/ sábado 13 de marzo de 2021

La importancia del voto indígena en Chihuahua

Es de interés público y social que la tradición de los pueblos indígenas no se pierda ni deprede por causa de la indiferencia o la discriminación; las costumbres y sabiduría de nuestras comunidades debe enriquecernos, darnos orgullo y condicionarnos a respetar y rescatar lenguas, formas de organización, de ser y de mirar la vida y todo cuanto hoy nos hace una sociedad diversa.

El reconocimiento de los rezagos y carencias que caracterizan a pueblos y comunidades indígenas en Chihuahua, su concurrencia en los procesos de toma de decisiones para los aspectos de planeación y evaluación de modelos de desarrollo diferenciados, constituyen elementos que se deben considerar para superar la visión aldeana con la que se ha atendido a nuestros grupos étnicos como lo son tarahumaras, pimas, guarojíos y tepehuanes.

Los tarahumaras o rarámuris son el grupo étnico mayoritario. Anteriormente, el territorio lo ocupaba un importante número de naciones indígenas, entre los que destacaban, los tubares, tobosos, cocoyomes, conchos, jovas, guazapares, chínipas, salineros, guarijíos y pimas.

El 85% de la población indígena de la entidad se localiza en 23 municipios serranos, de los cuales destacan por su población originaria: Guachochi, Balleza, Bocoyna, Batopilas, Guadalupe y Calvo, Urique, Uruachi, Guazapares, Carichí y Morelos. En la etnia tarahumara existen 6,998 localidades (54% del total de comunidades de la entidad), que presentan una alta dispersión poblacional, ya que el 86% de esas localidades tienen menos de 50 habitantes y están ubicadas en lo más intrincado de la compleja geografía serrana. Esto, entre otros factores, hace más lenta la integración de las comunidades al desarrollo económico y social.

En consecuencia, es importante reconocer a Chihuahua como un estado culturalmente diverso, lo que supone eliminar toda forma de discriminación, exclusión y racismo entre culturas y, particularmente, entre culturas minoritarias. Debemos velar por la participación equilibrada de todas las personas en los procesos económicos, sociales, culturales y políticos del estado. En específico del sistema político, pues es de suma importancia que a favor de las etnias se implementen campañas especializadas de información sobre el cómo, cuándo y dónde de la emisión de su voto. Incentivar una mayor participación de nuestras comunidades indígenas en torno al día de las elecciones y la trascendencia que tiene su voto en la representatividad de su cultura ante los órganos del Estado.

Tenemos que hacerlos partícipes en las decisiones que toman los líderes locales y nacionales, por lo que es esencial plantear estrategias destinadas a la correcta difusión de las plataformas que ofrece cada partido o candidato, ya que no siempre los toman en cuenta como debería de serlo cuando la trascendencia del voto implica exigir que dichas promesas y propuestas se cumplan.

Debemos privilegiar la intervención de nuestras etnias indígenas en el esquema político y gubernamental de Chihuahua. Somos de las entidades más rezagadas en la salvaguarda de este tipo de derechos, aún y cuando gran parte del territorio está ocupado por pueblos y comunidades indígenas.

Ya se han establecido directrices para privilegiar sus derechos a ser votados. Sin embargo, el derecho a un voto informado y las estrategias para incentivar su participación son temas de muy alta prioridad. El enfoque hacia ellos debe ser una constante en la toma de decisiones públicas y, en su consecuencia, en nuestra vida cotidiana.


Es de interés público y social que la tradición de los pueblos indígenas no se pierda ni deprede por causa de la indiferencia o la discriminación; las costumbres y sabiduría de nuestras comunidades debe enriquecernos, darnos orgullo y condicionarnos a respetar y rescatar lenguas, formas de organización, de ser y de mirar la vida y todo cuanto hoy nos hace una sociedad diversa.

El reconocimiento de los rezagos y carencias que caracterizan a pueblos y comunidades indígenas en Chihuahua, su concurrencia en los procesos de toma de decisiones para los aspectos de planeación y evaluación de modelos de desarrollo diferenciados, constituyen elementos que se deben considerar para superar la visión aldeana con la que se ha atendido a nuestros grupos étnicos como lo son tarahumaras, pimas, guarojíos y tepehuanes.

Los tarahumaras o rarámuris son el grupo étnico mayoritario. Anteriormente, el territorio lo ocupaba un importante número de naciones indígenas, entre los que destacaban, los tubares, tobosos, cocoyomes, conchos, jovas, guazapares, chínipas, salineros, guarijíos y pimas.

El 85% de la población indígena de la entidad se localiza en 23 municipios serranos, de los cuales destacan por su población originaria: Guachochi, Balleza, Bocoyna, Batopilas, Guadalupe y Calvo, Urique, Uruachi, Guazapares, Carichí y Morelos. En la etnia tarahumara existen 6,998 localidades (54% del total de comunidades de la entidad), que presentan una alta dispersión poblacional, ya que el 86% de esas localidades tienen menos de 50 habitantes y están ubicadas en lo más intrincado de la compleja geografía serrana. Esto, entre otros factores, hace más lenta la integración de las comunidades al desarrollo económico y social.

En consecuencia, es importante reconocer a Chihuahua como un estado culturalmente diverso, lo que supone eliminar toda forma de discriminación, exclusión y racismo entre culturas y, particularmente, entre culturas minoritarias. Debemos velar por la participación equilibrada de todas las personas en los procesos económicos, sociales, culturales y políticos del estado. En específico del sistema político, pues es de suma importancia que a favor de las etnias se implementen campañas especializadas de información sobre el cómo, cuándo y dónde de la emisión de su voto. Incentivar una mayor participación de nuestras comunidades indígenas en torno al día de las elecciones y la trascendencia que tiene su voto en la representatividad de su cultura ante los órganos del Estado.

Tenemos que hacerlos partícipes en las decisiones que toman los líderes locales y nacionales, por lo que es esencial plantear estrategias destinadas a la correcta difusión de las plataformas que ofrece cada partido o candidato, ya que no siempre los toman en cuenta como debería de serlo cuando la trascendencia del voto implica exigir que dichas promesas y propuestas se cumplan.

Debemos privilegiar la intervención de nuestras etnias indígenas en el esquema político y gubernamental de Chihuahua. Somos de las entidades más rezagadas en la salvaguarda de este tipo de derechos, aún y cuando gran parte del territorio está ocupado por pueblos y comunidades indígenas.

Ya se han establecido directrices para privilegiar sus derechos a ser votados. Sin embargo, el derecho a un voto informado y las estrategias para incentivar su participación son temas de muy alta prioridad. El enfoque hacia ellos debe ser una constante en la toma de decisiones públicas y, en su consecuencia, en nuestra vida cotidiana.