/ lunes 1 de noviembre de 2021

La tenía, era suya... ¡y la dejó ir!

Por: Román Rivas Hong

No, no voy a escribir de la Selección Nacional ni del famoso Perro Bermúdez, pero sí utilizaré una de sus más célebres frases para describir lo que sucede en nuestro país en esta precisa ventana de tiempo. Y vaya, siempre que vemos un partido y escuchamos esa frase aplicada a nuestro equipo favorito sentimos frustración e impotencia ante lo que pudo ser y que no sucedió; quizás pudo haber sido un gol de campeonato o simple y sencillamente el gol para un triunfo, pero al no suceder, el vacío que se genera es enorme. Algo similar sucede con nuestro querido México.

De acuerdo al Peterson Institute for International Economics (PIIE), México está perdiendo una oportunidad de oro en el esquema de “reshoring”, en el cual las cadenas de suministro tienden a relocalizarse en países cercanos a sus mercados. ¿Pero cuál es la razón principal de que así sea? La respuesta no es sorpresa para muchos de nosotros: inseguridad y políticas públicas. De acuerdo al PIIE "la precaria situación de seguridad sigue siendo un gran desafío para cualquier esfuerzo por realinear las cadenas de suministro; desafortunadamente, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha despriorizado la seguridad y se ha negado a producir un plan creíble para mejorar la seguridad del país, erosionando potencialmente las ventajas inherentes del “reshoring” de México”.

Sin certidumbre en el rubro de seguridad, nuestro país pierde competitividad y por ende, inversión extranjera directa. En el 2014, en el marco del Foro Económico de Davos, el expresidente Ernesto Zedillo causó revuelo con sus declaraciones al afirmar que a México le hacían falta tres cosas: “Estado de derecho, estado de derecho y estado de derecho”. Y tenía razón, pero ahora la situación no solamente es peor que en aquel entonces: ahora se ignora y se minimiza su impacto; vaya, no es prioridad.

El PIIE también señala que las políticas públicas actuales desalientan esas nuevas oportunidades de relocalización de los sectores manufactureros y en su ensayo advierten que "la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China ha desviado comercio e industria a México, pero la ventana quizás no dure mucho tiempo". Las principales preocupaciones que se señalan son la cancelación de proyectos ya puestos en marcha, como el NAIM y el caso de Constellation Brands, la iniciativa de reforma eléctrica, y otras decisiones emanadas desde la presidencia, como la nueva miscelánea fiscal, que impactan a la industria y al sector privado.

La participación de China en territorio estadounidense sigue cayendo, pero México se está quedando rezagado como lugar para inversión extranjera del vecino país debido a los impedimentos señalados en el informe del PIIE. La ventana de tiempo podría perderse; ahorita sin necesidad de gestión se podrían atraer decenas, quizás cientos de empresas pero las cúpulas políticas de nuestro país están limitando la capacidad para obtener más ganancias de la guerra comercial de Estados Unidos con China. Ahora tenemos la ventana, es nuestra… pero la estamos dejando ir.

Por: Román Rivas Hong

No, no voy a escribir de la Selección Nacional ni del famoso Perro Bermúdez, pero sí utilizaré una de sus más célebres frases para describir lo que sucede en nuestro país en esta precisa ventana de tiempo. Y vaya, siempre que vemos un partido y escuchamos esa frase aplicada a nuestro equipo favorito sentimos frustración e impotencia ante lo que pudo ser y que no sucedió; quizás pudo haber sido un gol de campeonato o simple y sencillamente el gol para un triunfo, pero al no suceder, el vacío que se genera es enorme. Algo similar sucede con nuestro querido México.

De acuerdo al Peterson Institute for International Economics (PIIE), México está perdiendo una oportunidad de oro en el esquema de “reshoring”, en el cual las cadenas de suministro tienden a relocalizarse en países cercanos a sus mercados. ¿Pero cuál es la razón principal de que así sea? La respuesta no es sorpresa para muchos de nosotros: inseguridad y políticas públicas. De acuerdo al PIIE "la precaria situación de seguridad sigue siendo un gran desafío para cualquier esfuerzo por realinear las cadenas de suministro; desafortunadamente, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha despriorizado la seguridad y se ha negado a producir un plan creíble para mejorar la seguridad del país, erosionando potencialmente las ventajas inherentes del “reshoring” de México”.

Sin certidumbre en el rubro de seguridad, nuestro país pierde competitividad y por ende, inversión extranjera directa. En el 2014, en el marco del Foro Económico de Davos, el expresidente Ernesto Zedillo causó revuelo con sus declaraciones al afirmar que a México le hacían falta tres cosas: “Estado de derecho, estado de derecho y estado de derecho”. Y tenía razón, pero ahora la situación no solamente es peor que en aquel entonces: ahora se ignora y se minimiza su impacto; vaya, no es prioridad.

El PIIE también señala que las políticas públicas actuales desalientan esas nuevas oportunidades de relocalización de los sectores manufactureros y en su ensayo advierten que "la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China ha desviado comercio e industria a México, pero la ventana quizás no dure mucho tiempo". Las principales preocupaciones que se señalan son la cancelación de proyectos ya puestos en marcha, como el NAIM y el caso de Constellation Brands, la iniciativa de reforma eléctrica, y otras decisiones emanadas desde la presidencia, como la nueva miscelánea fiscal, que impactan a la industria y al sector privado.

La participación de China en territorio estadounidense sigue cayendo, pero México se está quedando rezagado como lugar para inversión extranjera del vecino país debido a los impedimentos señalados en el informe del PIIE. La ventana de tiempo podría perderse; ahorita sin necesidad de gestión se podrían atraer decenas, quizás cientos de empresas pero las cúpulas políticas de nuestro país están limitando la capacidad para obtener más ganancias de la guerra comercial de Estados Unidos con China. Ahora tenemos la ventana, es nuestra… pero la estamos dejando ir.