/ lunes 28 de marzo de 2022

La Revocación, acto de simulación

El odio se manifiesta como un sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia; en los últimos años ese sentimiento se ha ido generando entre la sociedad mexicana, derivado del impulso presidencial por dividir a la nación entre buenos y malos, según la posición que se tiene en relación con el desempeño del ejercicio gubernamental.

El llamado a la revocación de mandato es una muestra más de esa necesidad de dividir a la nación; salir desde el aparato gubernamental a promover una figura de participación ciudadana es un contrasentido.

Sería explicable que la promovieran grupos ciudadanos, pero que sea el propio gobierno quien la ponga en la agenda pública es una actitud irresponsable, provocadora y de simulación.

En 2018 la mayoría eligió un gobierno por 6 años, cuya responsabilidad es satisfacer las necesidades más elementales de la sociedad; ante esa imposibilidad, se han desplegado estrategias como cortinas de humo, basadas en una agenda de persecución, señalamientos y victimización del Presidente nunca antes vistas.

La revocación de mandato es una más de las estrategias distractoras del Presidente, en la cual no debemos caer, porque seguiremos alimentando la división que el Presidente quiere sea instalada como conducta plena por los mexicanos.

El odio clasista que promueve el Presidente es inaceptable; no resuelve los problemas de la nación, alimenta el resentimiento y lastima la unidad nacional.

Lo mejor es ser espectador de un montaje, de los que tanto se queja, ver cómo se envuelve en su propio ego y darle vuelta a la página, porque hay otros temas más importantes que atender en nuestro país.


Alex Domínguez




El odio se manifiesta como un sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia; en los últimos años ese sentimiento se ha ido generando entre la sociedad mexicana, derivado del impulso presidencial por dividir a la nación entre buenos y malos, según la posición que se tiene en relación con el desempeño del ejercicio gubernamental.

El llamado a la revocación de mandato es una muestra más de esa necesidad de dividir a la nación; salir desde el aparato gubernamental a promover una figura de participación ciudadana es un contrasentido.

Sería explicable que la promovieran grupos ciudadanos, pero que sea el propio gobierno quien la ponga en la agenda pública es una actitud irresponsable, provocadora y de simulación.

En 2018 la mayoría eligió un gobierno por 6 años, cuya responsabilidad es satisfacer las necesidades más elementales de la sociedad; ante esa imposibilidad, se han desplegado estrategias como cortinas de humo, basadas en una agenda de persecución, señalamientos y victimización del Presidente nunca antes vistas.

La revocación de mandato es una más de las estrategias distractoras del Presidente, en la cual no debemos caer, porque seguiremos alimentando la división que el Presidente quiere sea instalada como conducta plena por los mexicanos.

El odio clasista que promueve el Presidente es inaceptable; no resuelve los problemas de la nación, alimenta el resentimiento y lastima la unidad nacional.

Lo mejor es ser espectador de un montaje, de los que tanto se queja, ver cómo se envuelve en su propio ego y darle vuelta a la página, porque hay otros temas más importantes que atender en nuestro país.


Alex Domínguez