/ domingo 11 de julio de 2021

La Noche Triste de Javier Corral 

Por: Cruz Pérez Cuéllar

No puede haber mayor frustración para un gobernante que tener que abandonar la silla en medio del caos político, de la incertidumbre económica, del rechazo social, cuyo único puntal era la promesa falsa de hacer justicia. Pronto todo se vendrá abajo, ya no hay nada que sostenga las mentiras de aquél que llegó en medio del estrépito, y se va igual, en medio de la reprobación.

Lo más irónico para el gobernador Javier Corral es que llegó al Palacio de Gobierno ondeando la bandera de la justicia y la honradez, y después de cinco años de torpezas, de pereza física y mental en sus acciones de gobierno, se irá marcado con la misma huella de corrupción que tanto señaló a su antecesor, y aún más porque deja la función arrastrando la pachorra que tanto caracterizó su gobierno.

El problema que quizá marca con mayor acento al todavía inquilino del Palacio de Gobierno, en medio de una transición indeseada por él, es aquél que genialmente expuso en su obra capital el caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, quien abandonara este mundo en septiembre del año pasado, y que encierra en una frase inmortal que dice: “El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta”.

Esa actitud obtusa no permite que se dé el cambio de estafeta como lo exige toda acción de gobierno civilizada, como lo requiere el pueblo de Chihuahua. La razón es simple, por pura deducción: Javier Corral no ha aceptado la derrota del pasado 6 de julio. Y sigue hablando y criticando, cuando el consejo político le debe decir que lo más conveniente en este momento es dejarla pasar, que permita la llegada de la gobernadora electa y su equipo, que no lo entorpezca con sus declaraciones y actitud beligerante.

Pero no sólo eso, deberá permanecer callado mientras se siguen las investigaciones por el desvío de 8.1 mil millones de pesos del erario, señalamiento que hizo hace unos días la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y de lo cual deberá dar cuenta puntual el mandatario saliente.

Una serie de auditorías practicadas a la entidad en 2020 y parte de 2019 arrojaron un total de 108 irregularidades, principalmente en el manejo de partidas relacionadas al Seguro Popular, al Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública del Estado, al Fondo de Infraestructura Social para las Entidades, el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud, el Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa, entre otros rubros.

La administración saliente tendrá que responder a cada una de las observaciones hechas por la ASF, por los señalamientos del Congreso, porque es en el desfalco motivado por el cochupo que cientos de proyectos no vieron la luz en Ciudad Juárez, otros muchos quedaron inconclusos y otros tantos fueron ignorados. Lo mismo para otros municipios de la entidad que pasaron este último lustro ignorados, apartados del recurso que por ley les corresponde y que ahora tendrán que renovar esperanzas para ver si la nueva administración ahora sí les cumple, cuando no es ninguna gracia especial es un derecho y una obligación del Estado.

Corral abrió su administración con aquel eslogan del “Nuevo Amanecer”, pero la realidad pronto se impuso y convirtió su gobierno en una “Noche Triste”, que permanece hasta el final.

En Ciudad Juárez el cambio ya está en marcha.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cpc16169@gmail.com

Por: Cruz Pérez Cuéllar

No puede haber mayor frustración para un gobernante que tener que abandonar la silla en medio del caos político, de la incertidumbre económica, del rechazo social, cuyo único puntal era la promesa falsa de hacer justicia. Pronto todo se vendrá abajo, ya no hay nada que sostenga las mentiras de aquél que llegó en medio del estrépito, y se va igual, en medio de la reprobación.

Lo más irónico para el gobernador Javier Corral es que llegó al Palacio de Gobierno ondeando la bandera de la justicia y la honradez, y después de cinco años de torpezas, de pereza física y mental en sus acciones de gobierno, se irá marcado con la misma huella de corrupción que tanto señaló a su antecesor, y aún más porque deja la función arrastrando la pachorra que tanto caracterizó su gobierno.

El problema que quizá marca con mayor acento al todavía inquilino del Palacio de Gobierno, en medio de una transición indeseada por él, es aquél que genialmente expuso en su obra capital el caricaturista argentino Joaquín Salvador Lavado, mejor conocido como Quino, quien abandonara este mundo en septiembre del año pasado, y que encierra en una frase inmortal que dice: “El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta”.

Esa actitud obtusa no permite que se dé el cambio de estafeta como lo exige toda acción de gobierno civilizada, como lo requiere el pueblo de Chihuahua. La razón es simple, por pura deducción: Javier Corral no ha aceptado la derrota del pasado 6 de julio. Y sigue hablando y criticando, cuando el consejo político le debe decir que lo más conveniente en este momento es dejarla pasar, que permita la llegada de la gobernadora electa y su equipo, que no lo entorpezca con sus declaraciones y actitud beligerante.

Pero no sólo eso, deberá permanecer callado mientras se siguen las investigaciones por el desvío de 8.1 mil millones de pesos del erario, señalamiento que hizo hace unos días la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y de lo cual deberá dar cuenta puntual el mandatario saliente.

Una serie de auditorías practicadas a la entidad en 2020 y parte de 2019 arrojaron un total de 108 irregularidades, principalmente en el manejo de partidas relacionadas al Seguro Popular, al Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública del Estado, al Fondo de Infraestructura Social para las Entidades, el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud, el Fondo de Aportaciones para la Nómina Educativa, entre otros rubros.

La administración saliente tendrá que responder a cada una de las observaciones hechas por la ASF, por los señalamientos del Congreso, porque es en el desfalco motivado por el cochupo que cientos de proyectos no vieron la luz en Ciudad Juárez, otros muchos quedaron inconclusos y otros tantos fueron ignorados. Lo mismo para otros municipios de la entidad que pasaron este último lustro ignorados, apartados del recurso que por ley les corresponde y que ahora tendrán que renovar esperanzas para ver si la nueva administración ahora sí les cumple, cuando no es ninguna gracia especial es un derecho y una obligación del Estado.

Corral abrió su administración con aquel eslogan del “Nuevo Amanecer”, pero la realidad pronto se impuso y convirtió su gobierno en una “Noche Triste”, que permanece hasta el final.

En Ciudad Juárez el cambio ya está en marcha.

Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cpc16169@gmail.com