/ martes 7 de agosto de 2018

La muerte

“Mándame flores cuando las pueda oler”, proverbio inglés

Sergio Armendáriz Royval

Hemos reflexionado con frecuencia sobre la muerte, esa parte de nuestra vida sobre la tierra que nos acompaña desde que arribamos a este mundo. Celosa compañera que en un proceso dialéctico, representa la unión y lucha de los contrarios. Anabolismo y catabolismo, son los contrarios en nuestro metabolismo. Pero esta no es una reflexión biológica, sino sicosocial.

Duele, y mucho, enterarnos de la muerte de semejantes, sobre todo si son jóvenes, empero más si las causas son tan prosaicas, como el dinero o la venganza por los controles delincuenciales. En primer lugar, tema recurrente en las reuniones del Consejo Consultivo de Vialidad y Tránsito, las causas de los accidentes en nuestras calles, avenidas y periféricos. El consumo de drogas, de alcohol, por un lado, y el de fármacos para personas enfermas en la edad adulta, son factores de sangrientos hechos. Nos causó asombro la muerte de jovencitos que eran transportados en la caja de una troca, al impactarse con el concreto por la conducción a exceso de velocidad. Qué difícil para sus familiares explicar el fallecimiento de sus seres queridos. Diríamos: ¡más consciencia!, ¡más consciencia! Repitiéndolo hasta el cansancio en el hogar, en las escuelas, en los parques, en los centros de diversión, vamos en todos lados. Conduzcan con el pleno conocimiento de los reglamentos de tránsito y su respeto irrestricto.

La muerte por el cruel tráfico de estupefacientes, tiene zaherida a la Nación entera. De mi libro Historia de la Nación Mexicana, destaco: “Las masas de trabajadores (…) además sufrimos el descarnado afán de los “lumpen proletarios”, que nos desangran con robos, asaltos, extorsiones, secuestros, homicidios y lo más grave: el envenenamiento adictivo de nuestros niños y jóvenes, para convertirlos en autómatas, dignos de lástima. Triste la muerte prematura de quienes están ligados a tan nefasta actividad mundial. Como sociedad, donde viven y conviven nuestros hijos, hermanos y demás semejantes, debemos proclamar: ¡no más muertes por este mercado infame!

Los plutócratas juntan millones y millones de dólares por el control del mercado de los estupefacientes, mientras al pueblo se le acumulan los muertos y el dolor. Debe ser prioridad de la sociedad y del gobierno atender este agravio de tantos homicidios, con discursos y con buenas intenciones, seguirán la violencia y la adicción.


“Mándame flores cuando las pueda oler”, proverbio inglés

Sergio Armendáriz Royval

Hemos reflexionado con frecuencia sobre la muerte, esa parte de nuestra vida sobre la tierra que nos acompaña desde que arribamos a este mundo. Celosa compañera que en un proceso dialéctico, representa la unión y lucha de los contrarios. Anabolismo y catabolismo, son los contrarios en nuestro metabolismo. Pero esta no es una reflexión biológica, sino sicosocial.

Duele, y mucho, enterarnos de la muerte de semejantes, sobre todo si son jóvenes, empero más si las causas son tan prosaicas, como el dinero o la venganza por los controles delincuenciales. En primer lugar, tema recurrente en las reuniones del Consejo Consultivo de Vialidad y Tránsito, las causas de los accidentes en nuestras calles, avenidas y periféricos. El consumo de drogas, de alcohol, por un lado, y el de fármacos para personas enfermas en la edad adulta, son factores de sangrientos hechos. Nos causó asombro la muerte de jovencitos que eran transportados en la caja de una troca, al impactarse con el concreto por la conducción a exceso de velocidad. Qué difícil para sus familiares explicar el fallecimiento de sus seres queridos. Diríamos: ¡más consciencia!, ¡más consciencia! Repitiéndolo hasta el cansancio en el hogar, en las escuelas, en los parques, en los centros de diversión, vamos en todos lados. Conduzcan con el pleno conocimiento de los reglamentos de tránsito y su respeto irrestricto.

La muerte por el cruel tráfico de estupefacientes, tiene zaherida a la Nación entera. De mi libro Historia de la Nación Mexicana, destaco: “Las masas de trabajadores (…) además sufrimos el descarnado afán de los “lumpen proletarios”, que nos desangran con robos, asaltos, extorsiones, secuestros, homicidios y lo más grave: el envenenamiento adictivo de nuestros niños y jóvenes, para convertirlos en autómatas, dignos de lástima. Triste la muerte prematura de quienes están ligados a tan nefasta actividad mundial. Como sociedad, donde viven y conviven nuestros hijos, hermanos y demás semejantes, debemos proclamar: ¡no más muertes por este mercado infame!

Los plutócratas juntan millones y millones de dólares por el control del mercado de los estupefacientes, mientras al pueblo se le acumulan los muertos y el dolor. Debe ser prioridad de la sociedad y del gobierno atender este agravio de tantos homicidios, con discursos y con buenas intenciones, seguirán la violencia y la adicción.