/ miércoles 7 de febrero de 2018

La obligación de interpretar

Reconocimiento a la capacidad y profesionalismo del Dr. Javier H. Contreras Orozco, recientemente designado director regional de la Organización Editorial Mexicana. Enhorabuena.

 

Una de las preguntas en torno a la responsabilidad del periodista con su profesión, es si debe o no interpretar la realidad, o simplemente debe limitarse a retratarla en sus textos e informaciones.

Ambas premisas tienen razón, son perfectamente atendibles.

Es decir, cuando el periodista utiliza el género periodístico informativo, como la nota o el reportaje, debe buscar la objetividad realizando su máximo esfuerzo para representar la realidad tal como es.

En la noticia, el periodista se limita a reproducir el hecho. Busca los datos fundamentales del mismo con base en las preguntas elementales: qué, quién, cuándo, dónde, y cómo.

La información le permite al lector acercarse a la información sin ningún tipo de sesgo. No hay interpretación. La respuesta a las preguntas para qué y por qué, que son particularmente correspondientes al género interpretativo, serán abordadas por el periodista a través de otros géneros: la columna, la crónica o el editorial.

De esta manera, el lector podrá distinguir con nitidez lo que corresponde a la simple transmisión de la información de la función trascendente de informar interpretando el hecho.

La interpretación es fundamental con el fin de proporcionar al lector una opinión informada, analítica del hecho, con el objeto de formarse opinión de manera integral.

Sin esa opinión periodística, un amplio espectro del público lector, televidente o radioescucha, difícilmente podría formarse criterio respecto a la información. No podría contrastar opiniones y visualizar desde el punto crítico la información.

Más aún, la clase política o el auditorio ampliamente informado, la opinión pública propiamente dicha, requiere de esa opinión crítica, que le permita confrontar sus propias opiniones. Este público es exigente y profundo en el análisis.

Abandonar al público sin un periodismo crítico de opinión sería atentar contra el derecho a la información. Sería dejar incompleto el ejercicio periodístico cotidiano, convirtiendo al periodista en un simple mensajero de información de los grupos de interés.

Atado el periodista, sin poder ejercer la crítica y la interpretación de la información, se convierte en un mero instrumento de propaganda. Lejos muy lejos de su responsabilidad con el ejercicio del periodismo trascendente, obligación primaria del comunicador.

http://robertopinon.blogspot.mx

Reconocimiento a la capacidad y profesionalismo del Dr. Javier H. Contreras Orozco, recientemente designado director regional de la Organización Editorial Mexicana. Enhorabuena.

 

Una de las preguntas en torno a la responsabilidad del periodista con su profesión, es si debe o no interpretar la realidad, o simplemente debe limitarse a retratarla en sus textos e informaciones.

Ambas premisas tienen razón, son perfectamente atendibles.

Es decir, cuando el periodista utiliza el género periodístico informativo, como la nota o el reportaje, debe buscar la objetividad realizando su máximo esfuerzo para representar la realidad tal como es.

En la noticia, el periodista se limita a reproducir el hecho. Busca los datos fundamentales del mismo con base en las preguntas elementales: qué, quién, cuándo, dónde, y cómo.

La información le permite al lector acercarse a la información sin ningún tipo de sesgo. No hay interpretación. La respuesta a las preguntas para qué y por qué, que son particularmente correspondientes al género interpretativo, serán abordadas por el periodista a través de otros géneros: la columna, la crónica o el editorial.

De esta manera, el lector podrá distinguir con nitidez lo que corresponde a la simple transmisión de la información de la función trascendente de informar interpretando el hecho.

La interpretación es fundamental con el fin de proporcionar al lector una opinión informada, analítica del hecho, con el objeto de formarse opinión de manera integral.

Sin esa opinión periodística, un amplio espectro del público lector, televidente o radioescucha, difícilmente podría formarse criterio respecto a la información. No podría contrastar opiniones y visualizar desde el punto crítico la información.

Más aún, la clase política o el auditorio ampliamente informado, la opinión pública propiamente dicha, requiere de esa opinión crítica, que le permita confrontar sus propias opiniones. Este público es exigente y profundo en el análisis.

Abandonar al público sin un periodismo crítico de opinión sería atentar contra el derecho a la información. Sería dejar incompleto el ejercicio periodístico cotidiano, convirtiendo al periodista en un simple mensajero de información de los grupos de interés.

Atado el periodista, sin poder ejercer la crítica y la interpretación de la información, se convierte en un mero instrumento de propaganda. Lejos muy lejos de su responsabilidad con el ejercicio del periodismo trascendente, obligación primaria del comunicador.

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