/ viernes 17 de julio de 2020

La política sin principios

Para Mahatma Gandhi los siete pecados sociales son: la política sin principios, los negocios sin moral, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad. Los tiempos de crisis hacen reflexionar que los seres humanos somos como un granito de arena en medio del océano, pequeños, limitados e indefensos. Nadie tiene comprado ni asegurado el futuro, por muchas riquezas que se atesoren, por mucho poder que se ejerza, y por mucha fama que se alcance, nada habremos de llevarnos cuando nos toque la hora, sólo las buenas obras, esas sí que contarán para los que creemos en el juicio final, y son las buenas obras por las que se valora a las personas, así deberían de ser recordados los gobernantes por sus buenas obras, sin embargo la realidad nos indica, en la mayoría de los casos, todo lo contrario.

Lamentablemente por el actuar de muchos políticos y gobernantes sin principios, ni ética y con un preponderante egoísmo, la política está desacreditada, y por doquier encontramos políticos y gobernantes corruptos, que la usan para sus fines personales, no para la búsqueda del bien común. Son muchos los vivales que roban lo que corresponde al pueblo, afectando a los más pobres; estos políticos y gobernantes corruptos, valiéndose de la posición que ocupan, llevan a cabo todas las argucias legales e ilegales para amasar grandes fortunas, utilizando frecuentemente la demagogia para engañar a los incautos y mantenerse en el poder. Pero tarde o temprano se paga la factura, porque la verdad cae por su propio peso.

Por ejemplo, el grupo de gobernadores y políticos amigos de Enrique Peña Nieto, la mayoría acusados de enriquecimiento ilícito y fraudes, entre otros delitos, algunos prófugos de la justicia, otros ya capturados, entre ellos el exgobernador del estado, por lo que la ciudadanía responsable está esperando sean juzgados y sobre todo que devuelvan al erario todo lo robado.

La captura de políticos y gobernantes corruptos representa para el pueblo de México una esperanza de que se haga justicia y que se aplique la ley sin distinción, que haya investigaciones objetivas y claras, e integración de expedientes confiables y dirigidos por profesionales, para que después no se “libere” a los “presuntos inculpados” por fallas en los procedimientos y falta de elementos para procesar, y hasta se les tenga que pedir perdón y regresarles las propiedades y el patrimonio que nos les corresponde, como ha sucedido en varios casos, ejemplos el de Raúl Salinas, y de los más recientes Elba Esther Gordillo y Javier Duarte.

Los principios y la ética marcan límites y contrapesos en el actuar de políticos y gobernantes, pero cuando éstos no tienen formación en valores, se seguirán cometiendo excesos, fraudes y latrocinios que dejarán empobrecidos a los países, y de esos ejemplos abundan en México.

Para Mahatma Gandhi los siete pecados sociales son: la política sin principios, los negocios sin moral, la riqueza sin trabajo, la sabiduría sin carácter, la ciencia sin humanidad y la oración sin caridad. Los tiempos de crisis hacen reflexionar que los seres humanos somos como un granito de arena en medio del océano, pequeños, limitados e indefensos. Nadie tiene comprado ni asegurado el futuro, por muchas riquezas que se atesoren, por mucho poder que se ejerza, y por mucha fama que se alcance, nada habremos de llevarnos cuando nos toque la hora, sólo las buenas obras, esas sí que contarán para los que creemos en el juicio final, y son las buenas obras por las que se valora a las personas, así deberían de ser recordados los gobernantes por sus buenas obras, sin embargo la realidad nos indica, en la mayoría de los casos, todo lo contrario.

Lamentablemente por el actuar de muchos políticos y gobernantes sin principios, ni ética y con un preponderante egoísmo, la política está desacreditada, y por doquier encontramos políticos y gobernantes corruptos, que la usan para sus fines personales, no para la búsqueda del bien común. Son muchos los vivales que roban lo que corresponde al pueblo, afectando a los más pobres; estos políticos y gobernantes corruptos, valiéndose de la posición que ocupan, llevan a cabo todas las argucias legales e ilegales para amasar grandes fortunas, utilizando frecuentemente la demagogia para engañar a los incautos y mantenerse en el poder. Pero tarde o temprano se paga la factura, porque la verdad cae por su propio peso.

Por ejemplo, el grupo de gobernadores y políticos amigos de Enrique Peña Nieto, la mayoría acusados de enriquecimiento ilícito y fraudes, entre otros delitos, algunos prófugos de la justicia, otros ya capturados, entre ellos el exgobernador del estado, por lo que la ciudadanía responsable está esperando sean juzgados y sobre todo que devuelvan al erario todo lo robado.

La captura de políticos y gobernantes corruptos representa para el pueblo de México una esperanza de que se haga justicia y que se aplique la ley sin distinción, que haya investigaciones objetivas y claras, e integración de expedientes confiables y dirigidos por profesionales, para que después no se “libere” a los “presuntos inculpados” por fallas en los procedimientos y falta de elementos para procesar, y hasta se les tenga que pedir perdón y regresarles las propiedades y el patrimonio que nos les corresponde, como ha sucedido en varios casos, ejemplos el de Raúl Salinas, y de los más recientes Elba Esther Gordillo y Javier Duarte.

Los principios y la ética marcan límites y contrapesos en el actuar de políticos y gobernantes, pero cuando éstos no tienen formación en valores, se seguirán cometiendo excesos, fraudes y latrocinios que dejarán empobrecidos a los países, y de esos ejemplos abundan en México.