/ lunes 8 de agosto de 2022

La importancia del Modelo Mexicano de Educación Dual

Por: Román Rivas Hong

Karla Ivonne Meléndez es una muy aplicada estudiante del CBTis 122 que recién culminó sus estudios de bachillerato tecnológico, pero que, a la vez, tuvo la oportunidad de hacer su último año de estudios en modalidad dual, aprendiendo y aplicando su conocimiento técnico directamente en una empresa a la par que culminaba sus estudios. No todo fue miel sobre hojuelas para Karla debido a las obligaciones contraídas; el asistir de manera diaria a la empresa y semanalmente a la institución para la guía en la parte didáctica, la cual incluye el material de estudio y sus respectivos exámenes. La pandemia lo hizo más difícil, ya que a pesar de su alta motivación tuvo que dejar de asistir algunas semanas debido a los cierres escalonados que hemos vivido durante cada ola de contagios del Covid-19; aún así, su aprovechamiento en la empresa y en la institución han sido tales que ahora Karla aspira a superarse aún más y está a punto de iniciar sus estudios universitarios en la Universidad Tecnológica de Chihuahua.

El Modelo Mexicano de Formación Dual es un modelo educativo que entró en vigor en 2013 y representa una innovadora alternativa en la que se alinean las necesidades, áreas de oportunidad de desarrollo económico, industrial, tecnológico, social y de nodos educativos productivos o demanda de los sectores privado, público y social, con los perfiles de las instituciones educativas del tipo medio superior y superior; el modelo es conocido por tener efectos muy positivos a largo plazo, pero la realidad es que los resultados son palpables en el corto plazo.

Mediante una colaboración de beneficio mutuo entre una institución educativa y una empresa (o serie de empresas) se conjugan las competencias adquiridas en los espacios educativos, con la práctica laboral o profesional, lo que permite fortalecer y desarrollar las aptitudes del estudiante dual, propiciando mejores condiciones para su inserción laboral o profesional. El proceso de aprendizaje en la unidad económica se alterna y complementa con la formación teórica en la institución educativa.

El modelo aprovecha los recursos de la unidad económica, de la institución educativa y el aporte del estudiante, para favorecer un impacto social positivo con respecto a las cualidades de los egresados y la disminución de la tasa de desempleo, en una tarea coordinada que es compatible con los planes de estudios y los contenidos específicos que oferta la institución educativa que firma el convenio.

En México, más de la mitad de los desempleados con educación medio superior y superior son jóvenes profesionalmente preparados entre 15 y 29 años de edad y las principales razones identificadas por el gobierno y el sector empresarial para la gran cantidad de jóvenes desempleados son la falta de competencias, habilidades y de experiencia laboral, pero el Modelo Mexicano de Formación Dual, cuyo diseño está cimentado en el programa de formación profesional dual alemana, es un programa que poco a poco está resolviendo este problema, brindando al mercado laboral egresados de educación media superior con las competencias, habilidades y experiencia laboral que requieren las empresas para cubrir sus puestos de trabajo técnico principalmente.

Uno de los retos más grandes del MMFD es que muchas empresas no logran ubicar cada año escolar el mismo número de aprendices o dejan de participar por completo después de un ciclo, porque cubrieron sus vacantes con demanda de personal especializado y altamente capacitado, o porque el costo de la formación de cada alumno no se puede cubrir continuamente, pero ese problema puede resolverse si el gobierno federal y los gobiernos estatales aumentan su participación en el modelo y establecen políticas públicas que fomenten la cooperación entre el sector empresarial y las instituciones educativas.

La implementación no es sencilla y para ello se deben vencer muchos juicios tanto en las empresas como en las instituciones. Uno de los juicios más comunes por el lado de la empresa es el creer que “no se tiene tiempo para preparar a los muchachos” y el no conectarse con la misión del modelo en sí, pero en la experiencia de un servidor, una vez que los mentores empiezan a ver resultados con el desempeño de los aprendices, sus juicios desaparecen e inclusive apoyan el que se pudiese traer a más estudiantes.

El elemento clave para que el programa tenga éxito es la motivación misma, tanto del equipo de liderazgo de las empresas que se atrevan a su implementación como el de los mentores asignados a desarrollar a los estudiantes. El programa de rotación interna dentro de las empresas que participan en estos convenios ayuda significativamente a mantener viva la motivación del estudiante, pero sin duda, la labor que realice el mentor será crítica para los resultados del modelo y por lo mismo es muy importante llevar a cabo un proceso de preparación y entrenamiento para todos los mentores previo al inicio de cada programa o ciclo.

En la experiencia de su servidor, es sumamente satisfactorio ver el desarrollo y los resultados obtenidos de cada generación de estudiantes que participa en el programa que año con año desarrollamos en la empresa; para los estudiantes representa una gran oportunidad de aprender, e inclusive, de darse cuenta de su verdadera vocación, pero para la empresa representa la oportunidad de desarrollar grandes seres humanos que además de aportar frescura a la organización, seguramente se desarrollarán como grandes profesionistas y/o profesionales que coadyuvarán a darle competitividad a nuestro estado y al país entero. Nuestro país está ávido de más profesionistas y profesionales que posean distinciones técnicas y de alta especialización... ¡Repliquemos desde las empresas nuestro compromiso con el Modelo Mexicano de Educación Dual para multiplicar casos como el de Karla Ivonne! ¡Tenemos los medios y los recursos para hacerlo y con ello, exponenciar la competitividad de Chihuahua!


Por: Román Rivas Hong

Karla Ivonne Meléndez es una muy aplicada estudiante del CBTis 122 que recién culminó sus estudios de bachillerato tecnológico, pero que, a la vez, tuvo la oportunidad de hacer su último año de estudios en modalidad dual, aprendiendo y aplicando su conocimiento técnico directamente en una empresa a la par que culminaba sus estudios. No todo fue miel sobre hojuelas para Karla debido a las obligaciones contraídas; el asistir de manera diaria a la empresa y semanalmente a la institución para la guía en la parte didáctica, la cual incluye el material de estudio y sus respectivos exámenes. La pandemia lo hizo más difícil, ya que a pesar de su alta motivación tuvo que dejar de asistir algunas semanas debido a los cierres escalonados que hemos vivido durante cada ola de contagios del Covid-19; aún así, su aprovechamiento en la empresa y en la institución han sido tales que ahora Karla aspira a superarse aún más y está a punto de iniciar sus estudios universitarios en la Universidad Tecnológica de Chihuahua.

El Modelo Mexicano de Formación Dual es un modelo educativo que entró en vigor en 2013 y representa una innovadora alternativa en la que se alinean las necesidades, áreas de oportunidad de desarrollo económico, industrial, tecnológico, social y de nodos educativos productivos o demanda de los sectores privado, público y social, con los perfiles de las instituciones educativas del tipo medio superior y superior; el modelo es conocido por tener efectos muy positivos a largo plazo, pero la realidad es que los resultados son palpables en el corto plazo.

Mediante una colaboración de beneficio mutuo entre una institución educativa y una empresa (o serie de empresas) se conjugan las competencias adquiridas en los espacios educativos, con la práctica laboral o profesional, lo que permite fortalecer y desarrollar las aptitudes del estudiante dual, propiciando mejores condiciones para su inserción laboral o profesional. El proceso de aprendizaje en la unidad económica se alterna y complementa con la formación teórica en la institución educativa.

El modelo aprovecha los recursos de la unidad económica, de la institución educativa y el aporte del estudiante, para favorecer un impacto social positivo con respecto a las cualidades de los egresados y la disminución de la tasa de desempleo, en una tarea coordinada que es compatible con los planes de estudios y los contenidos específicos que oferta la institución educativa que firma el convenio.

En México, más de la mitad de los desempleados con educación medio superior y superior son jóvenes profesionalmente preparados entre 15 y 29 años de edad y las principales razones identificadas por el gobierno y el sector empresarial para la gran cantidad de jóvenes desempleados son la falta de competencias, habilidades y de experiencia laboral, pero el Modelo Mexicano de Formación Dual, cuyo diseño está cimentado en el programa de formación profesional dual alemana, es un programa que poco a poco está resolviendo este problema, brindando al mercado laboral egresados de educación media superior con las competencias, habilidades y experiencia laboral que requieren las empresas para cubrir sus puestos de trabajo técnico principalmente.

Uno de los retos más grandes del MMFD es que muchas empresas no logran ubicar cada año escolar el mismo número de aprendices o dejan de participar por completo después de un ciclo, porque cubrieron sus vacantes con demanda de personal especializado y altamente capacitado, o porque el costo de la formación de cada alumno no se puede cubrir continuamente, pero ese problema puede resolverse si el gobierno federal y los gobiernos estatales aumentan su participación en el modelo y establecen políticas públicas que fomenten la cooperación entre el sector empresarial y las instituciones educativas.

La implementación no es sencilla y para ello se deben vencer muchos juicios tanto en las empresas como en las instituciones. Uno de los juicios más comunes por el lado de la empresa es el creer que “no se tiene tiempo para preparar a los muchachos” y el no conectarse con la misión del modelo en sí, pero en la experiencia de un servidor, una vez que los mentores empiezan a ver resultados con el desempeño de los aprendices, sus juicios desaparecen e inclusive apoyan el que se pudiese traer a más estudiantes.

El elemento clave para que el programa tenga éxito es la motivación misma, tanto del equipo de liderazgo de las empresas que se atrevan a su implementación como el de los mentores asignados a desarrollar a los estudiantes. El programa de rotación interna dentro de las empresas que participan en estos convenios ayuda significativamente a mantener viva la motivación del estudiante, pero sin duda, la labor que realice el mentor será crítica para los resultados del modelo y por lo mismo es muy importante llevar a cabo un proceso de preparación y entrenamiento para todos los mentores previo al inicio de cada programa o ciclo.

En la experiencia de su servidor, es sumamente satisfactorio ver el desarrollo y los resultados obtenidos de cada generación de estudiantes que participa en el programa que año con año desarrollamos en la empresa; para los estudiantes representa una gran oportunidad de aprender, e inclusive, de darse cuenta de su verdadera vocación, pero para la empresa representa la oportunidad de desarrollar grandes seres humanos que además de aportar frescura a la organización, seguramente se desarrollarán como grandes profesionistas y/o profesionales que coadyuvarán a darle competitividad a nuestro estado y al país entero. Nuestro país está ávido de más profesionistas y profesionales que posean distinciones técnicas y de alta especialización... ¡Repliquemos desde las empresas nuestro compromiso con el Modelo Mexicano de Educación Dual para multiplicar casos como el de Karla Ivonne! ¡Tenemos los medios y los recursos para hacerlo y con ello, exponenciar la competitividad de Chihuahua!