/ martes 4 de agosto de 2020

La guerra por el agua

Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia
Mahatma Gandhi


En este año 2020 se cumplen 76 años de la firma del Tratado de Aguas entre nuestro país y los vecinos del norte. En este periodo se ha dado cumplimiento, por ambas naciones, sin grandes conflictos a pesar de que han existido diferencias, pero que hoy, extrañamente, ante un gobierno que no emana de los tradicionales PRI y PAN se han exacerbado los ánimos por parte de los productores con un clima de violencia y reclamo ante el argumento de la posibilidad de que se queden sin el vital líquido.

Pero hay que decir que a la fecha no hay un solo productor a quien le haya faltado el agua para cubrir sus necesidades, a pesar de las aperturas de las presas, del alto consumo de algunos productores que tienen grandes extensiones de siembra de productos que consumen altos niveles de agua, del exceso y sobreexplotación de los mantos freáticos de la región además del robo o “huachicoleo” denunciado por López Obrador.

El tratado establece que los Estados Unidos nos entregan por el río Colorado 1,850 millones de metros cúbicos al año, mientras que nosotros entregamos 431 millones de metros cúbicos al año por la cuenca del río Bravo lo que nos lleva a la cuenta de que recibimos cuatro veces más agua de la que entregamos. Nuestro país tiene que pagar en un periodo quinquenal el promedio de agua que corresponde mientras que los Estados Unidos pagan anualmente, tal y como está establecido en el tratado.

Los repetidos errores por parte de las instituciones de gobierno, la intervención de políticos que pretenden consolidar sus intereses personales, la falta de información a los productores y los malos liderazgos han llevado a este clima donde aparece la violencia y se deberá tener mucho cuidado al entrar en una renegociación como algunos lo están proponiendo, de un tratado que nos favorece, ya que puede resultar contraproducente cuando existen otros intereses en el tema que ponen en peligro este convenio que data, desde 1944. Tal vez la solución sería replantear el uso que se le está dando a las miles de hectáreas que obtienen productos de poco interés social y replantear el fin comercial al cambiar esta producción por productos que diariamente consumimos los mexicanos.

Nada justifica la violencia, son lamentables los últimos acontecimientos provocados al grito de líderes como el presidente del sector 4 del Distrito de Riego 05 que señaló en la reunión previa de algunos productores que no llegaban a 300 mientras en la región existen más de 13 mil; “...cuando yo diga; fuego ¡fuego!


Un saludo fraternal desde la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.


Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia
Mahatma Gandhi


En este año 2020 se cumplen 76 años de la firma del Tratado de Aguas entre nuestro país y los vecinos del norte. En este periodo se ha dado cumplimiento, por ambas naciones, sin grandes conflictos a pesar de que han existido diferencias, pero que hoy, extrañamente, ante un gobierno que no emana de los tradicionales PRI y PAN se han exacerbado los ánimos por parte de los productores con un clima de violencia y reclamo ante el argumento de la posibilidad de que se queden sin el vital líquido.

Pero hay que decir que a la fecha no hay un solo productor a quien le haya faltado el agua para cubrir sus necesidades, a pesar de las aperturas de las presas, del alto consumo de algunos productores que tienen grandes extensiones de siembra de productos que consumen altos niveles de agua, del exceso y sobreexplotación de los mantos freáticos de la región además del robo o “huachicoleo” denunciado por López Obrador.

El tratado establece que los Estados Unidos nos entregan por el río Colorado 1,850 millones de metros cúbicos al año, mientras que nosotros entregamos 431 millones de metros cúbicos al año por la cuenca del río Bravo lo que nos lleva a la cuenta de que recibimos cuatro veces más agua de la que entregamos. Nuestro país tiene que pagar en un periodo quinquenal el promedio de agua que corresponde mientras que los Estados Unidos pagan anualmente, tal y como está establecido en el tratado.

Los repetidos errores por parte de las instituciones de gobierno, la intervención de políticos que pretenden consolidar sus intereses personales, la falta de información a los productores y los malos liderazgos han llevado a este clima donde aparece la violencia y se deberá tener mucho cuidado al entrar en una renegociación como algunos lo están proponiendo, de un tratado que nos favorece, ya que puede resultar contraproducente cuando existen otros intereses en el tema que ponen en peligro este convenio que data, desde 1944. Tal vez la solución sería replantear el uso que se le está dando a las miles de hectáreas que obtienen productos de poco interés social y replantear el fin comercial al cambiar esta producción por productos que diariamente consumimos los mexicanos.

Nada justifica la violencia, son lamentables los últimos acontecimientos provocados al grito de líderes como el presidente del sector 4 del Distrito de Riego 05 que señaló en la reunión previa de algunos productores que no llegaban a 300 mientras en la región existen más de 13 mil; “...cuando yo diga; fuego ¡fuego!


Un saludo fraternal desde la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.