/ viernes 20 de noviembre de 2020

La mujer revolucionaria del siglo XXI

El ser mujer es el amor incondicional, es el ser madre, hija, esposa, amiga, las mujeres somos seres humanos antes que todo. Ser mujer es vivir en una lucha constante, dar vida y sentido a la vida.

La emancipación femenina es la historia de cómo las mujeres se liberaron de una gran parte de la opresión que el patriarcado ejercía sobre ellas por su condición de mujeres.

Una de las voces de protesta más enérgica por los derechos de las mujeres fue la de Olympe de Gouges (Francia), autora de la Declaración de los Derechos de la mujer y de Ciudadanía en 1791. Desgraciadamente este documento no tuvo éxito y fue decapitada por lo mismo.

Desde 1887 las mujeres actuaron como revolucionarias y patriotas, que sin saberlo, quedaron inscritas en las páginas de la historia, como la escritora mexicana Laureana Wright de Kleinhans, que fue de las primeras en escribir sobre el sufragio y la igualdad en “Violetas del Anáhuac”, primera revista femenina de México, fundada en 1884.

Otros casos son Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Guadalupe Rojo de Alvarado, Emilia Enriquez de Rivera y Julia Sánchez, quienes con sus plumas encabezaron movimientos de protesta.

También, las obreras de diferentes ramas de la producción empezaron a organizarse para la defensa de su trabajo. En 1907, cuando los trabajadores de la fábrica de Río Blanco, en Orizaba, Veracruz, se disponían a reanudar sus labores después de una huelga infructuosa, un grupo de mujeres decidió impedirlo, entre ellas Isabel Díaz de Pensamiento, Anselma Sierra, Carmen Cruz, Margarita y Guadalupe Martínez y Lucrecia O. Toriz.

En los frentes de batalla destaca el número de mujeres que estuvo al frente, no sólo empuñando armas, sino porque con sus acciones lograron derrotar, hasta el exterminio, al Ejército Federal, primero de Porfirio Díaz y después de Victoriano Huerta.

La lucha de las mujeres mexicanas logró también el derecho a votar y ser votadas, lo cual se materializó en las elecciones del 3 de julio de 1955.

El camino por la igualdad de derechos ha sido largo, primero por el acceso a la educación y el trabajo y ahora, por el derecho a la salud y a una vida libre de violencia.

En la década de los 70 se consiguió una modificación al Artículo 4to de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que estableció la igualdad jurídica entre la mujer y el hombre.

Una de las asignaturas pendientes en México es el freno a la violencia hacia las mujeres. De acuerdo con el Instrumento para el Registro Clasificación y Reporte de los Delitos y las Víctimas, en los primeros cuatro meses del año se han cometido 308 feminicidios en el país, una cifra mayor a los 305 casos reportados en el mismo periodo de 2019, cuando no había cuarentena.

En el siglo XXI, la mujer mexicana dejó de ser rural para trabajar en el sector industrial. En la década de 1990 las mujeres alcanzaron el 30% de la población económicamente activa (Zacarías 1994).

Actualmente, la participación de las mujeres es trascendental para el desarrollo del país y los avances son innegables, sin embargo, falta mayor impulso en otros ámbitos para alcanzar la igualdad sustantiva.

Un aspecto importante es el papel de la mujer madre de familia, por las altas tasas de migración a los Estados Unidos, nuestras mujeres adquirieron el papel de trabajadoras en el campo y formadoras de sus hijos, lo han hecho con valor y dignidad.

También, la mujer sale de su hogar a trabajar, para cubrir las necesidades básicas de su familia. De la misma forma se eleva el número de quienes viven solas o se convierten en cabezas de familia debido a los divorcios y/o separaciones.

“Creo que las mujeres están locas si pretenden ser iguales a los hombres, son bastante superiores y siempre lo han sido, cualquier reto que se le dé a una mujer lo hará mejor; si le das esperma, te dará un hijo; si le das una casa, te dará un hogar; si le das alimentos te dará una comida; si le das una sonrisa, te dará su corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que le des”. Willian Golding.

“BENDITAS MUJERES”





El ser mujer es el amor incondicional, es el ser madre, hija, esposa, amiga, las mujeres somos seres humanos antes que todo. Ser mujer es vivir en una lucha constante, dar vida y sentido a la vida.

La emancipación femenina es la historia de cómo las mujeres se liberaron de una gran parte de la opresión que el patriarcado ejercía sobre ellas por su condición de mujeres.

Una de las voces de protesta más enérgica por los derechos de las mujeres fue la de Olympe de Gouges (Francia), autora de la Declaración de los Derechos de la mujer y de Ciudadanía en 1791. Desgraciadamente este documento no tuvo éxito y fue decapitada por lo mismo.

Desde 1887 las mujeres actuaron como revolucionarias y patriotas, que sin saberlo, quedaron inscritas en las páginas de la historia, como la escritora mexicana Laureana Wright de Kleinhans, que fue de las primeras en escribir sobre el sufragio y la igualdad en “Violetas del Anáhuac”, primera revista femenina de México, fundada en 1884.

Otros casos son Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, Guadalupe Rojo de Alvarado, Emilia Enriquez de Rivera y Julia Sánchez, quienes con sus plumas encabezaron movimientos de protesta.

También, las obreras de diferentes ramas de la producción empezaron a organizarse para la defensa de su trabajo. En 1907, cuando los trabajadores de la fábrica de Río Blanco, en Orizaba, Veracruz, se disponían a reanudar sus labores después de una huelga infructuosa, un grupo de mujeres decidió impedirlo, entre ellas Isabel Díaz de Pensamiento, Anselma Sierra, Carmen Cruz, Margarita y Guadalupe Martínez y Lucrecia O. Toriz.

En los frentes de batalla destaca el número de mujeres que estuvo al frente, no sólo empuñando armas, sino porque con sus acciones lograron derrotar, hasta el exterminio, al Ejército Federal, primero de Porfirio Díaz y después de Victoriano Huerta.

La lucha de las mujeres mexicanas logró también el derecho a votar y ser votadas, lo cual se materializó en las elecciones del 3 de julio de 1955.

El camino por la igualdad de derechos ha sido largo, primero por el acceso a la educación y el trabajo y ahora, por el derecho a la salud y a una vida libre de violencia.

En la década de los 70 se consiguió una modificación al Artículo 4to de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que estableció la igualdad jurídica entre la mujer y el hombre.

Una de las asignaturas pendientes en México es el freno a la violencia hacia las mujeres. De acuerdo con el Instrumento para el Registro Clasificación y Reporte de los Delitos y las Víctimas, en los primeros cuatro meses del año se han cometido 308 feminicidios en el país, una cifra mayor a los 305 casos reportados en el mismo periodo de 2019, cuando no había cuarentena.

En el siglo XXI, la mujer mexicana dejó de ser rural para trabajar en el sector industrial. En la década de 1990 las mujeres alcanzaron el 30% de la población económicamente activa (Zacarías 1994).

Actualmente, la participación de las mujeres es trascendental para el desarrollo del país y los avances son innegables, sin embargo, falta mayor impulso en otros ámbitos para alcanzar la igualdad sustantiva.

Un aspecto importante es el papel de la mujer madre de familia, por las altas tasas de migración a los Estados Unidos, nuestras mujeres adquirieron el papel de trabajadoras en el campo y formadoras de sus hijos, lo han hecho con valor y dignidad.

También, la mujer sale de su hogar a trabajar, para cubrir las necesidades básicas de su familia. De la misma forma se eleva el número de quienes viven solas o se convierten en cabezas de familia debido a los divorcios y/o separaciones.

“Creo que las mujeres están locas si pretenden ser iguales a los hombres, son bastante superiores y siempre lo han sido, cualquier reto que se le dé a una mujer lo hará mejor; si le das esperma, te dará un hijo; si le das una casa, te dará un hogar; si le das alimentos te dará una comida; si le das una sonrisa, te dará su corazón. Engrandece y multiplica cualquier cosa que le des”. Willian Golding.

“BENDITAS MUJERES”