/ domingo 27 de marzo de 2022

La guerra en Ucrania expone a los medios 

Sesgo y manipulación, la otra batalla

Por: José Luis Jáquez Balderrama

El mundo tiene su mirada fija en la invasión de Rusia a Ucrania, considerada como la mayor guerra europea en décadas. Y es a través de la cobertura de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) y las llamadas redes sociales como nos presentan la realidad o bien la manipulación de los hechos.

Hoy vivimos una nueva guerra mediática entre los dos bandos. Es la guerra por la percepción, es decir presentar escenarios de triunfo, aunque para ello se registre la crueldad.

No hay duda de que tener más periodistas conduce a una mejor cobertura, tanto para presentar una información real o errónea de un territorio con múltiples prejuicios.

El profesional del periodismo tiene como obligación deontológica verificar los hechos, con ello evitar el sesgo informativo, que lamentablemente tiene gran impacto en la opinión pública.

En estos momentos de crisis bélica que ha dejado miles de muertes y más de cinco millones de refugiados, lo único que se le pide al periodista es que sean periodistas, es decir que su trabajo de informar no vaya inserto su propio sesgo en la historia y hacer comparaciones innecesarias.

Es sabido que los medios de comunicación, de múltiples formas, moldean la opinión pública, pero entendemos que es prioritario el respeto y la responsabilidad social. En este sentido, la información necesariamente tiene que presentar sin sesgo.

La libertad de prensa es derecho indiscutible para la democracia y el fortalecimiento de la transparencia, máxime en el presente conflicto bélico, pero desafortunadamente el mismo Estado, como sucede en Rusia, se apropió de la mayoría de los medios de comunicación, presentando su “propia verdad aunque pase por la desinformación y tergiversación de los hechos.

En el caso de Rusia el control de medios de comunicación es avasallador, ya que el gobierno es dueño del 60% de los periódicos y el único al mando de todas las estaciones de televisión, de acuerdo al European Journalism Centre (EJC).

En Rusia, se minimizan los impactos del enfrentamiento bélico con Ucrania. El Kremlin asegura que se trata de una “simple operación militar”, en tanto que para el resto del mundo es una guerra e invasión, considerada como la más grande desde la Segunda Guerra Mundial en 1939.

Hace un mes que empezó el conflicto entre Rusia y Ucrania, el cual ha provocado una producción de información de manera “industrial” (descomunal) pero lamentablemente, los hechos se reportan muy distinto según el país de origen o lado. Es la guerra por la percepción.

El Servicio Federal de Supervisión de las Comunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación ruso, señaló en un comunicado a los medios locales que “están obligados a usar sólo la información y los datos que hayan recibido de fuentes oficiales”, calificando como “información no verificada y poco confiable” la publicada por medios no identificados.

Y se ha prohibido el uso de la palabra “guerra” para referirse a un conflicto que el gobierno ruso la llama sólo como una “operación especial”.

En una entrevista con el periódico español El País, Alejandro Pizarroso, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, dijo: “En todo conflicto bélico, el control de la información y la propaganda se convierten en un arma de guerra, muchas veces más eficaz que otras armas”.

En el campo de batalla hay muchas balas y mucha desinformación, pero en este terreno, el periodista debe ser un apasionado por la verdad. Informar con exactitud.

El polaco Ryszard Kapuscinski (1932-2007), uno de los mejores periodistas del mundo (sobrevivió a 27 revoluciones e informó 12 veces desde el frente y fue condenado a muerte en 4 ocasiones) decía que “el verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio”.

Y opinaba que el deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios.


Sesgo y manipulación, la otra batalla

Por: José Luis Jáquez Balderrama

El mundo tiene su mirada fija en la invasión de Rusia a Ucrania, considerada como la mayor guerra europea en décadas. Y es a través de la cobertura de los medios de comunicación (prensa, radio y televisión) y las llamadas redes sociales como nos presentan la realidad o bien la manipulación de los hechos.

Hoy vivimos una nueva guerra mediática entre los dos bandos. Es la guerra por la percepción, es decir presentar escenarios de triunfo, aunque para ello se registre la crueldad.

No hay duda de que tener más periodistas conduce a una mejor cobertura, tanto para presentar una información real o errónea de un territorio con múltiples prejuicios.

El profesional del periodismo tiene como obligación deontológica verificar los hechos, con ello evitar el sesgo informativo, que lamentablemente tiene gran impacto en la opinión pública.

En estos momentos de crisis bélica que ha dejado miles de muertes y más de cinco millones de refugiados, lo único que se le pide al periodista es que sean periodistas, es decir que su trabajo de informar no vaya inserto su propio sesgo en la historia y hacer comparaciones innecesarias.

Es sabido que los medios de comunicación, de múltiples formas, moldean la opinión pública, pero entendemos que es prioritario el respeto y la responsabilidad social. En este sentido, la información necesariamente tiene que presentar sin sesgo.

La libertad de prensa es derecho indiscutible para la democracia y el fortalecimiento de la transparencia, máxime en el presente conflicto bélico, pero desafortunadamente el mismo Estado, como sucede en Rusia, se apropió de la mayoría de los medios de comunicación, presentando su “propia verdad aunque pase por la desinformación y tergiversación de los hechos.

En el caso de Rusia el control de medios de comunicación es avasallador, ya que el gobierno es dueño del 60% de los periódicos y el único al mando de todas las estaciones de televisión, de acuerdo al European Journalism Centre (EJC).

En Rusia, se minimizan los impactos del enfrentamiento bélico con Ucrania. El Kremlin asegura que se trata de una “simple operación militar”, en tanto que para el resto del mundo es una guerra e invasión, considerada como la más grande desde la Segunda Guerra Mundial en 1939.

Hace un mes que empezó el conflicto entre Rusia y Ucrania, el cual ha provocado una producción de información de manera “industrial” (descomunal) pero lamentablemente, los hechos se reportan muy distinto según el país de origen o lado. Es la guerra por la percepción.

El Servicio Federal de Supervisión de las Comunicaciones, Tecnologías de la Información y Medios de Comunicación ruso, señaló en un comunicado a los medios locales que “están obligados a usar sólo la información y los datos que hayan recibido de fuentes oficiales”, calificando como “información no verificada y poco confiable” la publicada por medios no identificados.

Y se ha prohibido el uso de la palabra “guerra” para referirse a un conflicto que el gobierno ruso la llama sólo como una “operación especial”.

En una entrevista con el periódico español El País, Alejandro Pizarroso, investigador de la Universidad Complutense de Madrid, dijo: “En todo conflicto bélico, el control de la información y la propaganda se convierten en un arma de guerra, muchas veces más eficaz que otras armas”.

En el campo de batalla hay muchas balas y mucha desinformación, pero en este terreno, el periodista debe ser un apasionado por la verdad. Informar con exactitud.

El polaco Ryszard Kapuscinski (1932-2007), uno de los mejores periodistas del mundo (sobrevivió a 27 revoluciones e informó 12 veces desde el frente y fue condenado a muerte en 4 ocasiones) decía que “el verdadero periodismo es intencional… Se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo de cambio”.

Y opinaba que el deber de un periodista es informar, informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro. Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo, comienza con un cambio del vocabulario en los medios.