/ viernes 14 de agosto de 2020

La sociedad democrática

Para Norberto Bobbio, los valores últimos en los que se inspira la democracia, y por ende caracterizan a los gobiernos democráticos, son la libertad y la igualdad, haciendo un análisis de dichos principios en la realidad mexicana y dados los indicadores, se puede afirmar que cada vez se limita más el ejercicio de los mismos. Muchos mexicanos asumen la actitud de esconder la cabeza, para no ver los atropellos a los principios de la democracia; para que haya un gobierno democrático debe existir también la sociedad democrática, que vigile y exija el respeto a la libertad e igualdad de los mexicanos. En contraposición, López Obrador sigue empeñando en dividirnos, quebrantando el principio de igualdad consagrado en el artículo primero de la Carta Magna, al clasificar y encasillar a los mexicanos en diversas categorías, como liberales y conservadores o fifís, los que son de la mafia del poder y los que no son de la mafia de poder, los demócratas y los antidemócratas, los ricos y los pobres, etc.

El principio de libertad también está siendo violentado por las autoridades de la llamada 4T, para muestra están los ejemplos de periodistas, comunicadores, politólogos y analistas que han sido despedidos de programas de televisión abierta y algunos de ellos, hoy radicados en el extranjero, porque se atrevieron a expresar verdades que molestaron al Presidente, pero continúan con sus trabajos en redes sociales, evidenciando casos de corrupción de funcionarios del actual gobierno, como los relativos al otorgamiento de más del 80% de adjudicaciones directas por el gobierno federal; o casos de inmuebles omitidos en las declaraciones patrimoniales de los funcionarios del primer nivel, como las casas de Bartlett, quien fue exonerado por la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, a quien por cierto también evidenciaron por enriquecimiento inexplicable, porque su sueldo acumulado como funcionaria en distintas administraciones y el sueldo como maestra de la UNAM no alcanza para la adquisición de su actual patrimonio. Existen muchos ejemplos de violaciones a la libertad y a otros derechos consagrados en la Ley Suprema, pero que por falta de espacio no es posible referir.

AMLO se autocalifica como un demócrata, pero está muy lejos de serlo, porque en lugar de asumir la investidura del Presidente de la República democrática y garantizar la igualdad y la libertad de los mexicanos, sigue en campaña, con sus discursos de odio y mensajes de división, violando a diestra y siniestra lo estipulado en la Constitución.

Si la sociedad falla en exigir y vigilar el respeto a los principios de la democracia, será cómplice de un gobierno que se dice demócrata, pero que se asemeja más al autoritarismo, y de éste hacia la dictadura hay una distancia muy corta.

Integrante de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.

Para Norberto Bobbio, los valores últimos en los que se inspira la democracia, y por ende caracterizan a los gobiernos democráticos, son la libertad y la igualdad, haciendo un análisis de dichos principios en la realidad mexicana y dados los indicadores, se puede afirmar que cada vez se limita más el ejercicio de los mismos. Muchos mexicanos asumen la actitud de esconder la cabeza, para no ver los atropellos a los principios de la democracia; para que haya un gobierno democrático debe existir también la sociedad democrática, que vigile y exija el respeto a la libertad e igualdad de los mexicanos. En contraposición, López Obrador sigue empeñando en dividirnos, quebrantando el principio de igualdad consagrado en el artículo primero de la Carta Magna, al clasificar y encasillar a los mexicanos en diversas categorías, como liberales y conservadores o fifís, los que son de la mafia del poder y los que no son de la mafia de poder, los demócratas y los antidemócratas, los ricos y los pobres, etc.

El principio de libertad también está siendo violentado por las autoridades de la llamada 4T, para muestra están los ejemplos de periodistas, comunicadores, politólogos y analistas que han sido despedidos de programas de televisión abierta y algunos de ellos, hoy radicados en el extranjero, porque se atrevieron a expresar verdades que molestaron al Presidente, pero continúan con sus trabajos en redes sociales, evidenciando casos de corrupción de funcionarios del actual gobierno, como los relativos al otorgamiento de más del 80% de adjudicaciones directas por el gobierno federal; o casos de inmuebles omitidos en las declaraciones patrimoniales de los funcionarios del primer nivel, como las casas de Bartlett, quien fue exonerado por la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, a quien por cierto también evidenciaron por enriquecimiento inexplicable, porque su sueldo acumulado como funcionaria en distintas administraciones y el sueldo como maestra de la UNAM no alcanza para la adquisición de su actual patrimonio. Existen muchos ejemplos de violaciones a la libertad y a otros derechos consagrados en la Ley Suprema, pero que por falta de espacio no es posible referir.

AMLO se autocalifica como un demócrata, pero está muy lejos de serlo, porque en lugar de asumir la investidura del Presidente de la República democrática y garantizar la igualdad y la libertad de los mexicanos, sigue en campaña, con sus discursos de odio y mensajes de división, violando a diestra y siniestra lo estipulado en la Constitución.

Si la sociedad falla en exigir y vigilar el respeto a los principios de la democracia, será cómplice de un gobierno que se dice demócrata, pero que se asemeja más al autoritarismo, y de éste hacia la dictadura hay una distancia muy corta.

Integrante de la Asociación de Editorialistas de Chihuahua.