/ sábado 13 de julio de 2019

La sala de exhibición de López


El dinero regalado por el actual gobierno no es honrado. El auténtico dinero honrado no puede obtenerse sin trabajo.


Efectivamente, el mundo no es una sala de exhibición, sino un taller, pues las oportunidades del porvenir están reservadas al mérito logrado durante nuestra vida. Así mismo, este mundo no tiene interés alguno, ni respeto, por aquellos que tienen por única ocupación, la codicia, y la aspiración a formar parte de la historia como “los más grandes” personajes históricos que hayan existido, todo esto sin mostrar interés alguno por el prójimo y por el país.

Tanto neoliberales (los que sí trabajan) así como chairos (los atenidos) debemos trabajar de un modo u otro. Ninguna vida ni ningún país serán fecundos si el tiempo se gasta en la flojera, en la holgazanería. Por otra parte, no hay dignidad alguna en vivir del sudor ajeno.


Precisamente lo bueno del dinero es que tenemos que ganarlo, y en la sala de exhibición de “grandeza” de López es darlo, regalarlo, para comprar las conciencias de los ciudadanos. ¿Podremos hacer grande al país así? ¡Jamás! La vida se vuelve más agradable y placentera en ganar un peso que en gastarlo.


Podemos afirmar que el dinero regalado por el actual gobierno no es honrado. El auténtico dinero honrado no puede obtenerse sin trabajo.


La ciencia de producir tiene que ser antes que la de distribuir. El aumento de productividad (sí, palabra neoliberal) trae el aumento de la capacidad de adquisición. Sin el aumento en la capacidad productiva por el individuo, serían imposibles las mejoras salariales y un mayor consumo.


La cuestión de lo que creemos que debíamos ganar y no ganamos en lo individual y como país, debe ser resuelto por hechos, no por palabras. El ingreso calculado por lo que cada quién necesite es la falacia marxista-obradorista más grande y ridícula desde Cuba, Nicaragua y Venezuela.


Todo individuo tiene que ser pagado por lo que haga y no al revés. El revisar la sala de exhibición de López en cuanto a dádivas, regalos y compra de votos/popularidad, nos muestra que es toda una injusticia para la nación y su pueblo.


Estamos siendo un descrédito para la humanidad. Para sacar más de la vida, necesitamos poner más en ella. Trabajar duro, descansar lo suficiente, y ganar un poco más de dinero del que gastamos es la fórmula para todos estar mejor.


“El mundo no es una sala de exhibición”.



El dinero regalado por el actual gobierno no es honrado. El auténtico dinero honrado no puede obtenerse sin trabajo.


Efectivamente, el mundo no es una sala de exhibición, sino un taller, pues las oportunidades del porvenir están reservadas al mérito logrado durante nuestra vida. Así mismo, este mundo no tiene interés alguno, ni respeto, por aquellos que tienen por única ocupación, la codicia, y la aspiración a formar parte de la historia como “los más grandes” personajes históricos que hayan existido, todo esto sin mostrar interés alguno por el prójimo y por el país.

Tanto neoliberales (los que sí trabajan) así como chairos (los atenidos) debemos trabajar de un modo u otro. Ninguna vida ni ningún país serán fecundos si el tiempo se gasta en la flojera, en la holgazanería. Por otra parte, no hay dignidad alguna en vivir del sudor ajeno.


Precisamente lo bueno del dinero es que tenemos que ganarlo, y en la sala de exhibición de “grandeza” de López es darlo, regalarlo, para comprar las conciencias de los ciudadanos. ¿Podremos hacer grande al país así? ¡Jamás! La vida se vuelve más agradable y placentera en ganar un peso que en gastarlo.


Podemos afirmar que el dinero regalado por el actual gobierno no es honrado. El auténtico dinero honrado no puede obtenerse sin trabajo.


La ciencia de producir tiene que ser antes que la de distribuir. El aumento de productividad (sí, palabra neoliberal) trae el aumento de la capacidad de adquisición. Sin el aumento en la capacidad productiva por el individuo, serían imposibles las mejoras salariales y un mayor consumo.


La cuestión de lo que creemos que debíamos ganar y no ganamos en lo individual y como país, debe ser resuelto por hechos, no por palabras. El ingreso calculado por lo que cada quién necesite es la falacia marxista-obradorista más grande y ridícula desde Cuba, Nicaragua y Venezuela.


Todo individuo tiene que ser pagado por lo que haga y no al revés. El revisar la sala de exhibición de López en cuanto a dádivas, regalos y compra de votos/popularidad, nos muestra que es toda una injusticia para la nación y su pueblo.


Estamos siendo un descrédito para la humanidad. Para sacar más de la vida, necesitamos poner más en ella. Trabajar duro, descansar lo suficiente, y ganar un poco más de dinero del que gastamos es la fórmula para todos estar mejor.


“El mundo no es una sala de exhibición”.