/ sábado 18 de junio de 2022

La impopular pluralidad

Por: Luis Rubén Maldonado Alvídrez

En el discurso cotidiano, gobernados y gobernantes ensalzan la diversidad de ideas, la pluralidad de pensamiento. Sin embargo, en la práctica diaria se vuelve simplemente una buena intención, una promesa hueca que se lleva una lenta ráfaga de viento.

Justo terminamos las campañas políticas en donde estados vecinos como Durango renovaron la gubernatura. En cada uno de esos procesos electorales las palabras “equipo”, “juntos”, “pluralidad” fueron repetidas hasta el cansancio por todos los que disputaron, desde una regiduría hasta la silla grande del poder Ejecutivo estatal. ¿Honrarán su palabra de dar cabida a sus equipos de trabajo? ¿Cumplirán su promesa de atender a todos los ciudadanos que piensan diferente? ¿Ejercerán la democrática virtud de la tolerancia?

En 2021 se renovaron algunas gubernaturas mexicanas en una realidad política muy distinta a la del 2016. Seis años después la circunstancia política ha cambiado mucho y para la oposición al oficialismo (que representa Morena) ha tenido que unificarse en las batallas electorales como nunca se pensó que ocurriría.

El Partido Revolucionario Institucional que gobernó monopólicamente México ha quedado reducido a presumir las migajas del poder a las que se aferra; el Partido de la Revolución Democrática no gobierna ningún estado del país y es una fuerza política casi testimonial frente a un Partido Acción Nacional que ha sabido sacar provecho de su vocación opositora.

Estos tres partidos se aliaron en 2021 con éxito para impedir que el partido del gobierno los borrara del mapa político y legislativo; el bloque de contención se logró y no se regresó a los tiempos en los que un solo partido dominaba la Cámara de Diputados. Sin embargo, ese éxito debe asimilarse con moderación.

En algunos casos han postulado candidatos comunes a las gubernaturas y han triunfado, pero a la hora de cumplir acuerdos y repartir posiciones, se ha generado inestabilidad en esta unión porque la pluralidad es una palabra que se dice fácil y rápido, pero se ejecuta con una dificultad gigantesca.


Primero porque ni los priistas ni los panistas pensaron en converger en una aventura electoral, muchos menos de gobierno. La pluralidad requiere una visión política amplia y una madurez superior, cualidades que el gobernante puede poseer, pero su equipo de trabajo, que puede venir desde años atrás trabajando con él o ella, puede no tener la amplitud de miras respecto a sumar a más actores de otras fuerzas políticas.

El reto para estos proyectos plurales que buscan frenar a Morena es la comunicación efectiva. Si se quedan cortos de miras y objetivos, no van a avanzar más que rumbo a la fragmentación frente a un partido-gobierno que está engrandecido por las victorias electorales y un liderazgo sólido y altamente eficaz para comunicar.

ULTIMALETRA

El reto para la alianza PAN-PRI-PRD es permanecer unidos a pesar del poder obtenido y compartido.

lrmaldonado@uach.mx

Consultor en comunicación política y coordinador de comunicación de la UACh.

Luis Rubén Maldonado Alvídrez


Por: Luis Rubén Maldonado Alvídrez

En el discurso cotidiano, gobernados y gobernantes ensalzan la diversidad de ideas, la pluralidad de pensamiento. Sin embargo, en la práctica diaria se vuelve simplemente una buena intención, una promesa hueca que se lleva una lenta ráfaga de viento.

Justo terminamos las campañas políticas en donde estados vecinos como Durango renovaron la gubernatura. En cada uno de esos procesos electorales las palabras “equipo”, “juntos”, “pluralidad” fueron repetidas hasta el cansancio por todos los que disputaron, desde una regiduría hasta la silla grande del poder Ejecutivo estatal. ¿Honrarán su palabra de dar cabida a sus equipos de trabajo? ¿Cumplirán su promesa de atender a todos los ciudadanos que piensan diferente? ¿Ejercerán la democrática virtud de la tolerancia?

En 2021 se renovaron algunas gubernaturas mexicanas en una realidad política muy distinta a la del 2016. Seis años después la circunstancia política ha cambiado mucho y para la oposición al oficialismo (que representa Morena) ha tenido que unificarse en las batallas electorales como nunca se pensó que ocurriría.

El Partido Revolucionario Institucional que gobernó monopólicamente México ha quedado reducido a presumir las migajas del poder a las que se aferra; el Partido de la Revolución Democrática no gobierna ningún estado del país y es una fuerza política casi testimonial frente a un Partido Acción Nacional que ha sabido sacar provecho de su vocación opositora.

Estos tres partidos se aliaron en 2021 con éxito para impedir que el partido del gobierno los borrara del mapa político y legislativo; el bloque de contención se logró y no se regresó a los tiempos en los que un solo partido dominaba la Cámara de Diputados. Sin embargo, ese éxito debe asimilarse con moderación.

En algunos casos han postulado candidatos comunes a las gubernaturas y han triunfado, pero a la hora de cumplir acuerdos y repartir posiciones, se ha generado inestabilidad en esta unión porque la pluralidad es una palabra que se dice fácil y rápido, pero se ejecuta con una dificultad gigantesca.


Primero porque ni los priistas ni los panistas pensaron en converger en una aventura electoral, muchos menos de gobierno. La pluralidad requiere una visión política amplia y una madurez superior, cualidades que el gobernante puede poseer, pero su equipo de trabajo, que puede venir desde años atrás trabajando con él o ella, puede no tener la amplitud de miras respecto a sumar a más actores de otras fuerzas políticas.

El reto para estos proyectos plurales que buscan frenar a Morena es la comunicación efectiva. Si se quedan cortos de miras y objetivos, no van a avanzar más que rumbo a la fragmentación frente a un partido-gobierno que está engrandecido por las victorias electorales y un liderazgo sólido y altamente eficaz para comunicar.

ULTIMALETRA

El reto para la alianza PAN-PRI-PRD es permanecer unidos a pesar del poder obtenido y compartido.

lrmaldonado@uach.mx

Consultor en comunicación política y coordinador de comunicación de la UACh.

Luis Rubén Maldonado Alvídrez