Por: Amín Anchondo
Muy pocas personas saben lo que significa este término, pero yo lo considero el gran enemigo a vencer, el gran cáncer que tiene a la política desprestigiada y estigmatizada. Se define como la política o diplomacia basada principalmente en consideraciones de circunstancias y factores dados, en lugar de nociones ideológicas explícitas o premisas éticas y morales. La base vil del pragmatismo sin una pizca de ideología.
Este término lo conocen perfectamente los gobernantes actuales, los políticos, los líderes de partidos, etc. En términos llanos es saber jugar con el sistema actual sin tener la mínima intención de hacer un cambio en pro de la sociedad. Hacer lo que tengas que hacer para lograr lo que quieres, a pesar de los pesares y a costa de quien sea.
El problema es que realmente funciona entrarle a la realpolitik. Ese es un camino fácil que si eres inteligente vas a poder llegar a donde quieras llegar de forma más rápida. Y esto es porque se juega con la inteligencia de las personas, usando las herramientas necesarias para crear percepciones, crear padrones, crear estructuras electorales sólidas, generar una lista de aportantes económicos, etc. Esta ideología está basada en que el pueblo es tonto. Yo siempre he dicho que no es así, pero a veces me he llevado mis decepciones. Pero no por culpa del pueblo, sino que se armó todo un espectáculo para cegarnos de la verdad y no pudiéramos darnos cuenta del lobo que estaba disfrazado de oveja. Así funciona esto en todos los niveles y en todos los ámbitos. La realpolitik puede aplicarse dentro de una empresa, una casa o gobernando un país.
Yo creo que cualquier persona que entra al servicio público tiene los dos caminos enfrente: Uno que es este que estoy explicando, donde es muy segura tu permanencia si haces lo que te dicen y no reniegas de nada, y el otro que es el de las convicciones donde va a ser muy difícil permanecer y tu caminar será lento, pero vas a ir generando cambios sustantivos poco a poco.
La decisión no es fácil. Se necesitan tener muchos privilegios y agallas para poder ejercer un liderazgo y tomar el camino correcto. Es cierto, que en este sistema lo mejor es cambiarlo desde adentro y para eso hay que bailar el baile de los partidos, pero también se tiene que trabajar en cambiarlo desde fuera. Es justo desde afuera desde donde vamos a poder luchar por combatir la realpolitik, porque es desde afuera donde vamos a detener el funcionamiento de los clientelismos, del dinero sucio que le llega a los políticos, el uso de instituciones para otros fines, etc. Cuando dejemos de defender lo indefendible como ciudadanos, entonces esto empezará a cambiar. No aplaudamos por aplaudir ni señalemos por señalar.
No es un cambio rápido, pero sí urgente. Sabemos lo delicada que está la situación económica de más del 60% de la población. Esto genera enojo y frustración, lo peor sería echarle leña a esto jugando al juego que ha impedido la evolución de nuestra gente y de nuestro país.