/ domingo 20 de junio de 2021

La pandemia cambió la vida de todos 

Surgió un periodismo sobresaliente

Comprensión del virus que pocos médicos poseían

Domina en redes el "pensamiento mágico"

Por: José Luis Jáquez Balderrama

La pandemia ha dado lugar al desarrollo de un periodismo sobresaliente, cuando hay un sentido de responsabilidad social, es decir con periodistas que verifican, contrastan y analizan la información, pero también se ha generado una tremenda desinformación, con graves daños en la salud y economía.

Además, hemos adaptado a nuestras vidas sistemas innovadores de datos a través de las plataformas de internet, lo que permite rastrear la propagación de la enfermedad de manera útil y reveladora. Hay nuevos métodos de información que brindan empatía y esperanza a las víctimas que una vez permanecieron ocultos, principalmente en sus hogares.

Existen informes técnicos deslumbrantes, sobre todo de especialistas en salud, que le han dado al lector promedio una comprensión del virus que pocos médicos poseían en 1918. La pandemia cambió la vida de todos.

En el periodismo moderno, quizá jamás ha habido una historia como el surgimiento de la pandemia, que ha afectado a todo el mundo a la vez y está sobrealimentada por el flujo de información a la velocidad de la luz y la conectividad global.

El desafío para el periodismo del siglo XXI es como juzgar qué es significativo y qué es simplemente ruido. Tenemos la obligación, como comunicadores, de promover un periodismo de calidad. Un periodismo que hable de la urgencia del momento, pero que vale la pena. La sociedad (niños, jóvenes, adultos) necesita el apoyo.

Es necesario un periodismo confiable, pero también un recordatorio a todos de que simplemente registrar lo sucedido no es suficiente. Vamos al fondo del problema, empezando con rechazar los “fake news”.

Los periodistas deben ser parte del tejido social del mundo sobre el que informan. Obtener las historias que realmente importan a los lectores y transmitir la información que se necesita para resolver los problemas más urgentes.

La pandemia ha dañado fuertemente la economía, la educación y la salud. En el aspecto psicológico, es menester conocer y saber contener los daños en el ser humano.

Es prioritario acompañar a nuestros seres queridos, puesto que esto significa generar el tipo de confianza que las víctimas necesitan. Información verídica ante un “bombardeo” dañino de las “fake news” o noticias falsas.

La pandemia mostró cuán interconectados estamos todos y, sin embargo, cuán separados y atomizados estamos. Sin embargo, todos luchamos contra el mismo virus.

Los ciudadanos premian el esfuerzo de los medios profesionales, que saben apoyarse en periodistas que tienen como garantía la credibilidad, veracidad y contraste de la información, sobre todo la prensa tradicional.

La pandemia del coronavirus se ha acompañado también de una pandemia de desinformación, principalmente de diversas redes sociales, plataformas digitales, WhatsApp y correo electrónico.

Ante ello, se pueden seguir varios caminos, por ejemplo resistir el impulso de compartir la información que nos llega; leer el contenido completo; investigar el origen, quién lo escribe, dónde se publica, quiénes son los expertos y poner atención a las emociones que genera la noticia.

Para el escritor español Ignacio Ramonet, director del periódico Le Monde (Francia), lo que domina en las redes sociales es “el pensamiento mágico". Y es que la verdad es cada vez más emocional y no real.

“Las redes están hechas para emitir y no para recibir. Existe una repolitización salvaje en un sentido antropológico" dijo el autor de los libros “La tiranía de la comunicación” y “El imperio de la vigilancia”. Y destaca que nos encontramos ante una nueva gran revolución en las comunicaciones ante el fenómeno de las redes sociales y la pandemia. ¿Usted, qué opina?

Nos pueden seguir: palabrapropia@hotmail.com twitter@palabrapropia

Antena Radio 102.5 F.M. de lunes a viernes de 5 a 6 de la tarde.

Surgió un periodismo sobresaliente

Comprensión del virus que pocos médicos poseían

Domina en redes el "pensamiento mágico"

Por: José Luis Jáquez Balderrama

La pandemia ha dado lugar al desarrollo de un periodismo sobresaliente, cuando hay un sentido de responsabilidad social, es decir con periodistas que verifican, contrastan y analizan la información, pero también se ha generado una tremenda desinformación, con graves daños en la salud y economía.

Además, hemos adaptado a nuestras vidas sistemas innovadores de datos a través de las plataformas de internet, lo que permite rastrear la propagación de la enfermedad de manera útil y reveladora. Hay nuevos métodos de información que brindan empatía y esperanza a las víctimas que una vez permanecieron ocultos, principalmente en sus hogares.

Existen informes técnicos deslumbrantes, sobre todo de especialistas en salud, que le han dado al lector promedio una comprensión del virus que pocos médicos poseían en 1918. La pandemia cambió la vida de todos.

En el periodismo moderno, quizá jamás ha habido una historia como el surgimiento de la pandemia, que ha afectado a todo el mundo a la vez y está sobrealimentada por el flujo de información a la velocidad de la luz y la conectividad global.

El desafío para el periodismo del siglo XXI es como juzgar qué es significativo y qué es simplemente ruido. Tenemos la obligación, como comunicadores, de promover un periodismo de calidad. Un periodismo que hable de la urgencia del momento, pero que vale la pena. La sociedad (niños, jóvenes, adultos) necesita el apoyo.

Es necesario un periodismo confiable, pero también un recordatorio a todos de que simplemente registrar lo sucedido no es suficiente. Vamos al fondo del problema, empezando con rechazar los “fake news”.

Los periodistas deben ser parte del tejido social del mundo sobre el que informan. Obtener las historias que realmente importan a los lectores y transmitir la información que se necesita para resolver los problemas más urgentes.

La pandemia ha dañado fuertemente la economía, la educación y la salud. En el aspecto psicológico, es menester conocer y saber contener los daños en el ser humano.

Es prioritario acompañar a nuestros seres queridos, puesto que esto significa generar el tipo de confianza que las víctimas necesitan. Información verídica ante un “bombardeo” dañino de las “fake news” o noticias falsas.

La pandemia mostró cuán interconectados estamos todos y, sin embargo, cuán separados y atomizados estamos. Sin embargo, todos luchamos contra el mismo virus.

Los ciudadanos premian el esfuerzo de los medios profesionales, que saben apoyarse en periodistas que tienen como garantía la credibilidad, veracidad y contraste de la información, sobre todo la prensa tradicional.

La pandemia del coronavirus se ha acompañado también de una pandemia de desinformación, principalmente de diversas redes sociales, plataformas digitales, WhatsApp y correo electrónico.

Ante ello, se pueden seguir varios caminos, por ejemplo resistir el impulso de compartir la información que nos llega; leer el contenido completo; investigar el origen, quién lo escribe, dónde se publica, quiénes son los expertos y poner atención a las emociones que genera la noticia.

Para el escritor español Ignacio Ramonet, director del periódico Le Monde (Francia), lo que domina en las redes sociales es “el pensamiento mágico". Y es que la verdad es cada vez más emocional y no real.

“Las redes están hechas para emitir y no para recibir. Existe una repolitización salvaje en un sentido antropológico" dijo el autor de los libros “La tiranía de la comunicación” y “El imperio de la vigilancia”. Y destaca que nos encontramos ante una nueva gran revolución en las comunicaciones ante el fenómeno de las redes sociales y la pandemia. ¿Usted, qué opina?

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