/ martes 20 de abril de 2021

La irresponsabilidad legislativa

No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy” (Abraham Lincoln)

En el 2014, las cámaras de Diputados y Senadores aprobaron la Ley General de Vida Silvestre, en el 2015 a iniciativa del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) entró en vigor una ley para prohibir los animales en los circos, rompiendo con una tradición de muchos años que daba la oportunidad a chicos y grandes de disfrutar y conocer variedades de animales que sólo en las gigantescas carpas del circo podría hacerse. Además de que constituía una fuente de trabajo importantísima y que los legisladores irresponsablemente combatieron sin tomar en cuenta los daños que causarían a los trabajadores, empleados, empresarios y hasta los animales que de una u otra forma eran alimentados para beneplácito de los pequeños que los admiraban.

En la Dirección de Vida Silvestre de la Semarnat se tenía un registro de cerca de 300 mil animales en los 80 circos que existían en el país, de los cuales el 80 por ciento han muerto y el resto se encuentra en condiciones deplorables, pocos están aún vivos en espacios dignos y hay quienes poniendo su granito de arena intentan salvar los pocos que quedan ante la irresponsabilidad de legisladores que no supieron crear las condiciones necesarias para enfrentar el problema que se presentaría ante esta prohibición.

Pero eso sí, el PVEM se ha rasgado las vestiduras con el tema, ostentándose como los salvadores de muchas especies de animales que desde los circos eran usados para el entretenimiento sano hasta para elevar el nivel cultural de los niños que desde su espacio de vida era imposible que llegaran a conocer ciertas especies que sólo se desarrollan en lugares muy recónditos del mundo.

“Es una tragedia social, porque era un entretenimiento sano para todos; una tragedia económica que repercutió en familias de circos y en los que indirectamente tenían una ganancia: proveedores y artistas, y por el lado de los animales fue otra tragedia”. Los ejemplares fueron vendidos, acomodados en zoológicos, criaderos o en colecciones de particulares.

Los animales que alcanzaron a llegar a algún zoológico sufrieron depresión y, en algunos casos, muerte. Fueron arrancados del hábitat al que estaban acostumbrados: aplausos, pista, luces y risas del público. Algo de ello lo vieron en un zoológico de Pachuca, Hidalgo, que se quedó con una colección de dromedarios y camellos que antes estuvieron en circos. “Resulta que los primeros días, cuando la gente se paraba a verlos, en automático se formaban, como si estuvieran en función de circo, nadie les daba instrucciones. La verdad, uno se sentía obligado a aplaudirles…”.

Correo: vicmedina@hotmail.com

No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy” (Abraham Lincoln)

En el 2014, las cámaras de Diputados y Senadores aprobaron la Ley General de Vida Silvestre, en el 2015 a iniciativa del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) entró en vigor una ley para prohibir los animales en los circos, rompiendo con una tradición de muchos años que daba la oportunidad a chicos y grandes de disfrutar y conocer variedades de animales que sólo en las gigantescas carpas del circo podría hacerse. Además de que constituía una fuente de trabajo importantísima y que los legisladores irresponsablemente combatieron sin tomar en cuenta los daños que causarían a los trabajadores, empleados, empresarios y hasta los animales que de una u otra forma eran alimentados para beneplácito de los pequeños que los admiraban.

En la Dirección de Vida Silvestre de la Semarnat se tenía un registro de cerca de 300 mil animales en los 80 circos que existían en el país, de los cuales el 80 por ciento han muerto y el resto se encuentra en condiciones deplorables, pocos están aún vivos en espacios dignos y hay quienes poniendo su granito de arena intentan salvar los pocos que quedan ante la irresponsabilidad de legisladores que no supieron crear las condiciones necesarias para enfrentar el problema que se presentaría ante esta prohibición.

Pero eso sí, el PVEM se ha rasgado las vestiduras con el tema, ostentándose como los salvadores de muchas especies de animales que desde los circos eran usados para el entretenimiento sano hasta para elevar el nivel cultural de los niños que desde su espacio de vida era imposible que llegaran a conocer ciertas especies que sólo se desarrollan en lugares muy recónditos del mundo.

“Es una tragedia social, porque era un entretenimiento sano para todos; una tragedia económica que repercutió en familias de circos y en los que indirectamente tenían una ganancia: proveedores y artistas, y por el lado de los animales fue otra tragedia”. Los ejemplares fueron vendidos, acomodados en zoológicos, criaderos o en colecciones de particulares.

Los animales que alcanzaron a llegar a algún zoológico sufrieron depresión y, en algunos casos, muerte. Fueron arrancados del hábitat al que estaban acostumbrados: aplausos, pista, luces y risas del público. Algo de ello lo vieron en un zoológico de Pachuca, Hidalgo, que se quedó con una colección de dromedarios y camellos que antes estuvieron en circos. “Resulta que los primeros días, cuando la gente se paraba a verlos, en automático se formaban, como si estuvieran en función de circo, nadie les daba instrucciones. La verdad, uno se sentía obligado a aplaudirles…”.

Correo: vicmedina@hotmail.com