/ jueves 10 de septiembre de 2020

La sequía: la cuarta calamidad para Chihuahua

La sequía atípica que afecta a 52 municipios de Chihuahua amenaza con la pérdida de las cosechas de temporal, de riego y a la ganadería como hace años no sucedía en la entidad.

Tal y como reza el refrán, “los males no vienen solos” y eso está pasando en nuestro estado al ser golpeado también por otras tres crisis: la sanitaria, la económica y la de la inseguridad pública.

En las últimas décadas no se recuerda una sequía tan prolongada y perjudicial, pues no ha llovido en este verano y la última esperanza es que las precipitaciones pluviales ocurran cuando menos en este mes y el siguiente, aunque las consecuencias están ya afectando seriamente al sector agropecuario.

Al inicio de este mes Desarrollo Rural del gobierno estatal informó que las pérdidas calculadas por la carencia de lluvia eran de un 75% en las tierras temporales sembradas de frijol y de un 50% en las de maíz.

A lo anterior se debe sumar que si no se recupera la capacidad de las presas de la zona centro-sur entonces también estarían en riesgo de no ser cultivados los sembradíos en el año entrante, ya que si no llueve no se contaría con el volumen de agua necesaria.

De acuerdo con el diputado federal Mario Mata, el daño por la extracción de agua realizada por la Conagua “ya está hecho” y será responsabilidad no sólo de la directora de esta dependencia sino también del presidente López Obrador por no haber intervenido para evitar fueran abiertas las compuertas de las presas con el fin de cumplir la cuota del Tratado Internacional de 1944.

Chihuahua vive una severa emergencia debido a las cuatro crisis citadas sin que se plantee por parte de los gobiernos estatal y federal una estrategia adecuada para enfrentarlas y mitigar sus efectos desastrosos no sólo para los cientos de miles de afectados, sino también para el resto de la población.

El abrir las válvulas también fue cuestionado por el exgobernador Patricio Martínez como una acción errónea de la Conagua, pues son “fallidos” tanto su diagnóstico como la solución al problema del agua.

El también exalcalde de esta capital afirmó que la crisis de agua de las presas de la cuenca del río Bravo es porque tienen niveles “menores al 10% de su capacidad total”, situación que se agrava debido a “la sequía severa de hace más de 70 años”.

Propuso Martínez que la solución no es abrir las compuertas de las presas chihuahuenses sino buscar una solución de fondo como modernizar el uso del agua, eficientar los riegos y sistematizar el consumo de agua en toda la cuenca del río Bravo, “desde Nuevo México hasta la desembocadura del Golfo”.

La propuesta del exgobernador, al igual que otras planteadas por los agricultores, no ha recibido hasta ahora respuesta del gobierno federal y por consiguiente se agrava la situación no sólo para los productores agropecuarios sino para toda la entidad.

Chihuahua es una zona semidesértica, por lo que requiere también el tener un desarrollo sustentable para cuidad su zona boscosa que es donde se genera el agua para la cuenca del río Conchos, la cual alimenta a su vez al río Bravo.

La pasividad mostrada por las autoridades estatales y federales debe ser superada por la acción ciudadana para exigir medidas adecuadas y efectivas para afrontar no sólo la sequía atípica sino también las otras crisis que están afectando a los chihuahuenses y al resto de los mexicanos.

La sequía atípica que afecta a 52 municipios de Chihuahua amenaza con la pérdida de las cosechas de temporal, de riego y a la ganadería como hace años no sucedía en la entidad.

Tal y como reza el refrán, “los males no vienen solos” y eso está pasando en nuestro estado al ser golpeado también por otras tres crisis: la sanitaria, la económica y la de la inseguridad pública.

En las últimas décadas no se recuerda una sequía tan prolongada y perjudicial, pues no ha llovido en este verano y la última esperanza es que las precipitaciones pluviales ocurran cuando menos en este mes y el siguiente, aunque las consecuencias están ya afectando seriamente al sector agropecuario.

Al inicio de este mes Desarrollo Rural del gobierno estatal informó que las pérdidas calculadas por la carencia de lluvia eran de un 75% en las tierras temporales sembradas de frijol y de un 50% en las de maíz.

A lo anterior se debe sumar que si no se recupera la capacidad de las presas de la zona centro-sur entonces también estarían en riesgo de no ser cultivados los sembradíos en el año entrante, ya que si no llueve no se contaría con el volumen de agua necesaria.

De acuerdo con el diputado federal Mario Mata, el daño por la extracción de agua realizada por la Conagua “ya está hecho” y será responsabilidad no sólo de la directora de esta dependencia sino también del presidente López Obrador por no haber intervenido para evitar fueran abiertas las compuertas de las presas con el fin de cumplir la cuota del Tratado Internacional de 1944.

Chihuahua vive una severa emergencia debido a las cuatro crisis citadas sin que se plantee por parte de los gobiernos estatal y federal una estrategia adecuada para enfrentarlas y mitigar sus efectos desastrosos no sólo para los cientos de miles de afectados, sino también para el resto de la población.

El abrir las válvulas también fue cuestionado por el exgobernador Patricio Martínez como una acción errónea de la Conagua, pues son “fallidos” tanto su diagnóstico como la solución al problema del agua.

El también exalcalde de esta capital afirmó que la crisis de agua de las presas de la cuenca del río Bravo es porque tienen niveles “menores al 10% de su capacidad total”, situación que se agrava debido a “la sequía severa de hace más de 70 años”.

Propuso Martínez que la solución no es abrir las compuertas de las presas chihuahuenses sino buscar una solución de fondo como modernizar el uso del agua, eficientar los riegos y sistematizar el consumo de agua en toda la cuenca del río Bravo, “desde Nuevo México hasta la desembocadura del Golfo”.

La propuesta del exgobernador, al igual que otras planteadas por los agricultores, no ha recibido hasta ahora respuesta del gobierno federal y por consiguiente se agrava la situación no sólo para los productores agropecuarios sino para toda la entidad.

Chihuahua es una zona semidesértica, por lo que requiere también el tener un desarrollo sustentable para cuidad su zona boscosa que es donde se genera el agua para la cuenca del río Conchos, la cual alimenta a su vez al río Bravo.

La pasividad mostrada por las autoridades estatales y federales debe ser superada por la acción ciudadana para exigir medidas adecuadas y efectivas para afrontar no sólo la sequía atípica sino también las otras crisis que están afectando a los chihuahuenses y al resto de los mexicanos.