/ martes 13 de noviembre de 2018

La migración no es un pecado

Varios países de Centroamérica están sufriendo la emigración de miles de personas cansadas de las políticas públicas erróneas que los tienen sumidos en la inseguridad y la pobreza.


Y engañados por el “sueño americano”, piensan que en el vecino país del norte se lograrán todos sus sueños de vida próspera para ellos y sus familias, a pesar del dolor que les causa el abandonar sus lugares de origen y motivados por la esperanza que abriga sus corazones de alcanzar sus metas planteadas.


Pero para muchos norteamericanos, la migración es un pecado. Sobre todo cuando quienes emigran pretenden llegar a un país que tiene dueño, que ya fue, en su momento, conquistado por otros migrantes que ahora se sienten los amos y señores de esa tierra y ven con desprecio a quienes abandonan sus pueblos desesperados por la falta de alimento, seguridad, salud, educación ante las políticas públicas y la intervención de gobiernos extranjeros, como su propio país, que sólo ve por sus propios intereses.


En caravanas donde predominan familias enteras, donde también sin duda vienen oportunistas y delincuentes que pretenden ampararse entre los grupos de gente de bien que busca una solución a sus problemas, todos son etiquetados con el mismo estigma de “invasores”.


Nos demuestra la doble moral que manejan los norteamericanos cuando impreso en los billetes verdes plasman el mensaje “En Dios confío”; tal mensaje suena hueco ante la poca solidaridad y la escasa visión humanitaria de nuestros vecinos del norte, y hay que aclarar que no todos son así, también hay quienes muestran la cara humanitaria y de hermandad, pero desgraciadamente la mayoría de los políticos en las posiciones de gobierno los opacan.


Muchos seres del reino animal nos enseñan que la migración es un fenómeno natural cuando las condiciones en las que se vive ponen en riesgo la salud y la vida misma.


De igual forma, los seres humanos a lo largo de los años hemos buscado encontrar las condiciones para lograr una vida digna. Debemos tomar en cuenta que los migrantes son seres humanos y que afortunadamente todavía existen quienes cuentan con sentimientos humanitarios para compartir y apoyar a quienes lo necesitan como nuestros hermanos centroamericanos. que en caravanas, avanzan por nuestro país en la búsqueda del ansiado “sueño americano”, recibiendo la solidaridad y el apoyo de la mayoría de los mexicanos.


Correo: vicmedina@hotmail.com



Varios países de Centroamérica están sufriendo la emigración de miles de personas cansadas de las políticas públicas erróneas que los tienen sumidos en la inseguridad y la pobreza.


Y engañados por el “sueño americano”, piensan que en el vecino país del norte se lograrán todos sus sueños de vida próspera para ellos y sus familias, a pesar del dolor que les causa el abandonar sus lugares de origen y motivados por la esperanza que abriga sus corazones de alcanzar sus metas planteadas.


Pero para muchos norteamericanos, la migración es un pecado. Sobre todo cuando quienes emigran pretenden llegar a un país que tiene dueño, que ya fue, en su momento, conquistado por otros migrantes que ahora se sienten los amos y señores de esa tierra y ven con desprecio a quienes abandonan sus pueblos desesperados por la falta de alimento, seguridad, salud, educación ante las políticas públicas y la intervención de gobiernos extranjeros, como su propio país, que sólo ve por sus propios intereses.


En caravanas donde predominan familias enteras, donde también sin duda vienen oportunistas y delincuentes que pretenden ampararse entre los grupos de gente de bien que busca una solución a sus problemas, todos son etiquetados con el mismo estigma de “invasores”.


Nos demuestra la doble moral que manejan los norteamericanos cuando impreso en los billetes verdes plasman el mensaje “En Dios confío”; tal mensaje suena hueco ante la poca solidaridad y la escasa visión humanitaria de nuestros vecinos del norte, y hay que aclarar que no todos son así, también hay quienes muestran la cara humanitaria y de hermandad, pero desgraciadamente la mayoría de los políticos en las posiciones de gobierno los opacan.


Muchos seres del reino animal nos enseñan que la migración es un fenómeno natural cuando las condiciones en las que se vive ponen en riesgo la salud y la vida misma.


De igual forma, los seres humanos a lo largo de los años hemos buscado encontrar las condiciones para lograr una vida digna. Debemos tomar en cuenta que los migrantes son seres humanos y que afortunadamente todavía existen quienes cuentan con sentimientos humanitarios para compartir y apoyar a quienes lo necesitan como nuestros hermanos centroamericanos. que en caravanas, avanzan por nuestro país en la búsqueda del ansiado “sueño americano”, recibiendo la solidaridad y el apoyo de la mayoría de los mexicanos.


Correo: vicmedina@hotmail.com