación podremos familiarizarnos con una nueva forma de percibir la vida.

Las cosas no van a cambiar en el exterior, somos nosotros los que vamos a cambiar en nuestro interior. Hay infinidad de videos en la red que nos ayudan a aprender a meditar y creo que con intentarlo 10 minutos diarios para iniciar es más que suficiente hasta que se convierta en un hábito; lo mismo con el yoga, pienso que cualquiera que pueda practicarla no debería privarse de ese placer.

En fin, quizás algunas personas piensan que estos pensamientos son muy de hippies, radicales incluso, pero hasta que no nos vemos en situaciones de estrés fuerte, ataques de pánico, depresión, entre muchas otras enfermedades de este siglo que se detonan precisamente al no tener un enriquecimiento espiritual, nos damos cuenta que es prioridad.

Es extraño cómo vemos gente millonaria, exitosa, que pareciera que lo tiene todo y que no es feliz; es precisamente porque se ocuparon por años de la parte material y no se dieron tiempo para disfrutar de los pequeños detalles, lo que a veces ni siquiera tiene precio, como lo es cultivar  a tus verdaderos amigos, disfrutar a tu familia, cuidar tu salud, relajarte, no vivir tan aprisa, darte tiempo para admirar cosas pequeñas, un bonito amanecer, la sonrisa de un bebé; tantas cosas que a veces por ir tan aprisa viviendo de afuera hacia adentro, en lugar de adentro hacia afuera, no percibimos, pensando que somos eternos y que ya habrá tiempo algún día para hacer las cosas que nos gustan, de disfrutar a la gente que amamos, hacer ese viaje de nuestros sueños, aprender algún deporte o incluso practicar nuestro hobby favorito. La pregunta es ¿y si no hay  tiempo?

Un día un amigo me dijo: “nunca te salgas enojada o molesta de tu casa porque nunca sabes si será la última oportunidad que tengas de abrazar a tus seres queridos”. Por eso pienso que el momento es hoy, es el único día que realmente tenemos para ser felices; la vida en realidad es muy sencilla, lo que damos nos es devuelto, así que hay que dar todo lo bueno de nosotros porque estoy segura que todos queremos recibir lo mejor de vuelta.

El camino espiritual es un camino largo, se hace a base de disciplina y constancia, además nunca se deja de aprender, es algo de todos los días y además es una decisión personal. Yo sé que en este momento algunas personas que  estén leyendo esta opinión incluso se sentirán incómodas y no les interesa el tema porque así es esto.

Dicen que “cuando el alumno está listo aparece el maestro" y cuando tú quieres entrar en este mundo, simplemente te las arreglas para entrar, así que como este es mi espacio, de todo corazón les deseo que este año esté lleno de espiritualidad; no hay nada mejor que les pueda desear, porque es la experiencia más única y maravillosa que puedan experimentar, es simplemente ver el mundo con otros ojos. Podrán pasar muchas cosas de las que tengas nulo control, pero esa fuerza interior que tú cultives siempre te va a sacar adelante por encima de cualquier dificultad en la vida.

Me quiero despedir con una frase del Dalai Lama: "La escénica de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás".

Hoy me gustaría hablarles sobre la felicidad o llamémoslo bienestar, porque la palabra felicidad es muy polémica y quién soy yo para hablarles de felicidad o infelicidad. Pero me gustaría aprovechar este espacio para hacerles algunas apreciaciones personales sobre el tema, basándome en libros y vivencias personales.

En los últimos años de mi vida me he acercado mucho a los temas espirituales, he leído algunos libros sobre el tema, práctico yoga regularmente y trato de tener hábitos personales que vayan encaminados a nutrir el espíritu, que al final de cuentas creo profundamente que es lo más importante.

Soy católica, me encanta decirlo, pero también me encanta la filosofía budista, no como religión, sino como una forma de ver las cosas, de ser compasiva, hacer el bien, dar mucho amor,  de actuar con sabiduría y no por conocimiento, de encontrar dentro de nosotros mismos esa paz que sólo está en nuestro más íntimo ser. 

No creo que tengamos que renunciar a comer lo que nos gusta, disfrutar de los placeres de la vida como viajar, darte los lujos que tu billetera te permita, pero lo que sí creo es que la verdadera felicidad no está en las cosas materiales; por supuesto que es un medio importante para lograr satisfacción en determinados momentos de nuestra vida y ¿a quién no le gusta tener su dinerito?

Al comprarnos cosas que nos gustan sentimos placer, al comer algo que nos gusta sentimos placer, pero no hay que confundir el placer con el bienestar o con la felicidad; el placer es momentáneo, se consume a sí mismo, como esa canción que te gusta tanto y escuchas 100 veces, pero poco a poco deja de gustarte tanto y si la escucháramos por 24 horas todos los días, te aseguro que acabaríamos pidiendo no volver a escucharla jamás.

Por eso se dice que el placer se consume a sí mismo conforme lo experimentas, pero no es así con la felicidad, ya que no es meramente una sensación de placer, sino una profunda sensación de serenidad y realización duradera,  que está por encima de todas las alegrías o penas que tengamos en nuestro camino.

¿A qué me refiero? A qué la mayoría de las cosas del mundo exterior están fuera de nuestro control o nuestro control es limitado o temporal, pero hay algo sobre lo que sí podemos tener control y se llama "nuestro interior"; y para lograr esa paz en nuestro interior, una de las principales cosas que podemos hacer es practicar la meditación, esta es la auténtica transformación de la mente y quiere decir que a través de la meditación podremos familiarizarnos con una nueva forma de percibir la vida.

Las cosas no van a cambiar en el exterior, somos nosotros los que vamos a cambiar en nuestro interior. Hay infinidad de videos en la red que nos ayudan a aprender a meditar y creo que con intentarlo 10 minutos diarios para iniciar es más que suficiente hasta que se convierta en un hábito; lo mismo con el yoga, pienso que cualquiera que pueda practicarla no debería privarse de ese placer.

En fin, quizás algunas personas piensan que estos pensamientos son muy de hippies, radicales incluso, pero hasta que no nos vemos en situaciones de estrés fuerte, ataques de pánico, depresión, entre muchas otras enfermedades de este siglo que se detonan precisamente al no tener un enriquecimiento espiritual, nos damos cuenta que es prioridad.

Es extraño cómo vemos gente millonaria, exitosa, que pareciera que lo tiene todo y que no es feliz; es precisamente porque se ocuparon por años de la parte material y no se dieron tiempo para disfrutar de los pequeños detalles, lo que a veces ni siquiera tiene precio, como lo es cultivar  a tus verdaderos amigos, disfrutar a tu familia, cuidar tu salud, relajarte, no vivir tan aprisa, darte tiempo para admirar cosas pequeñas, un bonito amanecer, la sonrisa de un bebé; tantas cosas que a veces por ir tan aprisa viviendo de afuera hacia adentro, en lugar de adentro hacia afuera, no percibimos, pensando que somos eternos y que ya habrá tiempo algún día para hacer las cosas que nos gustan, de disfrutar a la gente que amamos, hacer ese viaje de nuestros sueños, aprender algún deporte o incluso practicar nuestro hobby favorito. La pregunta es ¿y si no hay  tiempo?

Un día un amigo me dijo: “nunca te salgas enojada o molesta de tu casa porque nunca sabes si será la última oportunidad que tengas de abrazar a tus seres queridos”. Por eso pienso que el momento es hoy, es el único día que realmente tenemos para ser felices; la vida en realidad es muy sencilla, lo que damos nos es devuelto, así que hay que dar todo lo bueno de nosotros porque estoy segura que todos queremos recibir lo mejor de vuelta.

El camino espiritual es un camino largo, se hace a base de disciplina y constancia, además nunca se deja de aprender, es algo de todos los días y además es una decisión personal. Yo sé que en este momento algunas personas que  estén leyendo esta opinión incluso se sentirán incómodas y no les interesa el tema porque así es esto.

Dicen que “cuando el alumno está listo aparece el maestro" y cuando tú quieres entrar en este mundo, simplemente te las arreglas para entrar, así que como este es mi espacio, de todo corazón les deseo que este año esté lleno de espiritualidad; no hay nada mejor que les pueda desear, porque es la experiencia más única y maravillosa que puedan experimentar, es simplemente ver el mundo con otros ojos. Podrán pasar muchas cosas de las que tengas nulo control, pero esa fuerza interior que tú cultives siempre te va a sacar adelante por encima de cualquier dificultad en la vida.

Me quiero despedir con una frase del Dalai Lama: "La escénica de la vida espiritual está formada por nuestros sentimientos y nuestras actitudes hacia los demás".

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