/ viernes 15 de junio de 2018

La tesgüinada, más que una borrachera

El maíz representa el centro de la cultura tarahumara, en la cual su cultivo representa el núcleo de la vida tanto familiar como colectiva. La tarahumara es, efectivamente, una cultura del maíz.

Los rarámuri siembran maíz para el consumo familiar (que se hace básicamente a través de tortillas y pinole), así que el trabajo agrícola no requiere de gran inversión tecnológica y es una actividad que integra a los miembros de las comunidades y rancherías a través de un trabajo rudimentario.

Gran parte del éxito de la cohesión social –y resistencia cultural- de las comunidades tarahumaras radica en la producción de maíz, la cual origina una manifestación cultural muy peculiar: la tesgüinada, fiesta donde se toma tesgüino (batari), bebida de maíz fermentado.

Dicha celebración es por y para la unidad comunitaria, siendo un rasgo social que fortalece los vínculos entre individuos. En ella nacen y se consolidan muchas de las relaciones que tejen las comunidades tarahumaras.

En su texto “Configuraciones sociolingüísticas del ralámuli (tarahumara) de Munérachi” (Expedicionario. Revista de Estudios de Antropología. Julio a diciembre de 2017), Édgar Adrián Moreno Pineda escribe que lo que mantiene la cohesión social de los tarahumaras es la “red del tesgüino”.

Ser rarámuri implica hacer fiesta, danzar y beber tesgüino. La red del tesgüino, según el autor mencionado, “se encuentra ligada a los trabajos comunales y a las actividades rituales, además son espacios donde se forjan matrimonios y otras alianzas sociales”.

Una tesgüinada tiene profundos intereses colectivos, económicos y culturales. Es mucho más que una vulgar borrachera. Se trata de un acto de identidad y pertenencia, una confirmación de orgullo y lealtad de cada uno de sus participantes.

En el acto ceremonial de beber tesgüino vemos un marco que propicia los encuentros personales que generan y fomentan afectos y efectos convenientes para la estructuración de la vida comunitaria.

Normalmente, el tomar tesgüino forma parte de un ritual más amplio conocido como yúmari, evento que se realiza en un patio y en el cual hay sacrificios de animales como forma de agradecer a Onorúame (Dios).


El maíz representa el centro de la cultura tarahumara, en la cual su cultivo representa el núcleo de la vida tanto familiar como colectiva. La tarahumara es, efectivamente, una cultura del maíz.

Los rarámuri siembran maíz para el consumo familiar (que se hace básicamente a través de tortillas y pinole), así que el trabajo agrícola no requiere de gran inversión tecnológica y es una actividad que integra a los miembros de las comunidades y rancherías a través de un trabajo rudimentario.

Gran parte del éxito de la cohesión social –y resistencia cultural- de las comunidades tarahumaras radica en la producción de maíz, la cual origina una manifestación cultural muy peculiar: la tesgüinada, fiesta donde se toma tesgüino (batari), bebida de maíz fermentado.

Dicha celebración es por y para la unidad comunitaria, siendo un rasgo social que fortalece los vínculos entre individuos. En ella nacen y se consolidan muchas de las relaciones que tejen las comunidades tarahumaras.

En su texto “Configuraciones sociolingüísticas del ralámuli (tarahumara) de Munérachi” (Expedicionario. Revista de Estudios de Antropología. Julio a diciembre de 2017), Édgar Adrián Moreno Pineda escribe que lo que mantiene la cohesión social de los tarahumaras es la “red del tesgüino”.

Ser rarámuri implica hacer fiesta, danzar y beber tesgüino. La red del tesgüino, según el autor mencionado, “se encuentra ligada a los trabajos comunales y a las actividades rituales, además son espacios donde se forjan matrimonios y otras alianzas sociales”.

Una tesgüinada tiene profundos intereses colectivos, económicos y culturales. Es mucho más que una vulgar borrachera. Se trata de un acto de identidad y pertenencia, una confirmación de orgullo y lealtad de cada uno de sus participantes.

En el acto ceremonial de beber tesgüino vemos un marco que propicia los encuentros personales que generan y fomentan afectos y efectos convenientes para la estructuración de la vida comunitaria.

Normalmente, el tomar tesgüino forma parte de un ritual más amplio conocido como yúmari, evento que se realiza en un patio y en el cual hay sacrificios de animales como forma de agradecer a Onorúame (Dios).