/ jueves 26 de diciembre de 2019

La humanidad forja su transformación

“Para el tímido y el pusilánime todo es imposible, porque así les parece”: Scott

Sergio Armendáriz Royval

Muchas personas reflexionan en sus logros, en sus fracasos en estos días invernales, del año que está por terminar. El balance conduce a una sencilla conclusión: la superación de los obstáculos para seguir adelante, es el indicador de la transformación que lentamente tiene en el amor, la asiduidad, la responsabilidad y el deseo de superación sus dínamos impulsores. Todos participamos, de una manera o de otra, en el proceso. No obstante, los egocentrípetos se arrogan el logro de la transformación, que de suyo es de la sociedad en su conjunto, por otro lado, existen (los menos) los que sienten que todo es imposible, se entregan a la estabilidad, al no cambio y al pesimismo.

El poema “Desiderata” dice: “esfuérzate por ser feliz” ¿cómo? Trabajando, amando, respetando el derecho ajeno y la voluntad del prójimo. No culpemos a nuestros semejantes, cercanos o lejanos de nuestros errores y fracasos, ¿muy fácil? Asumamos nuestra responsabilidad, nuestros éxitos y nuestros fracasos, la tranquilidad nos impulsará a realizar los cambios que necesitamos. Conclusión: la objetividad es el sello del proceso transformador. Eliminemos la frase “a ver qué pasa”, utilicemos, empecemos todos, a impulsar las grandes acciones. Algunos desean que otros les hagan lo que por obligación les corresponde y son mediocres, otros claman que el gobernante en turno los proteja en un paternalismo asistencialista y les dé lo que ellos deben conseguir. Queremos, suplicamos, pedimos, buscamos “conocidos”, cometemos actos ignominiosos, que dan vergüenza con tal de lograr derechos que no corresponden a las necesarias obligaciones.

Algunos hablan hipócritamente de la corrupción, empero, olvidan que la más cínica es buscar con afán palancas, influyentismo, inmoralidades y realizar actos execrables en los que va de por medio la dignidad. Que estos días nos acerquen a la integridad humanista, sincera y responsable, para con nosotros y con nuestros semejantes. Que el egoísmo político no nos conduzca a desfigurar la democracia en pos de una representación popular manipulada y minoritaria, verbigracia: trenes, aeropuertos y alumbrado público, sino que exprese la voluntad popular genuina. A todos mis amables lectores les deseo la reflexión y el autoexamen para la Navidad, el logro de sus objetivos para el año venidero 2020.


“Para el tímido y el pusilánime todo es imposible, porque así les parece”: Scott

Sergio Armendáriz Royval

Muchas personas reflexionan en sus logros, en sus fracasos en estos días invernales, del año que está por terminar. El balance conduce a una sencilla conclusión: la superación de los obstáculos para seguir adelante, es el indicador de la transformación que lentamente tiene en el amor, la asiduidad, la responsabilidad y el deseo de superación sus dínamos impulsores. Todos participamos, de una manera o de otra, en el proceso. No obstante, los egocentrípetos se arrogan el logro de la transformación, que de suyo es de la sociedad en su conjunto, por otro lado, existen (los menos) los que sienten que todo es imposible, se entregan a la estabilidad, al no cambio y al pesimismo.

El poema “Desiderata” dice: “esfuérzate por ser feliz” ¿cómo? Trabajando, amando, respetando el derecho ajeno y la voluntad del prójimo. No culpemos a nuestros semejantes, cercanos o lejanos de nuestros errores y fracasos, ¿muy fácil? Asumamos nuestra responsabilidad, nuestros éxitos y nuestros fracasos, la tranquilidad nos impulsará a realizar los cambios que necesitamos. Conclusión: la objetividad es el sello del proceso transformador. Eliminemos la frase “a ver qué pasa”, utilicemos, empecemos todos, a impulsar las grandes acciones. Algunos desean que otros les hagan lo que por obligación les corresponde y son mediocres, otros claman que el gobernante en turno los proteja en un paternalismo asistencialista y les dé lo que ellos deben conseguir. Queremos, suplicamos, pedimos, buscamos “conocidos”, cometemos actos ignominiosos, que dan vergüenza con tal de lograr derechos que no corresponden a las necesarias obligaciones.

Algunos hablan hipócritamente de la corrupción, empero, olvidan que la más cínica es buscar con afán palancas, influyentismo, inmoralidades y realizar actos execrables en los que va de por medio la dignidad. Que estos días nos acerquen a la integridad humanista, sincera y responsable, para con nosotros y con nuestros semejantes. Que el egoísmo político no nos conduzca a desfigurar la democracia en pos de una representación popular manipulada y minoritaria, verbigracia: trenes, aeropuertos y alumbrado público, sino que exprese la voluntad popular genuina. A todos mis amables lectores les deseo la reflexión y el autoexamen para la Navidad, el logro de sus objetivos para el año venidero 2020.