/ domingo 23 de enero de 2022

La importancia de escuchar a los niños, niñas y adolescentes: voz de los futuros ciudadanos de nuestro país

Por: Angeles Gutiérrez

En días pasados en la Reunión de la Comisión de Niñez y Adolescencia, a la que pertenezco, los funcionarios del INE Roberto H. Cardiel Soto y Fco. Morales Camarena presentaron ante las y los diputados el informe cuantitativo preliminar de la Consulta Infantil y Juvenil 2021, ejercicio democrático con el objetivo de generar un espacio de participación y reflexión en el que niñas, niños y adolescentes manifestaron su derecho a expresar opiniones en temas que atañen directamente en su vida cotidiana.

Una vez que concluyó, es menester y responsabilidad de quienes legislamos analizar los resultados para tomarlos como insumo para detonar acciones impulsadas por el Estado mexicano, la sociedad civil y otras instituciones para que contribuyamos a garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes en nuestro país.

Estos ejercicios nos permiten aportar al fortalecimiento de la cultura cívica y emprender acciones en beneficio de este importante sector de la sociedad y demuestra que la tecnología no está peleada con la democracia y mucho menos con la oportunidad de expresar las necesidades de los más pequeños en temas como: el cuidado del planeta, el bienestar y los derechos humanos, este año destacando una participación de 8,396 votantes, mayormente mujeres de 10 a 13 años, ¡logrando el mayor nivel de participación desde 1997!

Amigos, con actividades de esta índole se está construyendo ciudadanía, los resultados pueden ser muy significativos en relación a lo que piensan niñas, niños y adolescentes sobre su contexto, su realidad y lo que viene hacia adelante, para que cuando se de ese trance de hacer efectiva su ciudadanía tengan el bagaje, la experiencia y el gusto de participar en ejercicios que los involucran con otras voces de la sociedad para la deliberación pública tan necesaria para la construcción conjunta de soluciones de problemas que nos aquejan.

Hay algunos puntos que destacar, por ejemplo en nuestro estado, un porcentaje de las boletas se encontraban en rarámuri, abonando a la necesaria inclusión de la infancia de los pueblos originarios.

540 casillas se instalaron en planteles de educación preescolar, primaria, secundaria y media superior con el propósito de que el alumnado participe mediante el uso de dispositivos móviles o equipos de cómputo en los centros escolares. Mientras que otras casillas se instalaron de manera itinerante en espacios que atienden a infantes en condición de vulnerabilidad, tales como hospitales, orfanatos, casas cuna y casas de cuidado para garantizar su inclusión en este ejercicio.

Ahora bien, ¿por qué es importante esta consulta?

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, la población infantil y juvenil asciende a 41,332,599 niñas, niños y adolescentes entre los 0 y 19 años. Es decir, estos grupos de población representan el 32.8% de un total de 126,014,024 habitantes (51.2% son mujeres y 48.2% son hombres).

Por lo cual no debe sorprendernos la importancia de realizar consultas de esta índole que acaben con los estereotipos que afirman que la democracia es un tema de adultos, la realidad es que nos incumbe a todos y todas, por lo que en estos momentos nos encontramos en espera del informe final para tener de primera mano un análisis de los intereses y preocupaciones de nuestros niños, niñas y jóvenes para emprender acciones de socialización, deliberación y análisis de la información ofrecida por los participantes, así como articulación de agendas de este importante grupo social, aquellos que son el presente y futuro de nuestro México.

Queda demostrado que la Consulta Infantil y Juvenil goza de plena aceptación entre las niñas, niños y adolescentes y que el INE cumple con la difusión de los derechos político-electorales y de generar condiciones para su libre ejercicio.

Por último y no menos importante, reconozco y valoro el papel fundamental del INE, el año pasado justamente enfrentó un contexto complejo, se vio sometido a una serie de desafíos que nunca se habían presentado y aun así el instituto goza de salud y confianza ciudadana.

Confiamos en la certeza y confiabilidad de los procesos electorales presentes y futuros; comprendemos que sean menos onerosos para la sociedad mexicana, ¡avancemos hacia el uso de innovaciones tecnológicas!

Por: Angeles Gutiérrez

En días pasados en la Reunión de la Comisión de Niñez y Adolescencia, a la que pertenezco, los funcionarios del INE Roberto H. Cardiel Soto y Fco. Morales Camarena presentaron ante las y los diputados el informe cuantitativo preliminar de la Consulta Infantil y Juvenil 2021, ejercicio democrático con el objetivo de generar un espacio de participación y reflexión en el que niñas, niños y adolescentes manifestaron su derecho a expresar opiniones en temas que atañen directamente en su vida cotidiana.

Una vez que concluyó, es menester y responsabilidad de quienes legislamos analizar los resultados para tomarlos como insumo para detonar acciones impulsadas por el Estado mexicano, la sociedad civil y otras instituciones para que contribuyamos a garantizar los derechos de niñas, niños y adolescentes en nuestro país.

Estos ejercicios nos permiten aportar al fortalecimiento de la cultura cívica y emprender acciones en beneficio de este importante sector de la sociedad y demuestra que la tecnología no está peleada con la democracia y mucho menos con la oportunidad de expresar las necesidades de los más pequeños en temas como: el cuidado del planeta, el bienestar y los derechos humanos, este año destacando una participación de 8,396 votantes, mayormente mujeres de 10 a 13 años, ¡logrando el mayor nivel de participación desde 1997!

Amigos, con actividades de esta índole se está construyendo ciudadanía, los resultados pueden ser muy significativos en relación a lo que piensan niñas, niños y adolescentes sobre su contexto, su realidad y lo que viene hacia adelante, para que cuando se de ese trance de hacer efectiva su ciudadanía tengan el bagaje, la experiencia y el gusto de participar en ejercicios que los involucran con otras voces de la sociedad para la deliberación pública tan necesaria para la construcción conjunta de soluciones de problemas que nos aquejan.

Hay algunos puntos que destacar, por ejemplo en nuestro estado, un porcentaje de las boletas se encontraban en rarámuri, abonando a la necesaria inclusión de la infancia de los pueblos originarios.

540 casillas se instalaron en planteles de educación preescolar, primaria, secundaria y media superior con el propósito de que el alumnado participe mediante el uso de dispositivos móviles o equipos de cómputo en los centros escolares. Mientras que otras casillas se instalaron de manera itinerante en espacios que atienden a infantes en condición de vulnerabilidad, tales como hospitales, orfanatos, casas cuna y casas de cuidado para garantizar su inclusión en este ejercicio.

Ahora bien, ¿por qué es importante esta consulta?

De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Inegi, la población infantil y juvenil asciende a 41,332,599 niñas, niños y adolescentes entre los 0 y 19 años. Es decir, estos grupos de población representan el 32.8% de un total de 126,014,024 habitantes (51.2% son mujeres y 48.2% son hombres).

Por lo cual no debe sorprendernos la importancia de realizar consultas de esta índole que acaben con los estereotipos que afirman que la democracia es un tema de adultos, la realidad es que nos incumbe a todos y todas, por lo que en estos momentos nos encontramos en espera del informe final para tener de primera mano un análisis de los intereses y preocupaciones de nuestros niños, niñas y jóvenes para emprender acciones de socialización, deliberación y análisis de la información ofrecida por los participantes, así como articulación de agendas de este importante grupo social, aquellos que son el presente y futuro de nuestro México.

Queda demostrado que la Consulta Infantil y Juvenil goza de plena aceptación entre las niñas, niños y adolescentes y que el INE cumple con la difusión de los derechos político-electorales y de generar condiciones para su libre ejercicio.

Por último y no menos importante, reconozco y valoro el papel fundamental del INE, el año pasado justamente enfrentó un contexto complejo, se vio sometido a una serie de desafíos que nunca se habían presentado y aun así el instituto goza de salud y confianza ciudadana.

Confiamos en la certeza y confiabilidad de los procesos electorales presentes y futuros; comprendemos que sean menos onerosos para la sociedad mexicana, ¡avancemos hacia el uso de innovaciones tecnológicas!