México, sin duda sería, no una potencia mundial, aunque también hubiera podido serlo, sí no un próspero país donde todos tendríamos un alto nivel socioeconómico y cultural, con un desarrollo más que de primer mundo si consideramos todo lo que la naturaleza nos brindó y que pese al maltrato y destrucción innecesarios que le damos, no nos lo hemos podido acabar.
Sin duda no es la total culpa de los españoles, porque las conquistas de nuevos mundos en esos tiempos eran conformadas en su mayoría por delincuentes y hombres con no muy buenos antecedentes o que simplemente no tenían ninguna familia, ni perro que les ladrara, entonces pues su único interés era el ora y las riquezas en general de los indios.
Tampoco la idiosincrasia de los indígenas, sus ciudades y construcciones los mostraban como unos hombres sumisos y conformistas. ¿Entonces qué nos pasó?: españoles, idiosincrasias, ambiciones, inmadurez, todo se conjugó para convertirnos en un país dependiente y explotado desde la misma colonización, apoyados los invasores por los más listos y astutos indígenas que pudieran ser los mestizos que sobreviven hasta nuestros días alrededor de un poder viciado, corrupto y abusador.
Pero como que todo esto, o una de dos, o está a punto de reventar totalmente, no por la salida del PRI y del PAN de Los Pinos, sino por la insatisfacción que da el brinco a un manejo del poder diferente, pero aparentemente más inepto en el manejo popular a punta de dinero directamente a todos los niveles de la sociedad, jóvenes, mayores, mujeres, niños, etcétera, etcétera.
Entonces pues, muchos no alcanzamos a comprender qué pasa en nuestro México, si estamos viviendo un verdadero cambio o simplemente estamos experimentando un fino gatopardismo. Por un lado el presidente López Obrador tiene en contra a casi todos los medios más importantes del país, incluso parece que ya empezaron los ajustes de cuentas, en el buen sentido de la palabra, con las denuncias concretas en contra de Ricardo Salinas Pliego, uno de los más beneficiados precisamente con la televisión estatal del gobierno, ahora de su propiedad, en tiempos de Salinas de Gortari.
Pero ayer se le presentaron en Los Pinos al presidente los dueños del dinero de todo el país, y no nada más a felicitarlo, le llevaron un presentito de 500 mil millones de pesos, para lo que se ofreciera. Por otro lado el presidente va a volver a exhibir su compromiso notariado de no buscar la reelección, malo, ya que nada más hay que recordar cuando López Portillo dijo que defendería al peso como un perro y cuando todos los que le sucedieron, hasta el mismo Peña Nieto, quizá no el más malo, sino el peor, dejaron al peso y a millones de mexicanos chillando frente al dólar.
Ahora hasta al PAN parece que ya se le olvidó su espíritu cristero y vende su ideología al mejor postor cuando desecha la verticalidad que de la familia tenía y defendía a capa y espada. Ahora desde la misma dirigencia del PAN con Rocío Reza y el coordinador de la fracción parlamentaria en el congreso, Fernando Álvarez Monje, proponen y ofrecen la destrucción moral de la familia pretendo sumarse a la aceptación de uniones extraviadas entre otras muchas barbaridades que antes ni siquiera sus entonces castos oídos querían escuchar.
Me estoy yendo a lo más moderno; la Independencia, la Reforma y la Revolución, son los precursores y oscuros sucesos que anteceden a lo que ahora vivimos a partir de una revolución que fue un verdadero batidero ideológico y con lo que se reafirmó todo el desbarajuste político que hoy tenemos.
¿Cuál es el verdadero fondo de todo esto?, ¿quiénes manipulan a su antojo el destino de la humanidad? Donald Trump es el diablo, ¿cuál es la posición de México en la estructura global y sobre todo espiritual?, porque el PAN está hasta perdiendo su verticalidad moral.
Nada más nos quedará decir: México, sigo creyendo en ti.
Sólo Dios.