/ sábado 2 de noviembre de 2019

La inequidad del Gobierno del Estado; el caso Cuauhtémoc

Decía Aristóteles (Ética a Nicómaco) que ser equitativo es mejor que ser justo, porque lo justo es según la ley y lo equitativo es la corrección de la justicia legal. En el Gobierno del Estado de Chihuahua no hay equidad al destinar recursos de su plan de inversión al municipio de Cuauhtémoc.

Al comenzar su mandato, Javier Corral prometía apoyo como nunca a Cuauhtémoc, y mostraba su voluntad diciendo que distinguidos cuauhtemenses se integraban a su gabinete. Durante el pasado gobierno municipal, dicho municipio recibió atenciones y apoyo del Estado, y de haberse reelegido Humberto Pérez Holguín, seguramente ese apoyo continuaría y hasta se hubiese incrementado.

Pero en 2018 el Partido Acción Nacional perdió la alcaldía. Ganó Carlos Tena Nevárez, candidato de Morena, quien –justificada o injustificadamente- se ha confrontado al Gobierno del Estado, sobre todo en el renglón de la seguridad pública.

Los cuauhtemenses han esperado respuesta de Corral en cuanto a la demanda de obra pública, como la reconstrucción del corredor comercial menonita, la ampliación de la vialidad Venezuela y la construcción del Hospital General. ¿Qué hay de esto? ¡Nada!

Y ni qué decir sobre la inseguridad. Tristemente, los cuauhtemenses se han acostumbrado a los asesinatos, los cuales suman ya 130 en lo que va del año. ¿Qué pasó con el Mando Único? ¿Y la estrategia preventiva para Cuauhtémoc?

Hace una semana se publicó que la Suprema Corte de la Justicia de la Nación admitió el trámite de controversia que el Municipio de Cuauhtémoc presentó contra del Plan Estatal de Inversión 2019-2021, en el cual se destinan a dicho municipio cerca de 200 millones de pesos de un total de 18 mil 600 millones. ¿Cuál equidad, entonces, considerando el número de habitantes y la contribución al producto interno bruto estatal?

Los cuauhtemenses no merecen tal menosprecio, tan irracional y pernicioso. Se está imponiendo la animadversión entre dos gobernantes de niveles diferentes, lo cual está perjudicando a muchos. El buen gobernante es equitativo. No se ve virtud en el gobierno estatal, simplemente porque no la hay.

Decía Aristóteles (Ética a Nicómaco) que ser equitativo es mejor que ser justo, porque lo justo es según la ley y lo equitativo es la corrección de la justicia legal. En el Gobierno del Estado de Chihuahua no hay equidad al destinar recursos de su plan de inversión al municipio de Cuauhtémoc.

Al comenzar su mandato, Javier Corral prometía apoyo como nunca a Cuauhtémoc, y mostraba su voluntad diciendo que distinguidos cuauhtemenses se integraban a su gabinete. Durante el pasado gobierno municipal, dicho municipio recibió atenciones y apoyo del Estado, y de haberse reelegido Humberto Pérez Holguín, seguramente ese apoyo continuaría y hasta se hubiese incrementado.

Pero en 2018 el Partido Acción Nacional perdió la alcaldía. Ganó Carlos Tena Nevárez, candidato de Morena, quien –justificada o injustificadamente- se ha confrontado al Gobierno del Estado, sobre todo en el renglón de la seguridad pública.

Los cuauhtemenses han esperado respuesta de Corral en cuanto a la demanda de obra pública, como la reconstrucción del corredor comercial menonita, la ampliación de la vialidad Venezuela y la construcción del Hospital General. ¿Qué hay de esto? ¡Nada!

Y ni qué decir sobre la inseguridad. Tristemente, los cuauhtemenses se han acostumbrado a los asesinatos, los cuales suman ya 130 en lo que va del año. ¿Qué pasó con el Mando Único? ¿Y la estrategia preventiva para Cuauhtémoc?

Hace una semana se publicó que la Suprema Corte de la Justicia de la Nación admitió el trámite de controversia que el Municipio de Cuauhtémoc presentó contra del Plan Estatal de Inversión 2019-2021, en el cual se destinan a dicho municipio cerca de 200 millones de pesos de un total de 18 mil 600 millones. ¿Cuál equidad, entonces, considerando el número de habitantes y la contribución al producto interno bruto estatal?

Los cuauhtemenses no merecen tal menosprecio, tan irracional y pernicioso. Se está imponiendo la animadversión entre dos gobernantes de niveles diferentes, lo cual está perjudicando a muchos. El buen gobernante es equitativo. No se ve virtud en el gobierno estatal, simplemente porque no la hay.