/ lunes 3 de mayo de 2021

La nueva UCL

Por: Mario Ramírez

Con todo el desorden que se armó alrededor de la Superliga, poco se habló del nuevo formato de UEFA Champions League, se entiende por completo que esta Superliga tuvo el alcance de opacar por unos días absolutamente cualquier cosa en el mundo del fútbol, pero no podemos olvidar el tema de ese nuevo sistema que viene a destruir y a devaluar el torneo más importante del mundo a nivel de clubes.

Este formato nuevo pretende extender de 32 a 36 equipos dicha competencia, los cuales serán divididos en cuatro grupos de nueve (que más bien serían divisiones), posterior a eso, cada equipo jugaría contra dos o tres equipos de cada “grupo”, al finalizar esa etapa regular se haría una tabla general con todos los clubes, de los cuales de la posición 1 al 8 calificarán directo a octavos de final y del 9 al 24 harían una especie de repechaje, dejando que el resto del torneo continúe como lo conocemos. Si no lo entendieron no se preocupen, nadie lo hizo, es un desastre.

Una vez más entramos a la eterna disputa del negocio contra el deporte, los clubes ven por un lado y la federación ve por otro. La lógica de la UEFA, máxima autoridad del fútbol europeo, es simple: Más equipos = más partidos = más dinero. Quizá suene lógico, pero analizando el contexto global, no lo es. El problema es que no se toma en cuenta ni a la calidad del espectáculo ni a la integridad del jugador, ya que el aumento de equipos solamente traerá más partidos de relleno, lo cual precisamente fue lo que motivó a los clubes de élite a crear la Superliga, mientras que el incremento innecesario de partidos maltrata a los futbolistas, la UEFA los trata como máquinas. Apenas un solo jugador ha levantado la voz diciendo que la nueva Champions League es una pésima idea; Ilkay Gündogan del Manchester City, mencionando que por favor se hable del tema, pidiendo que se piense más en el bienestar de los jugadores y cerrando con el comentario de que esta nueva Champions es sólo el menor de dos males, haciendo referencia a la famosa Superliga.

Si en algo estuvo correcta todo el tiempo la Superliga, fue en su sistema de competencia, tenía sentido, emoción, espectáculo y coherencia. Reducir la cantidad a 20 clubes participantes para aumentar la cantidad de duelos de primer nivel es una excelente idea, y probablemente se terminará logrando en un futuro pero bajo la tutela de la UEFA y con clasificación abierta y no exclusiva como se había propuesto en un principio. La Superliga fue un plan elitista de los clubes más ricos del planeta cuyo único error fue caer en ese narcisismo que los consumió, se les señaló su error y el proyecto terminó por ser derrocado. Pero esta nueva Champions no se queda para nada atrás, es un plan deportivamente insípido y estúpido por parte de la UEFA para incrementar su cartera. Si bien es verdad que el formato actual puede carecer de importancia en algunos partidos de fase de grupos, nadie puede negar que es un sistema justo y de oportunidad.

Hace unos días fuimos testigos del inmenso poder que tienen los aficionados, destruyeron un proyecto macabro al alzar su voz, y hoy podría ser tiempo de que los futbolistas demuestren su poderío también. Esperamos que más jugadores se unan a la opinión de Gündogan y tomen con los pies lo que les pertenece, después de todo, son ellos quienes están más cerca de la pelota.

Mario Ramírez

Por: Mario Ramírez

Con todo el desorden que se armó alrededor de la Superliga, poco se habló del nuevo formato de UEFA Champions League, se entiende por completo que esta Superliga tuvo el alcance de opacar por unos días absolutamente cualquier cosa en el mundo del fútbol, pero no podemos olvidar el tema de ese nuevo sistema que viene a destruir y a devaluar el torneo más importante del mundo a nivel de clubes.

Este formato nuevo pretende extender de 32 a 36 equipos dicha competencia, los cuales serán divididos en cuatro grupos de nueve (que más bien serían divisiones), posterior a eso, cada equipo jugaría contra dos o tres equipos de cada “grupo”, al finalizar esa etapa regular se haría una tabla general con todos los clubes, de los cuales de la posición 1 al 8 calificarán directo a octavos de final y del 9 al 24 harían una especie de repechaje, dejando que el resto del torneo continúe como lo conocemos. Si no lo entendieron no se preocupen, nadie lo hizo, es un desastre.

Una vez más entramos a la eterna disputa del negocio contra el deporte, los clubes ven por un lado y la federación ve por otro. La lógica de la UEFA, máxima autoridad del fútbol europeo, es simple: Más equipos = más partidos = más dinero. Quizá suene lógico, pero analizando el contexto global, no lo es. El problema es que no se toma en cuenta ni a la calidad del espectáculo ni a la integridad del jugador, ya que el aumento de equipos solamente traerá más partidos de relleno, lo cual precisamente fue lo que motivó a los clubes de élite a crear la Superliga, mientras que el incremento innecesario de partidos maltrata a los futbolistas, la UEFA los trata como máquinas. Apenas un solo jugador ha levantado la voz diciendo que la nueva Champions League es una pésima idea; Ilkay Gündogan del Manchester City, mencionando que por favor se hable del tema, pidiendo que se piense más en el bienestar de los jugadores y cerrando con el comentario de que esta nueva Champions es sólo el menor de dos males, haciendo referencia a la famosa Superliga.

Si en algo estuvo correcta todo el tiempo la Superliga, fue en su sistema de competencia, tenía sentido, emoción, espectáculo y coherencia. Reducir la cantidad a 20 clubes participantes para aumentar la cantidad de duelos de primer nivel es una excelente idea, y probablemente se terminará logrando en un futuro pero bajo la tutela de la UEFA y con clasificación abierta y no exclusiva como se había propuesto en un principio. La Superliga fue un plan elitista de los clubes más ricos del planeta cuyo único error fue caer en ese narcisismo que los consumió, se les señaló su error y el proyecto terminó por ser derrocado. Pero esta nueva Champions no se queda para nada atrás, es un plan deportivamente insípido y estúpido por parte de la UEFA para incrementar su cartera. Si bien es verdad que el formato actual puede carecer de importancia en algunos partidos de fase de grupos, nadie puede negar que es un sistema justo y de oportunidad.

Hace unos días fuimos testigos del inmenso poder que tienen los aficionados, destruyeron un proyecto macabro al alzar su voz, y hoy podría ser tiempo de que los futbolistas demuestren su poderío también. Esperamos que más jugadores se unan a la opinión de Gündogan y tomen con los pies lo que les pertenece, después de todo, son ellos quienes están más cerca de la pelota.

Mario Ramírez